Baekhyun cayó de rodillas en el frío y sucio suelo del calabozo, su cuerpo temblaba furiosamente de miedo y no había nada que pudiera hacer para calmarse, porque cada minuto que pasaba su angustia crecía y la realidad se hacía más cruel, había sido acusado de la muerte de un príncipe, estaba siendo encerrado así sin más y él no tenía medios mi pruebas para demostrar su inocencia, se puso de pie sintiéndose débil y abrazándose a sí mismo dió media vuelta quedando frente a los guardias, Jongdae lo observó con el ceño fruncido por unos segundos sin mediar palabra, segundos en los que Baek realmente quiso desaparecer como otras tantas veces que a pesar de los pesares no se comparaban con el temor que sentía en este momento, el guerrero miró a los guardias que lo acompañaban y con solo esa acción quedaron solos, entonces adentrándose en la celda y quedando muy cerca a él le habló.
-¿Por qué lo hiciste?
Baekhyun negó furiosamente aferrándose a sí mismo mientras su mente comenzaba a jugarle malas pasadas, mostrándole imágenes sangrientas de su cabeza siendo separada de su cuerpo.
-Juro que no sé que sucede -susurró rompiendo en un llanto desesperado sin poderse contener -No entiendo por qué estoy aquí... Por favor tienes que creerme.
Jongdae miró al chico frente a él, escudriñándolo, buscando algo en sus ojos llorosos y luego hacia atrás rápidamente para cerciorarse de que no era escuchado, a lo largo de los años había visto a asesinos, violadores y estafadores llorar negando lo evidente, no era algo que lograra convencerlo o conmoverlo, porque a la larga solo lo hacían para intentar librarse del castigo, pero la misma razón que lo hacía reconocer a un mentiroso lo ayudaba a discernir la verdad, y aunque conocía al eunuco hacía poco tiempo, definitivamente con solo verlo un par de veces era suficiente para saber que el pequeño era inofensivo
-Resulta que no es a mí a quien debes convencer Byun y sinceramente tu posición ahora mismo es delicada.
Baekhyun sintió un frío asolador recorriendo su barriga, sus ojos se abrieron como platos y su corazón aceleró su andar hasta llegar al tropel que desde su llegada al palacio era prácticamente normal, había deseado morir muchas veces, sin embargo ahora que sin dudas su momento estaba más cerca, las ganas de vivir se abrían paso a través de la nebulosa que era su mente pidiéndole a gritos que se defendiera.
-¡Pero yo soy inocente! ¡No sé por qué me han traído aquí no he hecho nada!
Perdiendo los nervios su voz se alzó rota por las lágrimas y estrujó sus ropas con rabia, su llanto ahora posiblemente podía escucharse por toda la prisión y sinceramente le daba igual, quería hablar, ser escuchado, merecía al menos saber por qué había sido acusado y que se le diera la oportunidad de explicarse o buscar los medios para demostrar su inocencia.
-Cálmate y escúchame, al príncipe Junmyeon lo envenaron hoy, fue una prenda, un supuesto regalo de bodas que le fue entregado según sus doncellas... por tí.
Baekhyun se detuvo abruptamente y se giró hacia su interlocutor que lo miraba con insistencia, entonces todo tuvo sentido, el chico de la cocina, el misterioso paquete que tan extrañamente le encargó, las dudas de Kyungsoo... ¿Cómo pudo haber sido tan idiota? Él simplemente cayó como un tonto, aceptó la entrega y fue allí sabiendo cual era el procedimiento correcto, sabiendo que era de vital importancia no saltarse ninguna de las reglas y medidas que se tomaban y seguían a diario en el palacio para el cuidado de la familia real.-Byun... Necesito que me digas si sabes algo ahora -Jongdae suspiró -Escucha por más que lo pienso no encuentro lógica a esto, y de alguna manera tengo el presentimiento de que no serias capás de matar una mosca aún si tu vida dependiera de ello...
-El chico... -interrumpió Baek -El joven de la cocina, él... él me entregó un paquete y me dijo que debía llevarlo a los aposentos del príncipe Junmyeon... Yo, yo le dije que no y él... Después Kyungsoo me dijo que no pero yo fuí...
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El eunuco
FanfictionUna mentira que se convirtió en la verdad más absoluta, una lucha por conquistar el corazón de quién miente, un príncipe al que observar es un pecado, un amor que duele tanto que es imposible dejar de sentirlo. Romance y placer. Tentación y pecado.