11.

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Joaquin

Emilio me observa atento desde las bancas del teatro en la escuela, la profesora me retiene un rato más que a los demás para poder perfeccionar mi interpretación, Eduardo también está aquí, Katlyn, la estelar y Marco, quien sorpresivamente se ha integrado al elenco hoy después de que el chico dueño del papel que ahora tiene, tuviera un accidente en clase de gimnasia que no le permitiría caminar sin yeso hasta lo que parece ser mucho tiempo

Ya han pasado dos semanas desde lo del club

Marco ha intentado acercarse a mí un par de veces en este periodo de tiempo pero no ha tenido oportunidad, Emilio me lleva siempre de la mano hasta la puerta de mis  salones de clase y me dejo prácticamente en las de Eduardo, con el que intercambia siembre un choque de manos y una amena conversación, por que al parecer ahora son amigos también, me cuidan tanto, que incluso me siento abrumado

Aún que lo que realmente me resulta molesto es el hecho de haberme dejado engañar nuevamente por un chico, este no soy yo, el Joaquin de hace un tiempo se habría asegurado mil veces de beber algo antes de hacerlo e incluso, si no hubiera tenido la confianza suficiente con la persona no lo habría aceptado en absoluto, pero estaba tan cegado por los celos y tan al pendiente de Emilio que ni siquiera había podido ver por mi mismo

El enojo involuntario surge en mi interior de nuevo, un sentimiento demasiado conocido a este punto y me prometo (una vez más ) que no permitiré que algo así vuelva a suceder por qué no hay nada que odie más que sentirme débil

Y eso no mejora con el hecho de que Emilio me trata como si en cualquier momento algo fuera a suceder. Lo amo, estoy seguro, pero al mismo tiempo no me gusta la sensación de tener que estar protegido por él

He estado muy bien el último año después del imbecil que rompió mi corazón, he estado muy bien por mi cuenta y el sentimiento de ahora tener que depender de Emilio, me asusta tanto que hace que una especie de malestar surja en mi interior

Ni siquiera tiene lógica, nada lo tiene desde estos últimos días

El ensayo se da por concluido, la profesora me llama hacia ella

-Bondoni, te noté distraído el día de hoy- abro los ojos sorprendido y pestañeo rápido, sinceramente no creí que se notara, he intentado concentrarme lo más que pude aun teniendo el rostro de Marco a unos centímetros, tragándome las ganas de darle un golpe para reabrir la herida que Emilio le hizo en el labio y que lo llevo a tenerlo hinchado la semana pasada- Entiendo que el chico sentado allá es tu novio- discretamente señala a Emilio con la cabeza- Si te distrae, por favor pídele que no venga- aprieto la mandíbula en automático, no sé qué me pasa

-Si, disculpe profesora- le digo y me retiro después de eso, Eduardo se queda de pie junto a mi mientras recojo mis cosas del camerino, un sonrojo involuntario me gobierna, dios, ¿No puedo ni respirar solo?

Marco ni siquiera intenta acercarse pero lo veo lanzarme una mirada disimulada como las que me lanzo durante todo el ensayo, siento a la bilis subir de nuevo

-No tienen que cuidarme como un bebé - pasó a lado de Eduardo y se lo murmuro con los dientes apretados, tomo mis cosas y golpeó su hombro a propósito con el mío cuando voy de salida hacia donde sé que Emilio se encuentra, se que no debería descargar mi enojo con él, pero no puedo evitarlo

En la salida Emi me recibe con una sonrisa extremadamente cálida y aun que el mal humor sale por mis poros no puedo evitar que mi corazón de un brinco y mi cuerpo completo se ponga alerta, a pesar de que han sido días largos, la manera en la que mi cuerpo reconoce a Emilio sigue siendo la misma

ViernesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora