Buscando el latido

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Hace tiempo que no escribo por aquí, y estos últimos días no tenía ni el valor ni las ganas de hacerlo, a pesar de sentir necesario expresarme mediante mis palabras en un lugar tan libre como este.
Hoy, he acabado de leerme el libro "Días sin ti", de Elvira Sastre. Un libro que me prestó Raisa, la chica de la cual estoy enamorado, y por lo que lo hace un libro especial, como ningún otro. El simple hecho de que una persona te entregue un libro para permitirte sentir todo lo que ella ha sentido mientras lo lees, es magia, pura magia. Y si además, añades entre sus palabras que leer ese libro le ha recordado a ti, es lo más bello que puedan escuchar tus oídos. El mejor regalo que haya podido recibir. Entregándome este libro me entregó un pedacito de ello, directo desde el corazón. Para que lo lea, lo entienda, lo admire y lo ame.
Hoy, después de unos días en la oscuridad de mi océano, sin ganas de nada, y sin saber hacia donde dirigir mi rumbo, y por supuesto, sin extremadas ganas de leer ese libro que sabía que cada palabra me recordaría a ella, después de todo eso, hoy me he dispuesto a acabarlo. Solía leer un promedio de entre 30 y 40 páginas cada día que me ponía a ello. Hoy, he leído casi 100. Y así, he podido comprender el libro enteramente en su conjunto, con todas sus palabras, citas y expresiones. Subrayando aquellas que más me inspiraban, y fijándome en aquellas otras que ya estaban subrayadas por ella, en un amarillo fosforito que al pasar de página y vislumbrarlo me hacía acelerar el ritmo de lectura para llegar cuanto antes a leer esa frase y sentirme conectado durante un segundo con ella, como telepáticamente, allá donde esté. Honestamente, este libro, entregarme esta obra, ha sido lo más bonito que me han hecho jamás, significa tanto para mí, y estoy tan agradecido. Y por ello, quiero contaros, o mejor dicho, quiero contarte Raisa, todas esas cosas que me has enseñado con este libro.
Me has enseñado, primeramente y antes que nada, a buscar el latido. Por encima de cualquier cosa, antes que nada. Buscar allá donde te hagan latir el corazón más intensamente, y volver a ese lugar siempre que podamos, porque es en ese sitio, con esa persona, donde seremos felices eternamente. Por otro lado, me has dado razones para querer llamar a mi hija Julia, o Juliette. Y no solo porque me parezca un nombre bonito, si no por el libro, que no hay nada más bonito que elegir un nombre por un libro, y recordar de donde viene ese nombre y todo lo que ha significado este libro.
También me he dado cuenta del olivo que hemos plantado juntos, tú y yo, que crece poco a poco, en las épocas más felices, también en épocas de guerra, y hasta incluso cuando nos separamos y nos marchamos lejos de él. Ese arbolito que simboliza nuestro sentimiento mutuo, que un día plantamos su semilla sin saber muy bien si está germinaría y saldría adelante, pero ahora sabemos en nuestro interior que funcionó y crece día a día sin descanso, llueva, haga sol, granice o haga viento, pase lo que pase, no tenemos la manera de pararlo.  Y es que, como cuando Dora recompone ese libro de Gael que rompieron a la vez que le arrebataban la vida, nosotros podemos recomponer nuestra historia, esa que pase lo que pase sigue creciendo día a día como el olivo, podemos recomponerla pedazo a pedazo, no en un día o dos, si no con paciencia durante toda la vida, juntos poniendo un pedacito de cada uno, y así en un futuro, no poder aguantar una lágrima al mostrarle al mundo nuestra historia que un día estuvo hecha pedazos, y juntos conseguimos recomponer. Porque no podemos huir de ello, porque aquello de lo que huyes te perseguirá toda la vida, sin descanso, sin pausa, sin tiempos muertos, y no permitiremos una vida de huidas, y menos de huidas de nosotros mismos, de nuestros sentimientos, de nuestro propio corazón, porque podemos pensar que podemos huir de algo físico, de algo tangible, pero no podremos huir de los sentimientos, de aquello que alguna vez floreció en nuestro interior y que sigue tan adentro, porque siempre nos alcanzará. No podemos huir de esa persona que es nuestro lector de almas. Esa persona que te mira a los ojos y ve dentro de mi, todos tus problemas, angustias, temores, y lejos de asustarse y alejarse, se acerca, te abraza, te da la mano y te susurra al oído: Juntos podemos con todo, y juntos saldremos adelante con lo que sea. Por ello, no podemos huir de un lector de almas, que es único en el mundo, y cuando dos personas se conectan a un nivel astral, a un nivel corporal, mental y del alma, no pueden separarse jamás, porque pase lo que pase, son capaces de leerse el alma mutuamente y encontrar la solución, visualizar el dolor del otro, y arreglarse el uno al otro. Porque no se puede abandonar aquello que has sentido tan adentro y sabes que siempre seguirá tan adentro. No podemos vivir solos en una vida de dos. No podemos borrar esos planes que teníamos, esos planes que son de dos y que no caben con otra persona que no seamos nosotros. Porque tú lo sabes, que nadie conseguirá que la mire como miro a Raisa, como si todas las veces fueran la primera. Podrían pasar las más adineradas, las más maquilladas, las más interesadas, que te seguiría eligiendo por encima de cualquier persona en el mundo, porque esto que me haces sentir vale más que cualquier cosa en este mundo, y este sentimiento lo puede todo, es tan fuerte que no puedes renunciar a él. Porque cuando vives el verdadero amor una vez, este continua dentro de ti para la eternidad, sin lugar a otro, porque sabes que no será real, y el único lugar que hay en tu corazón, es para ella. Y es que, las piedras están en nuestro camino para tropezar con ellas, caer, levantarse y sobrepasarlas, no para hacernos cambiar de camino, si no para hacernos más fuertes en el nuestro. Y siempre tener a esa persona que es luz a tu lado, esa persona que alumbra tus lugares más oscuros, que es ese fueguito intenso que aviva la llama de tu interior, que se fusiona con tu llama y las dos arden como una sola en forma de una hoguera en la noche de San Juan en la playa de la Barceloneta con el único espectador de fondo que es la Luna, contemplando cómo somos capaces de brillar tanto, con una luz propia que nos hace olvidarnos de todo lo demás y simplemente querer seguir brillando juntos. Porque ese fueguito que tienes tú, es capaz de alumbrar partes de mi que yo mismo desconocía, de descubrir cosas en mi que sin ti no habría sido capas de encontrar, porque eres esa persona que ha sacado la mejor versión de mi y que me hace mejorar día a día.
Porque solo nos queda el amor, para ser capaces de transformar lo que es en apariencia algo malo, en algo sustancialmente bueno, aprender de mis errores para no volverlos a repetir y recuperar el olor de nuestro hogar, de nuestro hogar juntos, tú mi casa y yo la tuya, oler tu perfume y sentirme acogido entre tus paredes, olerte y sentir que estoy en el lugar correcto con la persona apropiada y sentirme seguro.
Y es que, Raisa, el amor es lo único que no nos abandona nunca y por ello nosotros no debemos abandonarlo jamás, no podemos renunciar a ello, y debemos confiar en él como en nada para encontrar el latido.

Te quiero Raisa.

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