Capítulo 10 "Nσ৳ιcια"

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— ¡Pero que hermoso! —al ver el objeto de inmediato dejó de lado el recipiente que contiene su almuerzo — no puedo creerlo, es de último modelo ¿verdad?

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— ¡Pero que hermoso! —al ver el objeto de inmediato dejó de lado el recipiente que contiene su almuerzo — no puedo creerlo, es de último modelo ¿verdad?

El joven agarró el baso con agua y bebió para después contestar la pregunta de la pelirroja: — Al parecer...

— ¿Pero que dices? —expresó de inmediato Andrea y entregando el aparato electrónico a su dueño— ¿a caso tu no lo compraste?

Nathan observó la pantalla oscura del celular y después sonrió: — Fue un regalo.

Su buena amiga al ver aquella boba expresión del muchacho, no evitó sonreír de forma maliciosa.

— Oh, ya veo —dijo esta volviendo a tomar compostura y empezando a comer sus alimentos.

En parte, aquella no quería saber de  la vida de su amigo, ya que, eso no es correcto ¿verdad? a cualquier persona no le gustaría que le hicieran preguntas, pues claro, eso es totalmente privado.

— Sí es verdad lo que estoy pensando, entonces... —dijo esta llamando la atención del de cabellos castaños— Te deseo lo mejor.

El de orbes azules correspondió con una pequeña sonrisa.

Al ver como la chica comenzaba a distraerse con su comida, aquel movió su cabeza y observó por el ventanal del comedor.

Todavía se preguntaba el porqué ese hombre quiso comenzar con esto, bueno, puede ser que después de esos encuentros sexuales aquel vio algo más, ah, e igual no hay que olvidar el hecho de aquella actitud empalagosa que expresaba aquel, ya que aquello daba la sospecha que aquel quería más que encuentros lascivos.

Recordó la noche anterior, la que solamente fue acariciarlo en aquella cama en dónde tuvieron su primera relación sexual, y no, esos dos no cometieron ni un acto pecaminoso, ya que, ambos solamente intercambiaron palabras con el propósito de conocerse.

«Bueno, no es la mayor cosa, ya que, es una relación que recién esta empezando...»

— ¿Qué sucede? —preguntó Nathan olvidándose de sus pensamientos y al ver como algunos de sus compañeros se retiraban antes de la hora que terminaba la jornada laboral.

La mujer observó por la ventana y vio a las persona que salían del edificio: — No lo sé... —dijo ella saboreando su spaghetti— puede ser que no le renovaron el contrato.

Aquel solamente se dedicó a observar la desdicha de ellos, bueno, no podía pensar en eso ya que solamente le quedaba un mes más para continuar en la compañía, dependiendo si renovarán su contrato.

— Qué pena —cerró el recipiente plástico y lo guardo junto a sus servicios en la bolsa de almuerzo— y mucho más cuando hoy en día es muy difícil conseguir algo estable.

— Tienes razón —dijo este para después continuar bebiendo de la sopa que había traído.

Antes de que aquel volviera a beber, una pequeña luz en la pantalla del teléfono se ilumino junto con un sonido de burbuja provocando que dejará su cuchara y tomará el celular.

— ¡Vaya! Por lo que veo... no se te hizo muy difícil aprender a usarlo  —comentó esta sonriente y a la vez alegré por aquel regalo que en verdad necesitaba el castaño.

— No fue complejo, ya que la persona que me enseño lo hizo bien.

Y vaya que es cierto. No podía negar que el azabache se dedicó casi una hora en explicarle como funcionaba, ya que, como antes poseía un teléfono con teclas con las necesidades básicas, no sabía como usar las nuevas aplicaciones que posee este aparato.

— ¿Sucede algo? —dijo esta al ver como el joven había cambiado de expresión.

Al terminar de leer el mensaje, de inmediato los nervios lo invadieron.

— Recursos humanos me esta llamando —dio a conocer Nathan.

La de cabello rojo sonrió y expresó: — Tranquilo, debe ser por lo de tu contrato y eso es... ¡excelente! ¡valoraron tu esfuerzo además de tu empeñoso trabajo Nathan!

Al escuchar las palabras alentadoras de la mujer, otra vez agradecio por tenerla a su lado: — Tienes razón...

Con rapidez guardo sus pertenencias y las dejó al cuidado de ella para luego salir del lugar e ir al piso en dónde se encuentra recursos humanos.

— Tranquilizate —se dijo a si mismo — Andrea debe estar en lo cierto, ya que, si hoy están despidiendo gente también deben de estar renovando...

Al llegar a la oficina y después dirigirse con la persona encargada, tomó asiento y espero hasta que la encargada terminará de buscar unos papeles.

— Nathan Jones ¿verdad?

El joven solamente expresó un "sí" con tranquilidad pero sin quitar los ojos del documento que se le iba a entregar.

Después de todo tenía que proseguir con el proyecto del hotel e igual con algunos que se los estaban proponiendo.

Cuando la mujer le entrego el papel, el castaño leyó aquellas palabras que resaltaban y después solamente escuchó la voz de la mujer.

— Lo siento Señor Nathan.

No sabia que decir, aún que tenía las palabras, aquellas no podían salir de su boca.

— E-esto es... —tartamudeo pero en unos segundos su garganta se aclaró— mi contrato terminaba en un mes, ¿por qué...?

— No podría decirle, ya que, aquello fue decidido por los cargos superiores.

Y vaya que es verdad, al final se podía ver la firma de la rubia, y también... la de Dorian.

— Le deseo lo mejor —dijo esta como último al ver que el joven se retiraba.

Salió de la habitación y sin rumbó continuó. Su mente estaba totalmente en blanco ya que no sabía que pensar ante lo sucedido.

Debió habérselo imaginado que tarde o temprano esto iba a suceder...

— ¿Nathan?

Al escuchar esa voz familiar pero a la vez no deseada, no evito ver al dueño.

Expresó un semblante fuerte y decidido: — Muchas gracias, Director Danforth, por haberme dado la oportunidad de trabajar en su compañía y con usted —aquellas palabras provocaron que la sonrisa del contrario cambiara a una línea recta— e igual, de como terminada nuestra supuesta relación. Adiós...

Prosiguió por el lado del pelinegro y sin decir nada más.

— ¿Espera qué...? —dijo este sin entender lo sucedido intentando agarrar la muñeca del menor, pero cuando lo iba a hacer, el castaño se lo impidió— ¡Nathan!

Aquel al ver como el castaño hacía oidos sordos ante sus llamados, solamente se dedico a ver como se alejaba.

— ¿Pero qué acaba de suceder? —dijo este sin saber que más hacer.

— ¿Pero qué acaba de suceder? —dijo este sin saber que más hacer

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Sugar BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora