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POV ROSÉ

Invite a Lisa al coctel para Winsor. No lo tenía previsto. Normalmente no llevaba citas porque era un evento de trabajo y me gustaba concentrarme en navegar por la multitud y mantener un ojo en todo. Este evento se sentía diferente aunque no era la multitud habitual. Nancy había invitado a su gente, reservado en un hotel que ella adoraba y me pidió que me encargara del resto como normalmente hacía. No estaba segura de que "el resto" fuera a funcionar en esta ocasión. Usualmente eran subastas baratas, vendiendo cosas por las cuales los trabajadores de clase media estarían interesados (un iPad, boletos para Hamilton, boletos para un juego de los Knicks). Esta subasta sería completamente de colecciones de arte y artículos firmados por atletas famosos.

—Solo relájate —dijo Alice en la mañana cuando fuimos a supervisar y firmar el contrato de mi nuevo apartamento—. Tú siempre te luces en estos eventos.

—No es lo mismo.

—Si lo que te preocupa es el estatus social, te prestaré un vestido y zapatos que patearan traseros, te arreglaras el cabello, te maquillaras y boom. Nadie sabrá o se preocupara sobre dónde vives o cuánto dinero tienes. —Hizo una pausa mientras fruncía el ceño—. Honestamente, Peach, nadie se interesa por esas cosas.

Cerré mis ojos y dejé salir mi aliento. — Estoy segura que no lo hacen, pero es fácil para ti caminar dentro y mezclarte con ellos ya que eres como...

—¿Parte de ellos? —preguntó, alzando una ceja. Asentí. Ella comenzó a reírse—. ¿Piensas que la gente que tenía dinero me dio la bienvenida con los brazos abiertos por mi apellido?

Me encogí de hombros.

—No lo hicieron, pero no son malas personas. Es como todo en la vida. Tienes que enseñarle a la gente quien eres realmente para que vean lo que te hace ser tú. Encajaras a la medida.

—Bien. Préstame el vestido.

—Y tendrás a Lisa —dijo con un guiño—. No puedo esperar para conocer al unicornio.

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Ella golpeo mi puerta a las 9:30. Era definitivamente puntual. Puse mi mano en la perilla y tomé un profundo respiro para prepararme. No tuve la posibilidad de hacer eso la última vez y al ver que tan bien lucia casi pateo mi trasero, así que tenía que estar lista esta vez. Jalé la puerta para abrirla y tragué. La próxima vez. Haría un mejor trabajo para prepararme la próxima vez.

Llevaba un traje negro que le quedaba a la perfección, moldeándose sobre sus hombros y su pecho increíblemente, estaba segura que era hecho a la medida. Quería estirar mi mano, quitarle su saco y su corbata y arrástrala hasta mi cama. En esa nota, mis ojos se centraron en los suyos e intenté recobrar mi compostura. Lisa sonrió como si supiera lo que estaba pensando. Como si ella pudiera oír mi acelerado corazón desde donde ella estaba parada en el pasillo y pudiera leer los pensamientos ilícitos que estaban cruzando por mi mente con cada segundo que pasaba.

—Luces comestible —dijo, su mirada oscureciéndose cuando me miró lentamente de arriba a abajo causando que sintiera que mi corazón estaba a punto de salir de mi pecho.

—Debemos irnos —susurré.

—Deberíamos —dijo mientras sus labios hicieron un una lenta sonrisa. Dio un paso hacia adelante, y tomo mi cintura mirando hacia abajo—. O nos podemos quedar.

Mi boca se abrió. Para hablar. Jadear. Algo que no podía manejar con ella de pie así de cerca dándome esa mirada.

—Puedo sentir tu corazón contra mi pecho —susurró, sus párpados lucían más pesados, su mirada calentándome—. Quieres esto, Rosé.

La JugadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora