+× 45 ×+

2K 132 11
                                    

+×+×+×

POV LISA

—¿Cómo se siente ser una nueva residente de Washington Heights? —preguntó mi hermano mientras entraba por la puerta con una botella de vino en una mano y la de su esposa en la otra.

—Se siente bien —dije, sonriendo.

Y lo decía en serio. Me mudé con Rosé el día que me declaré. No le di mucha elección. Me presenté con todas mis cosas y vacié algunos de sus cajones para hacer espacio para mis cosas. Eso fue hace unas semanas, pero entre el papeleo para Belmonte que mi hermano, mamá y yo tuvimos que pasar, mi terapia física, entrevistas, asegurándome de que mis patrocinadores sabían que de verdad volvería pronto, y todo lo demás, apenas había dormido algo. Eso fue hasta hace dos días cuando Rosé tomó mi móvil y dijo—: No más.

—Vamos a tener familia en dos días. Junta tus cosas, toma la sala de estar, lleva tus zapatillas de deporte al armario, y deja de tomar llamadas por un día. Un día, Lisa —dijo ella, sus ojos formando un resplandor que de alguna manera logró hacer parecer una súplica.

No podía discutir con ella. Rosé no pedía mucho, pero cuando ella quería algo, se aseguró de que lo supiera y no discutiera sobre ello. Pasó el día haciendo la comida. Corrió hasta el pastel tan pronto como lo vio y le dio un enorme abrazo. La sonrisa en su rostro hizo que el recoger mi mierda y las cosas para el día valiera la pena.

—Cada vez que la miras, empiezas a babear —dijo mi hermano mientras servía copas de vino.

Mi mirada fue a la suya mientras tomaba una de las copas de su mano. — ¿Puedes culparme?

Él sonrió y miró hacia ella y a su esposa embarazada. —Nah. No puedo creer que no te aburras de vivir aquí y de no jugar pro.

Me encogí de hombros. Definitivamente lo extrañaba. No podría mentir sobre eso. Cada día, cuando Rosé me preguntaba, respondía un verdadero sí, que lo extrañaba mucho. ¿La cambiaría por esa vida? No. No había comparación. El fútbol me enseñó mucho sobre mí, sobre la paciencia, ganar y perder. Rosé me enseñó a mirar las cosas de otra manera. A apreciar las cosas de una manera que probablemente nunca habría hecho, si no hubiera sido por ella. Empezamos a hablar más seriamente acerca de mudarnos para poder volver a jugar y ella parecía estar a bordo con el plan. No la empujaría. Esperaría hasta que supiera que estaba lista para ir conmigo.

—Estoy bien —dije.

Tom rio entre dientes. —Puedo ver eso. ¿Crees que volverás?

—Sí. Creo que está lista para dar el salto.

—¿Qué pasó con Nana? ¿Dijo cómo descubrió dónde vivía Rosé?

Suspiré pesadamente, mi humor se hundió inmediatamente ante la mención de su nombre. —Ella vio fotos de nosotras en línea del evento de Winsor e hizo alguna investigación. No puedo creer que haya pensado que estaba enamorada de ese parásito.

—Traté de advertirte —dijo. Puse los ojos en blanco.

Alice y Lay llegaron poco después, seguidos por sus padres y Jaehyun. Mi madre apareció por último y trajo queso con ella. Una vez que estuvimos todos allí, Rosé vino alrededor con una cesta en sus manos.

—Todo el mundo tiene que poner sus teléfonos aquí. Los recuperarán cuando se vayan.

Nuestras mandíbulas cayeron.

—Nena —dije, pero la mirada que ella me dio me hizo cerrar la boca. Me encogí de hombros y miré alrededor de la habitación—. Ella es la jefa.

Todos rieron y sacudieron la cabeza, pero hicieron lo que se les había ordenado. Fue el mejor momento que he tenido con mi familia. Mi único pesar fue que mi padre no estaba allí para compartirlo con nosotros. A medida que pasaban los días, me encontré deseando no haber pasado tantos años sosteniendo el rencor que tenía contra él. Deseando haberme esforzado más para hablar con él, para visitarlo, y no haber esperado hasta que se enfermara para cambiar eso. Sin embargo, mientras miraba alrededor de la habitación y veía a la gente que amaba sentada, mi corazón se llenó. Sabía que las cosas habían salido como se suponía.

×+×+×+

La JugadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora