Capítulo Dos

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Oh

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Oh... ¿Cómo se le olvido los efectos que causaba el licor a su cuerpo?

No podía negar que desde la U. no había experimentado relaciones sexuales, y gracias a este excesivo consumo, su cuerpo se había calentado dado a conocer lo que a estado deseando en estos últimos días... Y bueno, como no pudo encontrar a alguien, debía solucionar esa pequeña situación él mismo.

En verdad agradecía que nadie se encontraba en el lugar y más cuando está en este vergonzoso estado.

Suspiró: — Debo arreglar esto...

El joven se quedó en silencio al sentir el sonido de la puerta. Con rapidez intento dirigirse a uno de los pequeños cuartos y esconder la situación que lo tiene atormentado, no obstante, aquella voz conocida lo hizo detenerse.

— ¿Se encuentra bien?

— Sí... —respondió de inmediato y caminando a un lado con el fin de evitar al hombre— solo es que...

Sin saber como, aquel había chocado con el desconocido provocando que su parte baja frotara la pierna de aquel.

El hombre al sentir aquel contacto y ver el rostro del muchacho no evitó decir: — ¿No me diga que usted está...?

— ¡Mil disculpas! —interrumpió de inmediato— ¡Es mejor que me retire!

Con rapidez alejó su cuerpo, sin embargo, antes de dar un paso más, algo se lo impidió.

El joven observó al hombre y expresó: — ¿Qué está? Mgh...

Una palma recorrió su entrepierna lo cual provocó que un pequeño jadeo saliera de su boca. Observó aquella extremidad que se encontraba masejeando su parte, no obstante, cerró sus ojos ante unos labios que invadían los suyos.

— ¿Podría ayudarlo? —dijo terminando el afecto— ¿Qué dice?

El joven abrió nuevamente sus ojos vio al hombre que se encontraba tocando su parte inferior y también le había robado un beso.

¡Nunca imaginó que a este sujeto le gustaran las personas de su mismo género, ya que, aparenta otra cosa!

— Entonces ¿Toda esa conversación fue para llegar a este punto? —preguntó Nathan con una suave sonrisa y entre cortado por la excitación—.

— Lo había observado un buen tiempo —declaró arqueando sus labios— por lo que note que usted no se veía interesado en ninguna de las mujeres que hay allá afuera, pero sí, de algunos hombres, ¿o me equivoco?

Así que lo había estado vigilando, ¡vaya! esto nunca lo había escuchado.

— Ahora entiendo las rondas de tragos... —comentó aquel con una sonrisa boba—.

— No creo que los tequilas hayan provocado esto —se acercó al oído del menor y susurró— ya que usted lo quiere... tanto como yo.

Nathan bajo su mirada con el objetivo de pensar. Sí, deseaba tener un encuentro con alguien, y bueno, aquel afortunado se encontraba delante suyo.

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