XV

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La campana de salida sonó, por lo que la mayoría de los estudiantes salieron pirados del instituto, incluyendo a Martín, que andaba un poco rápido para ver a Isaza y decirle ese mismo día lo que no pudo confesar antes en su escepticismo.

─ Vamos, apurate antes de que te arrepientas.─ Se dijo a sí mismo, pero de un momento a otro se vio frenado por alguien más.  Volteó a ver quién sujetaba su mano, y al ver que era sólo Villa le sonrió, pero con ganas de decirle que dejara de fastidiar.

─Hola, Marto─ saludó soltando el agarre─ ¿A donde va tan deprisa?.

─ A.... A mi casa, sabes como me caen las clases─ ambos rieron de cortesía─ ¿Y tú?.

─No... Yo iba a decirte algo, pero si no tienes tiempo, okay.

─ Tranqui, compa─ tendría que sacarse el coraje luego, pero ya ese día no iba a poder 《¡Gracias, perro!》pensó con sarcasmo─ Dale, cuéntame.

Juan Pablo suspiró y se sacudió levemente para relajarse, lo que no se le hizo demasiado difícil.

─ Estoy enamorado de ti desde hace mucho. Y creí que ya venía siendo hora de decírtelo, no?...─ hizo una pausa corta para ver la expresión del menor, al que parecía impresionar mucho la noticia─ Entonces quiero pre-

─Perdóname... ─quizás negar la confesión de uno de tus mejores amigos era un tanto lo más difícil que puede decir uno; pero para Martín, Villa era como un hermano, y sus sentimientos ya estaban claros si de amor se trataba ─ No me gustas.

─ ¿Pero por qué? ¿Hay algo que yo pueda hacer?.

Martín fruncio el entrecejo.

─ No. Porque no se puede insistir a alguien a que se enamore de uno. Perdón..─ Palmeo su hombro y se dio la vuelta para comenzar a alejarse.

Como una dolorosa punzada en el pecho, Juan Pablo sentía que el esternón se hundía sobre su corazón para que al mismo tiempo este se quebrase.
¿Y el tiempo que pasaron juntos? ¿Ya no valía nada lo que había hecho por él todos esos años?.
Entonces la impotencia recurrió al llanto, pero este fue limpiado con rapidez por la imprudencia y el ímpetu de un joven Alpha en celo.

─ ¡Martín!─ llamó siguiendole, pero Martín ya se había percatado de su olor, por lo que siguió caminando con el paso rápido ─Martín, escuchame, por favor!.

─ ¡Vete a tu casa, Villamil. Luego hablamos!─ intentó ir un poco más rápido, pero Juan lo podría alcanzar aún.

─ ¡No. Hablemos ahora! ─era de miedo su tono de voz, y eso sólo fue una señal de correr para Martín.

─ ¡PAPÁ, PAPÁ. AYUDA! ─por suerte su casa no quedaba muy lejos de la escuela, por lo que llegar corriendo podía ser una opción, y gritar también era buena idea─ ¡AYUDENME!.

El paso de Villa no fue tan rápido como el de Bachi, hasta que llegaron al frente de una casa a una calle a la de Martín, y Villa pudo derribarlo sujetandolo debajo de él con mucha fuerza y amenazando con morder el cuello del menor.

─¡No, por favor, no. Villamil, entra en razón!─se sacudió con violencia, más iba a ser imposible escapar, lo que le causó una terrible sensación de encierro y pánico causantes de su llanto.

Apunto de clavar sus dientes en la piel del Omega fue detenido por la muy fuerte y dolorosa patada de Isaza al costado de su rostro; cual balón de fútbol, y sin remordimientos.

Este levantó a Bachi del suelo, siendo recibido con un abrazo desesperado y las lágrimas del pequeño.

─Ya... Ya, todo está bien ahora. Ve a tu casa lo antes posible y yo me encargo de Villa, si?─ aseguró mirando a Marto a los ojos y limpiando sus lágrimas.

─ G-gracias!─se fue corriendo mientras Isaza lo veía alejarse.

─Hijo de...─ La cara de Villamil sangraba por la nariz y la boca. No sentía bien en la zona del golpe, pero eso no impediría su reincorporación y la carga de odio y adrenalina mezcladas para querer desmembrar a Isaza.

S A V E  M E  [ᴵˢᵃʳᵍᵃˢ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora