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POV ROSÉ

—Quería pedirte días libres ⎯le dije a Nancy después de que acabamos algunos casos de estudios.

—¿Oh? ⎯Ella se sacó sus lentes de lecturas y me miró⎯. ¿Por tu papá?

—No. Por mí.

Sus cejas se dispararon hacia arriba. Ella sonrió. —Bueno, esas son buenas noticias.

—Gracias ⎯dije, sonriendo.

—¿Cuántos días necesitarás? La última vez que revisé, tenías diez acumulados. Ellos se acumulan, sabes.

—Lo sé ⎯Me detuve⎯, pero cuatro serían suficientes.

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—Voy a tomar mis días de vacaciones ⎯le dije a Alice después del almuerzo.

Sus cejas se elevaron mientras pinchaba su ensalada. —¿Por papá?

Suspiré. —No, no por papá. Por mí.

—¿Tú? ⎯preguntó, claramente sorprendida⎯. ¿Para reparar el apartamento?

—No... Lisa quiere llevarme a casa por algunos días.

—Casa cómo en... ¿Barcelona? ⎯preguntó, frunciendo el ceño.

—Ella vive en Manchester.

Me miró fijamente por un segundo. —Ustedes son serias.

—Cómo un ataque al corazón.

Alice dejó caer su tenedor, sus ojos amplios, como si ella solo ahora me creyera. —No mierda.

—Mierda ⎯dije, incapaz de contener mi entretenida sonrisa.

—Las cosas se están moviendo... rápido, ¿eh? Suspiré. —Somos amigas.

—¿Amigas que tienen sexo y llevan a la otra  en unas costosas vacaciones?

Arranqué mi mirada y miré fuera de la ventana. Eso era lo que no me gustaba sobre toda la cosa. El factor del dinero. Estaba bien con lo de pagar por estúpidas entradas de béisbol y el subterráneo porque yo no era la que tenía algo cercano a un millón de dólares en el banco. Era afortunada si tenía siete mil dólares después de pagar mis cuentas. E incluso eso era en realmente en un buen mes. Le dije a Alice cuanto me ponía incómoda eso y ella rio.

—Mira, lo estoy diciendo como un cumplido. Solo diviértete. Si ella tiene el dinero y quiere gastarlo en ti, déjala.

Era fácil para ella decirlo.

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Un sobre de papel manila enfrente de mi puerta fue lo que me saludó cuando llegué a casa. Después de recogerlo, fui adentro, lo abrí a tirones mientras ponía mis llaves sobre la pequeña mesa junto a la puerta y caminé a la cocina. Había una nota, escrita en una hoja de papel de computadora en la fuente Times New Roman. Lo sabía porque había usado la estúpida fuente durante toda la universidad.

Ella no es quién tú crees que es.

Mi corazón se disparó hacia mi garganta mientras leía las palabras encima y sacudía el sobre para liberar la unidad USB incluida. Lo apreté en mi mano y caminé hacia mi laptop, encendiéndola mientras examinaba el USB. Solo era plano, sin nombre de marca, sin logo de compañía. ¿Quién demonios me enviaría esto? ¿Quién se preocupaba lo suficiente para advertirme sobre alguien? No que yo supiera quién era ese alguien. Podía ser mi papá, mi difunto abuelo... Una vez que conecté la computadora, hice clic sobre el primer archivo.

La JugadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora