El Hermanito Perfecto 《Ae x Pete》

Capítulo 7

La mirada de Pete se había posado en la mano de Ae, sintiéndose realmente culpable solto la mano de Ae al darse cuenta que aquel chico no se levantaria por el dolor evidente en su rostro

— ¿Estas bien? -— tomó de su mano gentilmente rogandole con los ojos para que permitiera ver de está sin que fuera arrebatada de inmediato

—Uhh, eso debería preguntarte yo ti —Ae observó la reacción del menor, no quería que este llorara por alguna razón y menos si era por culpa de sus propias heridas.

— Y...yo lo siento mucho de verdad lo siento — Pete sabía que era algo estúpido llorar en público pero la carga emocional pudo más que su resistencia y conforme brindaba suaves masajes a la mano de Ae limpiaba disimuladamente las lágrimas traicioneras que escapaban de sus ojos.

—No tienes que disculparte —Con su mano libre, palmeó la cabeza del menor con cuidado, fue delicado a diferencia de las otras veces que se había acercado a aquel —No deberías estar llorando tampoco —Paso su mano hasta su mejilla para limpiar aquella lágrima.

Pete levantó de su mirada cuando las manos del contrario se habían posado en sus mejillas limpiando de sus lágrimas

— E...es mi culpa ¿cómo querras a alguien así de torpe como yo?, prometí que no me metería en problemas y fue lo primero que hice y...y ahora tendrás problemas p...por mi culpa d...de verdad lo siento mucho—

Ae Analizó un poco las palabras del contrario, un poco irritado por verlo llorar.

—Estas llorando demasiado, eso es molesto —Después de decir aquello Ae se acercó peligrosamente a la cara de Pete tomando de esta entre sus manos y acercándolo hacia el para así juntar sus labios.

Quizás eran los ligeros efectos del alcohol lo que ocasionaba aquello, no le agradaba ver al más alto llorar por alguna razón.

— L...lo sien....— Pete no había acabado su oración cuando los labios del contrario se habían posado sobre los suyos dejándolo sorprendido, por alguna extraña razón estaba disfrutando de la suavidad de los labios contrarios, su hermanastro había robado su primer beso.

El beso era tan suave y sin apuros, Pete era algo torpe así que Ae decidió llevarlo con bastante calma, se separó de aquel con cuidado.

—Callado luces mucho mejor —Pronunció en un susurro con una sonrisa en sus labios.

—Vayamos a casa —Continuó, tomó la mano del menor entrelazando sus dedos para poder empezar a caminar, le pareció una mejor idea que tomar un taxi esa vez, así evitaría a su Mamá regañándole por su mano nuevamente herida.

Un ligero puchero se hizo presente en los labios de Pete  junto a un ligero sonrojo en sus mejillas  Sólo se limitó a seguir al contrario en silencio mordiendo de sus labios de vez en cuando al recordar el sabor de los labios contrarios.

Entraron con cuidado, aparentemente sus "padres" ya se habían dormido, así que fue realmente rápido llegar a su habitación sin problema alguno.

—Que noche más larga —Pronunció Ae ya estando dentro de la habitación, se volteó para observar al castaño que parecía un pequeño cachorro asustado por su presencia. —No voy a morder —O quizás si, pensó.

Pete se mantuvo en silencio asintiendo ligeramente con la cabeza, se acercó con levedad al contrario tomando de su mano no lastimada, lo obligó a sentarse en la cama sacando una caja pequeña de un par de gasitas y limpiando de su mano en silencio

—No tienes que curar mis heridas —Dijo en aquel momento Ae; No le agradaba el silencio y ahora el menor quería mantenerse así todo la noche.

— ¿Esta bien? se que te duele lo siento — Pete se mantuvo al margen con sus palabras vendando de su mano y dedicándole una pequeña sonrisa al dejar su mano sobre su regazo

—Te disculpas demasiado Pete —Lo estaba comenzando a desesperar, pegó su frente con la del menor manteniendo aún la distancia entre sus labios —Comienza a ser molesto que te disculpes tanto. —

Pete Miro a otro lado mordiendo de su labio con suavidad — d...dejare de hacerlo — y de nuevo el silencio se apoderó de la habitación, Pete sólo podía mantener de sus labios mordidos ligeramente evitando la mirada penetrante del contrario

—¿Ahora tienes más miedo de mi, Pete? —Ae Subió su mano hasta las mejillas del contrario nuevamente y comenzó a acariciarla haciendo pequeño círculos en esta —Te dije, no voy a morderte —Se acercó un poco más a su cara, sus labios estaban a escasos centímetros de encontrarse.

— Yo N..no — susurro  tomando valor para mirarlo después de un tiempo de no hacerlo, soltó un nuevo y pequeño suspiro ante las suaves caricias brindadas a sus mejillas haciendo que el suave color carmesí se presentará en sus mejillas formando un pequeño sonrojo.

¿Había algo de malo si le gustaban las Caricias de su hermano?

—Mmh, ya veo~ — Ae Se acercó aún más, rozando con ligereza sus labios entre sí. Aún continuaba proporcionando caricias en las mejillas del menor, no sabía que era lo que estaba haciendo y tal vez eso era lo que quería hacer con Pete desde que lo conoció en el instituto pero era más fácil molestarlo que invitarlo a salir.

Pete mordió de su labio con suavidad, el sabía que no debía acostumbrarse a eso, y aún que el primer beso que se había dado con su hermanastro se había quedado gravado en su memoria había mucha posibilidad que Ae no se acordará de lo que había pasado ¿qué más podía perder? Así que se había prometido que si ese beso volvería a ocurrir se dejaría llevar por los labios contrarios

Ae no hizo esperar más al menor y beso sus labios con suavidad nuevamente, seguía posando las manos en las mejillas de pete y lo acercaba más a él, continuamente el beso fue profundizándose aún más, aunque aún continuaba haciéndolo con calma.

Pete por accidente había mordido de los labios contrarios y no sabiendo como sus manos habían acabado a los costados del cuerpo contrario afereandose a su camisa para no caerse por lo encantado que había quedado tras los besos y caricias proporcionadas por el mayor

Un gruñido había salido de los labios de Ae sentir la mordida de Pete, hizo que abriese la boca un poco para poder introducir su lengua en la cavidad bucal ajena haciendo que el beso se volviese algo más intenso y desesperado.

¿Estaba bien comenzarse a volverse a adicto a aquello? La piel del menor era suave al igual que sus labios, era fácil de tocar y de sentir.