Capítulo 18: Reencuentro e información

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- Calmate, ya están llegando - Le dijo Santiago del Estero, mientras le cebaba mates al país. - No sabes lo igualito que es a Boli, pero tiene más carácter como Paraguay, y sus ojitos son como los de paragüa - Sonreía, apoyando el termo en el pasto y viendo a Argentina sorber el agua.

- Aah... Pasaron 8 años, y si está re anti conmigo? Fue mala idea venir - Quejaba sentado.

Le devolvió el cuenco a la provincia, quien continuó cebando mates para ambos hasta que llegó el boliviano.

- ¡Hey, chicos! - Saludó con su tierna sonrisa. En una mano, un bolso y en la otra, la mano de un niño pequeño.

Los argentinos se levantaron de sus asientos, Estero sonriente con el mate en mano y Argentina nervioso por volver a socializar.

- Viejo, Bolivia y su hijo, Boguay - Presentó Estero más al niño que al adulto.

- H-hey Boli... ¿C-cómo... - Pero un cálido abrazo lo hizo cerrar la boca. Era Bolivia.

- ¡Te extrañamos demasiado Arge! - Dijo no, gritó, aquel país de tres colores fuertes. Se separó y alzó al niño. - Él es mi hijo y de Paraguay - Presentó muy alegre.

- ¡Soy Boguay, mucho gusto! - Estiró su bracito para estrechar la mano del adulto, lo cual ocurrió.

- Mucho gusto Boguay - Sonrió con nervios, el niño tenía la energía de Bolivia.

El padre presente bajó al niño, quien empezó a hablar.

- ¿Y el tere? ¡Estero dijiste que ibas a tener tere! - Cruzó sus brazos con un puchero, eso enterneció a Argentina, pero también lo hizo ponerse algo triste.

- Dejá voy por agua fría - La provincia se fue dentro de la casa, los otros tres se sentaron y empezaron una charla.

- Tiene la misma mirada que papá - Dijo Boguay, analizando al albiceleste. - ¡Arico es igual! - Eso le causó a Argentina un dolor en su pecho.

- ¿Según tú qué mirada tienen? - Preguntó Bolivia divertido, queriendo que Argentina oiga buenas cosas de su niño por parte de su hijo.

- ¡Una mirada fuerte! - Argentina sonrió. - Es como si fueran un lago cristalino y vieras toda la honestidad que tienen, pero también sientes que puedes terminar mal si haces algo en su contra! Como la vez que ERÚ me quitó mi bufanda, Arico lo pateó en el trasero como nunca! - El niño sonreía, recordaba aquella situación en la cual su amigo lo defendió y lo hacía feliz.

- ¿ERÚ? - Preguntó Argentina un poco confundido.

- Úniru, el hijo de Perú - Respondió amablemente Bolivia.

- ¿Que no lo criaba Perú? ¿Sacó el carácter de Estados Unidos o qué? - Estaba sorprendido, confundido y algo molesto. Creía que Perú lo criaría por el buen camino.

Bolivia sonrió. - Ahora viven juntos, pasan la mitad del tiempo en Perú y la otra en EEUU, Úniru prefiere que lo llamen ERÚ desde los... 7 años supongo - Miró al cielo para recordar más cosas.

- ¡Es todo un añamemby! - Gritó molesto el niño, causando que al argento cubra su boca antes de terminar riendo.

- ¡Boguay! - Regañó el adulto, quien se había acostumbrado a escuchar a su pareja maldecir en guaraní. - Yo no te enseñé eso, comportate! - Lo miró mal, con la mirada que te hecha tu madre al saber que desaprobaste una materia.

- Mmm... - Boguay cruzó sus brazos, y fue ahí cuando Argentina estalló en carcajadas.

- Este es mi "sobrino" - Afirmó carcajeando, haciendo que ambos lo miren.

- Y si, ni se juntó con vos pero de tranquilo no tiene nada, aparte, matero el mocoso - Acotó Estero, quien volvía con algo de comer y el set de Tereré para el niño. - ¿Querés Boli? - Le entregó el termo y el vaso al menor.

- No, gracias - Sonrió tranquilo.

- Gracias - Dijo Boguay, empezando a cebar unos teres para él solo.

- Bien, Arge, cuidá al nene, Boli y yo tenemos que hacer el trato - Y ahí empezaba.

Realmente Estero quería que Boguay le hable de Arico, pues era un gran amigo del niño y, por lo tanto, una gran fuente de información.
País y provincia se fueron a la casa, donde charlarían, pues sólo se debía dejar una firma y el acuerdo estaba hecho.

- Y... ¿Quién, te enseñó cosas? ¿ONU? - Preguntó Argentina, cebandose un mate y bebiendolo al instante.

El niño alejó la bombilla de su boca. - Papás cuando era chico, pero ahora voy a sedes de ONU y nos enseñan algunas cosas - Dijo mirando al mayor. - Este año Japón nos enseña a dibujar, Chile nos ayuda a aprender de la prevención con desastres y Canadá nos enseña inglés - Eso hizo bufar al mayor, haciendo reír al niño.

- ¿De qué te reís enano? - Preguntó con una expresión de molestia, tomando unas galletitas para comerlas.

- Arico reacciona igual cuando le pregunta sobre el señor México, y él le dice que está muy bien - Sonrió, volviendo a servir agua en aquel vaso.

- ¿Y están bien? - Relajó su expresión, comenzando a extrañar al mexicano.

- Sip, Arico es el mejor amigo de Venebia y hace poco se hizo más amigo de Runia, un niño mayor - Decía tranquilo, pero el adulto que lo cuidaba estaba cada vez más nervioso.

- ¿Runia? - Preguntó sorprendido.

- Es el hijo de Rusia y Alemania, tiene 13 años, es amigo y compañero de Chipon y ERÚ - Explicaba con su vocecita. - Ellos como son mayores tienen otras clases, a ellos le enseñan historia, economía y biología avanzada - Comió unas galletitas, con su vaso en manos.

- Wow... ¿Y quiénes son los maestros? - Estaba realmente sorprendido, habían pasado muchas cosas.

- Señor Alemania enseña historia, y Arico le habla o lo sigue para ver qué libros tomar - Otro dato de su hijo, eso hacía que tenga más ganas de verlo. - Biología avanzada lo enseña Perú, yo ya quiero tenerlo de profesor - Sonrió, dando un sorbo a su bebida. - Y economía lo da China, el padre de Chipon - Con ese dato ya sacó información de aquel niño.

Lo pensó unos momentos, pero finalmente preguntó. - ¿Te molesta que haga muchas preguntas, Boguay? - No quería parecer imbécil, o ya lo parecía y el nene lo trataba así.

Boguay negó. - Sé que usted no conoce a Arico y él a usted, y espero que pronto lo haga - Se sinceró. - Él nos está contando un cuento, según oí, el señor México le cuenta cómo lo conoció a usted, o más bien como se juntaron - Eso sorprendió al albiceleste, pues no creía que México quisiera hablar de él.

El niño notó la expresión cambiada del argento al mencionar al norteño, por lo que habló mientras servía más agua en su vaso.

- Si se lo pregunta, oigo a papá decir que México lo extraña mucho, incluso a algunos adultos como Portugal o Guinea Ecuatorial hablan de México al verlo tan solo - Lo miró, con aquellos ojos de niño inocente que poseía. - Todos menos Arico saben de usted, por petición de México - Tomó el último trago, para tomar el paquete de galletitas y decir algo final. - El señor México no quiere que Arico esté mal por su otro papá, por que dijo que los humanos malos hicieron que su familia se rompiera, y no quería eso para él - Terminó mirando el paquete, dejando al argento con muchas cosas en la cabeza.

Amor a la... [Countryhumans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora