Capítulo 127

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El reloj marcaba las 7:10 pm, comenzaba a oscurecer, la fiesta seguía, la música a todo volumen, gritos, risas, alcohol todo estaba de lo mejor…

-Joy me acompañas- dijo Ash en el oído de Joy

-si Ash ¿te sientes bien? Estas tomando demasiado-

-tranquila, estoy bien solo quiero que vayamos atrás, tengo hambre-

-pero Ash aquí hay comida- dijo Joy mirando a su alrededor

-quiero comer algo…especial ¿me acompañas? -

-está bien- Joy le regalo una sonrisa y se notaba más que tranquila 

- ¡CAMILA, LAUREN! –las chicas miraron a Ashley que con la mano izquierda extendió su mano y la giró dos veces dándoles a entender que en 10 minutos regresaría lo cual no iba a ser así, las chicas solo asintieron y le levantaron el pulgar 

-wow Ashley…esto es una cena ¿romántica? –

-eso parece…gracias- le dijo al mesero que portaba unas rosas –esto…es para ti-

-gracias Ash- Joy comenzaba a ponerse nerviosa 

-mmm toma asiento- Ashley abrió la silla para que Joy se sentara y le dio la señal al mesero para que sirviera parte de la cena que consistía en pasta a la boloñesa y cortes de carne en salsa de mango con picante y ensalada verde con frutas en almíbar, acompañado de una botella de Moët Rosé Imperial, el mesero sirvió el vino

-Ashley-

-dime preciosa-

-los…los demás nos esperan-

-pues tendrán que esperar un poco más- Ashley le guiñó el ojo y tomo su copa - ¿brindamos? –

-claro, pero ¿Por qué vamos a brindar? –

-por ti…por mí- Ashley y Joy chocaron las copas y bebieron un trago de ella

-esto es delicioso- dijo Joy aun saboreando el vino –pero Ashley no estoy vestida para la ocasión, tu si-

-eso es lo de menos, Silvia- la nana de Ash salió del yate 

-si Ashley-

-acompaña a Joy y muéstrale el vestido- dijo Ashley poniéndose de pie para darle la mano a Joy y que se pusiera de pie –me tome la libertad de elegirte un vestido espero te guste- Joy cada vez estaba más nerviosa, acompañó a Silvia a donde parecía una “recamara”, no estaba decorada ni nada por el estilo, solo estaba el hermoso vestido aun con la etiqueta, un par de zapatillas y maquillaje básico que eligió Camila pues sabía que Joy no utilizaba algo en especial de belleza facial, se dio una ducha rápida, pidió que le llevaran la maleta pequeña de viaje ahí llevaba una muda de ropa pensando que quizá sería un viaje largo y no regresarían al hotel hasta mañana, tomó la ropa interior nueva que tenía ahí, eliminó las etiquetas y se colocó la ropa, después el vestido que era no tan largo y ligero con un escote que ayudaba a resaltar sus senos, colocó la gargantilla de oro que Ashley le había dado llevaba las letras “JA” no tenía la menor idea porque solo se la colocó, después coloco las zapatillas que iban en combinación con el vestido, retocó su rostro y dejó su cabello de lado sobre su hombro, cuando salió de aquella habitación vio que Ashley sostenía su copa y platicaba con el mesero, Silvia y Jorge que al parecer eran sus cómplices, Silvia le hizo señas a Ashley que Joy había salido, Ashley al verla quedo embobada y se acercó a Joy aun con su copa…

-alguna vez te dijeron que te ves muy hermosa-

-tú me lo decías antes, así que supongo que si-

-bueno, ahora te ves aún más hermosa- Ashley le dio un beso en la comisura de los labios, cuando se despegaron del corto beso ambas abrieron los ojos y se miraron fijamente a los ojos, los de ambas brillaban, Camila, Lauren, Silvia y Jorge veían todo desde la puerta que parecía ir a la cocina 

-disculpe la molestia señorita Ashley, desea que sea servida la cena- interrumpió el mesero 

- ¿quieres cenar Joy? –

-sí, el vino me abrió el apetito- le regalo una sonrisa a Ashley

-entonces no esperemos más, Damián pueden servir la cena- dijo al mesero 

-enseguida- Ashley acerco a Joy a la mesa y volvió a cederle el asiento, después ella se sentó al otro lado, Joy estaba muy nerviosa y Ashley no dejaba de verla 

- ¿te gusto el vestido, las zapatillas? –

-todo me encanto, pero tu te ves muy bien en ese traje negro Ashley- dijo Joy viendo a Ashley que portaba un traje negro skinny y un moño rojo al cuello en lugar de corbata, un pañuelo rojo en el bolsillo del saco, un reloj Bulova y unos zapatos de piso con agujeta para dama que le iban muy bien, no se acostumbraba a las zapatillas altas pues ella ya era bastante alta y con las zapatillas parecía medir dos metros, además de que era complicado encontrar zapatillas de su número de calzado.

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