Cuarta parte:

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Teens
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Door

Operación: D.O.S

Dolor
Olvidado
Sana

***

El fuego se extendía por el campo de batalla, los soldados en acción daban sus últimos esbozos de fuerza; habían perdido la esperanza. Solo un milagro podría salvarlos del aterrador final. Milagro que no se hizo esperar; llegaría en su rescate un chico misterioso y atractivo, con las habilidades suficiente para derrotar a la armada enemiga. La gente quedo impresionada ante tal valor, todos anhelaban saber el nombre de su nuevo héroe.

Mi nombre es Hoagie y los he salvado. - El chico extendió su mano, a donde un par de personas se habían arrodillado, la tomaron y besaron como si de un Dios se tratara.

Hoagie, Hoagie ¡Hogarth Gilligan despierta!

Su madre gritaba desde el otro lado de la puerta, la cual golpeaba con fuerza.

Ya desperté, mamá..- Respondió en respuesta y se incorporó. Tomo su teléfono celular para encontrarse con el acostumbrado mensaje matutino de su mejor amiga.

"Espero ya estés listo, Gilligan. Paso por ti en 20"

Cuyo mensaje había sido enviado hacia ya diez minutos. Reacciono con la mayor velocidad que su condición le permitió. Había adelgazado, era verdad, pero eso no significaba que tuviera un buen rendiento.

Su mejor amiga era una japonesa de familia bien posicionada. La señora Sanban era la jefa de su mamá; en cada cena, evento o "día de lleva a tu hijo al trabajo" Kuki estaba ahí para hacerle compañía, así fue como se hicieron cercanos.

En algún momento durante su travesía vistiéndose, su hermano menor había entrado en su habitación. Tomaba fotos a varios planos en su escritorio.

Tommy ¿Que haces? Sal de aquí. - Hoagie estaba desconcertado pero no le tomo importancia; su hermanito acababa de cumplir 13 y hacia cosas extrañas como esa. Solía justificarlas con la pubertad.

***

Justo a tiempo.

Cuando Kuki llego, Hoagie ya estaba listo. Se despidió de su mamá y abuela antes de salir de casa y caminar a donde su amiga lo esperaba en un bonito convertible de color verde esmeralda.

Kuki no estaba en su misma escuela, de hecho, la distancia entre colegios era bastante. El asistía a la institución publica de Cleveland y Kuki estaba en uno de los colegios mas caros de la ciudad; pero eso no la detuvo. Al cumplir dieciséis, sus padres le habían regalado un auto y desde entonces su amiga pasaba por él todas las mañanas. En las tardes era mas complicado, dadas su exagerados horarios extra escolares; por ello aprovechaban los fines de semana al máximo.

¿Este sabado iremos a la fiesta en casa de Rachel? .- A la japonesa no le entusiasmaba del todo, pero sabia que su amigo llevaba esperando por ello toda la semana.

Por supuesto, a demás, no tenemos nada mejor que hace .- Eso era verdad. El resto del camino lo disfrutaron entre canciones y malas bromas por parte del castaño.

A Hoagie le gustaba ver feliz a su amiga, sabia que de un tiempo para acá las cosas habían sido duras para ella, la exigencia de sus padres la había llevado a padecer ansiedad.
El chico se preguntaba porque solía tener la necesidad de hacerla feliz, había decidido que era simplemente porque eso es lo que los amigos hacen; sin embargo, se debía más a algo interiorizado. Cuando su padre murió, su madre había requerido apoyo emocional (y aunque la abuela ayudo por un tiempo, eventualmente se volvió en una carga) Hoagie había tomado esa responsabilidad. Ahora su madre era fuerte emocionalmente, pero Hoagie seguía proyectando esa actitud en Kuki. Quizás ese fue el porque conectaron con tanta facilidad. Poco sabría que tenían una historia que los unía.

***
Fin de la trasmisión...

TND: Nosotros y la vida a los 17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora