Me he pasado la vida buscando el amor. Intentando encontrar mi media naranja. Probando descubrir esas mariposas en el estómago que tantas veces había oído. Hasta que creí encontrarlo. Pero no, si se acaba es que no era verdadero. Si no funciona, es que no era el apropiado. Y proseguí, intentando acelerar la llegada de mi pareja, de mi compañera de vida, de mi amor verdadero. Me equivoqué.
El amor no se busca, aparece cuando menos te lo esperas. Cuando el destino pone ese día exacto a la hora clavada a esa chica aburrida que está viendo stories de Instagram y por casualidad le da por votar una encuesta a pesar de que ello nunca lo solía hacer. Y de repente cuando menos te lo esperas, cuando menos lo buscas, cuando no creías posible encontrarlo. Ahí aparece. El verdadero.
Estar con ella y siempre sentir que entre tu mirada y la suya hay una butaca de más. Que se juntaron él hambre con las ganas de comer. Que le cuentes todas tus cosas, que le cuentes mil de tus historias, que se piense que estás como una cabra. Que habrás visto mil chicas pero en ninguna habías visto lo que hay en ella. Que te sientas a 1000 por hora a su lado pero que a la vez el tiempo parezca a cámara lenta. Que tus besos parezcan de escena de película y cada vez que lo hagamos que parezca la primera. Que al verla pienses: Pero que bonito es verte, contigo no me da miedo dar el primer paso. Que no sé cómo tengo la suerte, de poder besarte cada verano. Y espero tener la suerte, de besarte en fin de año. Que sin ser astrólogo se que eres la estrella que más brilla. Y sin ser químico sé que entre tú y yo hay química. Y que si sumamos Tú + Yo da un 10 de 10. Que sin ser Aladdin siento que ya se han cumplido todos mis deseos y sin que seas médica tenerte al lado me cura. Y sin ser tampoco creyente sentir que me ha caído un ángel del cielo.
Encontrar esa persona que te haga sentir único. Con la que te sientas libre, sin vergüenza para nada, que puedas ser tú mismo. Que se te escape una sonrisa de tonto simplemente con verla o que sientas que a su lado nada puede ir mal. Echarla de menos al dejarla en el portal de su casa y estar todo el día con ella y sentir que te faltan horas juntos. Planear mil cosas a su lado y cumplirlas todas. Soñar con una vida juntos y luchar por tenerla.
