Nunca dejes de soñar

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Los sueños, tan reales como ficticios, sueños idílicos que parecen imposibles pero a la vez tan veraces. Soñar, mientras duermes o estás despierto. Creer en los sueños, por muy complicados que parezcan. Los sueños, esas fantasías que nuestro subconsciente crea mientras dormimos anhelando aquello que nos parece tan lejano pero que creemos, que confiamos en que alguna vez, soñando o estando despierto, lo conseguiremos.
Soñar es gratis dice la gente, pero nunca se habla del precio que tiene conseguir esos sueños. Soñar es vulgares, de un cualquiera, ¿quién no sueña? Lo realmente jodido es hacer esos sueños realidad, es luchar por ellos, pensar que un futuro ese sueño que parecía tan lejano e imposible pueda convertirse en realidad, en que a los 30 años tengas ese coche que tanto querías de pequeño, o conseguir una casa de lujo con 6 habitaciones, dos salones, tropecientos baños y mil escaleras, o simplemente soñar con llegar con salud, o con llegar a ancianos juntos, con la persona a la que amas. Todos soñamos, algunos sueñan en pequeño, algunos a lo grande, pero los que realmente sueñan, son aquellos que al despertarse, creen en su sueño y luchan por él, lo consigan o no. Los que al despertarse piensan un simple: "Ah menos mal, ha sido un sueño", son aquellos que se conforman con lo que tienen, se conforman con la misma mierda de todos los días sin tener esa ambición que les haga crecer cada día un poquito más, son aquellas que con 40 años solo quieren tener un sueldo mínimo con el que pagar la hipoteca de su casa, un hijo mayor que juegue al fútbol en el equipo del barrio de toda la vida, una hija que estudie mucho y una mujer que le pregunte qué tal le ha ido en el trabajo al llegar a casa tras una jornada dura, apasionante, ajetreada, entusiasmada, de oficinista (nótese el sarcasmo). Por otro lado estamos los soñadores, los de verdad. Los que nos despertamos y pensamos: Quiero seguir soñando. Y mientras estamos despiertos seguimos soñando, seguimos maquinando nuestra vida como si de un juego de mesa se tratase, intentando colocar todas las piezas correctamente para alzarnos con la victoria. Que soñamos y soñamos, pero también lo trabajamos, nos esforzamos día a día por acercar a la realidad esos sueños que nos invaden cada noche. Para algunos será conseguir ese ascenso tan preciado y por el que cada día se despiertan y van al trabajo con ganas de superarse. Para otros hacer feliz a sus hijos y enseñarles lo mejor posible criando a unas futuras grandes personas que lograrán todo aquello que se propongan. Para otros simplemente nos será tan sencillo como buscar la felicidad absoluta y en todo su esplendor, haciendo felices a la gente que nos rodea, disfrutando de cada momento como si del último se tratase, encontrando el amor verdadero, sintiéndose uno mismo, sin ataduras ni miedos, hacer lo que te gusta y lo que realmente te llena sin importar lo que piensen los demás, ser feliz de la F a la Z.

Dicho todo esto quiero decir ahora que NUNCA, y cuando digo nunca es jamás, dejéis que nadie os diga que no puedes hacer algo, que no puedes complot tú sueño o que nunca lo conseguirás. Si tienes un sueño, consérvalo, lucha por él, persíguelo y nunca dejes de intentarlo. La gente de la que os he hablado antes, de lo que piensan que simplemente era un sueño, son aquellos que nunca pelearán por conseguirlo, y esos son lo que suelen decir que tú tampoco lo conseguirás. No hagas caso, y pelea por tus sueños.

Yo soy una persona ambiciosa, de las que creen que todo es posible por muy complicado que parezca. Como Will Smith dice en "En busca de la felicidad", si ustedes me hacen una pregunta y yo no sé la respuesta, les diré que no sé la respuesta, pero también buscaré la forma de encontrarla y en cuanto la tenga, se la daré. Lo que quiero decir con esto es que no dejéis que nada ni nadie os achante, que si queréis conseguir algo, si quieres cumplir vuestros sueños sigáis adelante sin mirar atrás, encontréis la manera de sortear los obstáculos y de nutriros de ellos, que el camino será lo que realmente valoremos una vez llegados al destino, y que nunca dejéis de soñar.

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