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POV ROSÉ

Alice y Lay aparecieron en mi puerta en la mañana, ambos listos para trabajar. Nos tomó exactamente una hora y media mover todas mis cosas a mi nuevo apartamento. Los tres nos reímos cuando regresamos a mi viejo apartamento y observamos lo vacío que estaba.

-La mudanza más sencilla en la historia de las mudanzas ⎯dijo Lay.

-¿Verdad? ⎯Me reí.

-Cariño, necesitamos comprarle a Rosé algunos regalos que hagan este lugar más acogedor ⎯dijo Alice, inclinando su cabeza para mirar a Lay con una pequeña sonrisa en su cara.

-Por supuesto ⎯dijo, asintiendo con la cabeza. Volteó su mirada hacia mí⎯. Solo di que sí, sabes que ella vendrá cada día y te intimidara hasta que la dejes hacerlo eventualmente.

Meneé mi cabeza y dejé salir un largo suspiro. ⎯Nada demasiado caro. Alice chilló y se levantó de un salto dando una palmada

Comencé a reírme.

Lay meneó la cabeza.

-Gracias. Estoy tan emocionada ⎯dijo después de mirarlo⎯. Manos a la obra.-

-Oh, ¿yo tengo que ir? ⎯preguntó él con los ojos muy abiertos⎯. Creí que este era un momento de hermana-hermana.

-No, quiero sorprenderla. Además, Peach tiene una cita esta noche. ⎯Ella movió sus cejas cuando lo dijo. Me sonroje.

-Sigo sin poder creer que estés saliendo con Lisa, War Zone, Manoban ⎯dijo Lay, moviendo su cabeza lentamente.

-No estamos saliendo ⎯argumente frunciendo  el  ceño⎯.  ¿Y  qué  diablos es War Zone?-

Lay parpadeó. ⎯Estás bromeando.-

Miré a Alice, quien tenía la misma expresión confusa que yo, miré de nuevo a Lay.

Lay sacó su teléfono y comenzó a escribir algo, luego caminó hacia mí. Alice lo siguió. Los tres nos paramos uno a lado del otro mirando a su teléfono mientras esperábamos que un video de YouTube comenzara. Cuando el anuncio terminó, el campo de juego apareció. Un montón de chicas con uniforme rojo estaban jugando contra chicos con uniforme con rayas rojas y azules.

- Me gustan esos ⎯dije apuntando a las de uniforme con rayas azules y rojas.

-Equipo equivocado. Ese es el Barcelona ⎯dijo Lay con una sonrisa y apunto a las de rojo⎯. Sería mejor que te empezaran a gustar esos.

-El rojo se ve bien en mí ⎯dije.

Mi hermana y Lay rieron mientras veían la pantalla. Mi sonrisa se borró de mi cara cuando vi a Lisa pateando el balón por el campo y esquivando a cada oponente. Agarré el brazo de Lay y él abrió la boca, como si el juego fuera en televisión en vivo, cuando llegó a un grupo de chicos del otro equipo, me preparé para ver cómo le quitaban la pelota. De repente, ella se detuvo y puso su pie derecho sobre la pelota.

-¿Qué está haciendo? ⎯pregunté.

-Mira ⎯respondió Lay, quitando su brazo por debajo del mío⎯. Chica, me estás rasguñando.

-¡No puedo ver! ⎯Moví mis manos abalanzándome sobre él para quitarle el teléfono.

Mi hermana se rio, y nos quitó el celular colocándose entre nosotros. ⎯Está en pausa, ella todavía sigue parada ahí.

Mordí mi labio cuando presiono reproducir. No soportaba verlo. No podía. Pero mantuve mis ojos en la pantalla de todas maneras y vi como de repente paso como un cohete entre los dos chicos. Fue recibida del otro lado por unos compañeros de equipo, al que le pasó el balón, pero ellos la patearon de vuelta a ella y la cubrieron para que anotara, la cual anotó. La multitud rugió. Los comentadores gritaron elogios y yo me quede boquiabierta.

La JugadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora