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Joaquin

Emilio frunce el entrecejo mientras intenta descubrir los ingredientes exactos que Emmanuel utilizó para el glaseado de los panques que traje y que él está calentando para el desayuno, raspa con su dedo uno antes de meterlo al microondas y saca el primer plato que es para mi

-Basta, dejarás a todos sin glaseado- él hace un pequeño puchero y mete el segundo plato sintiéndose regañado

Lo observo moverse perezoso de la barra al refrigerador en donde hemos metido las sobras de ayer y las botellas que he traído, saca dos de jugo de naranja y lo observo divertido con los pantalones de pijamada cayéndosele en las caderas y un pequeño moño hecho en lo alto de su cabeza sujetando sus rizos para que no le estorben en la frente

-Ven aquí, déjame probar- le digo y él me sonríe coqueto, se acerca a mi

Se instala entre mis piernas y lleva el dedo con el que ha estado robando glaseado hacia mis labios, pero lo apartó y por el contrario le robó un beso, permite la entrada a mi lengua casi al instante y clava un poco sus dedos en mis piernas cuando le doy un mordisco al separarme

-Umm canela y azúcar es todo lo que sentí- el microondas comienza a sonar, Emilio me contesta con un pequeño suspiro y se acerca a mi nariz para dejar un pequeño beso antes de separarse por completo

-No importa, tú estás más rico- suelto una carcajada

-Don cumplidos te dicen- se encoge de hombros y me sonríe para después sacar el segundo plato del micro

Monta la mesa rápidamente y regresa por mi

-Su desayuno está listo mi lord- estiro mis brazos hacia él

-Llévame- le digo en tono consentido, si Nikolas supiera lo empalagoso que soy seguramente se reiría de mi, Emilio rueda los ojos de manera dramática, se acerca para tomarme de la cintura, me sostengo de su cuello, envuelvo mis piernas en su cintura y él me sujeta de los muslos una vez que dejo la meseta para cargarme entre sus brazos

La luz entra de lleno por los ventanales del departamento y realmente no quiero marcharme

Entierro mi nariz en su cuello, le doy un beso sobre la piel suave y él sonríe mientras se sienta en una de las sillas y me lleva abajo consigo

-Tenias que dejarme en una silla propia-

-mmm no, aquí estás bien- tengo que levantarme un momento para voltearme en su regazo y me acomodo para apreciar la vista de la ciudad mientras él intenta de manera torpe cortar trozos de panque y fruta para ambos

-¿Te imaginas pasar todas las mañanas así?, ¿Todos los días?- su voz sale ronca, acerca el tenedor a mi boca y recibo feliz el sabor del plátano mezclado con el glaseado de canela, en realidad es algo incómodo comer así pero no me importa, estoy aquí para dejarme consentir

-¿Hablas de despertar en este departamento?-

Suelta los cubiertos y me envuelve con sus brazos

-No, bueno si, eso sería increíble-reímos juntos- Pero habló de despertar juntos, ya sabes- me da un beso en el hombro- Preparar el desayuno, sentarnos a comer, compartir lo que haremos el resto del día-

ViernesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora