Lejos del dolor

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Jongdae esperó pacientemente la reacción de aquel hombre, era más que evidente que necesitaba comida y bebida, pero sus posibles respuestas dependían de su desesperación, sonrió discimuladamente cuando las súplicas llegaron, la señora al parecer había tenido demasiado del individuo y no estaba dispuesta a ceder, entonces después de escuchar los argumentos de cada parte y con toda la tranquilidad del mundo, sacó una pequeña bolsa con piezas de plata amarrada en la punta y la lanzó justo en el centro de la mesa donde la discusión tenía lugar.

-Tiene suficiente con eso o necesita más?

Dijo bebiendo de su vaso sin mirarlos, consciente de tener toda su atención cuando la conversación murió, la señora lo observó extrañada unos segundos y tomó el dinero rápidamente abriendo la bolsa con ojos sorprendidos, entonces Jongdae la miró seriamente colocando la espada a su lado para luego terminar el contenido de su vaso.

-Si es así sólo cobre sus deudas y sírvale al hombre... Hacen demasiado alboroto.

-Si mi señor -fue la simple respuesta de la dueña antes de retirarse, el soldado sabía que su apariencia no dejaba lugar a discusiones, tampoco poseía mucha paciencia y su carácter había sido forjado a golpes y fuego como su espada, sin embargo tenía un objetivo e iba a cumplirlo a como diera lugar, hizo una seña con su barbilla al hombre que aún lo observaba sin saber bien que hacer, para que tomara asiento frente a él, orden que acató titubeante antes de que la señora volviera un momento después, con comida y más bebida para él y el desconocido.

-Gracias mi señor... No sé cómo puedo agradecerle su gesto pero soy afortunado al haberlo encontrado.

-Sólo come... Después te diré cómo lo harás -respondió Jongdae sonriendo por primera vez en el día mientras vertía alcohol en su vaso.

🌹🌹🌹

La reina Yeon entró al palacio cubriendo su cabeza con un enorme sombrero del cuál colgaba un velo que ocultaba su rostro, todo marchaba según sus planes excepto la estúpida boda, el magistrado estaba empecinado en casarse con la princesa y no hubo manera de convencerlo de lo contrario, el tambor que anunciaba un compromiso real había resonado por toda la comarca seguido de otros que hacían eco por toda capital transportando las buenas nuevas, y no había nada que pudiera hacer para invalidarlo, pero este enlace era importante para ella, sobretodo porque garantizaba que siguiera con vida después del golpe, y todo se estaba yendo al infierno desde que Jinha decidió ignorarla y pidió a Chanyeol como esposo.

Caminó por los pasillos que conducían a sus habitaciones siendo seguida en el acto por sus doncellas, debía buscar la manera de convencer a Jinha de casarse con el inútil del magistrado o sus planes se irían al traste.

-Llama a la princesa Jinha... Dile que quiero verla.

-Alteza... -dijo una de las mujeres señalando al frente dónde a simple vista colérica se encontraba la antes nombrada acercándose a grandes sancadas, la reina la observó curiosa y caminó los pasos que les faltaban a ambas para quedar de frente, sonriendo como lo haría una madre amorosa.

-Jinha... Justo iba a enviar por tí -habló con toda la suavidad de la que era capáz haciendo a la princesa mirarla extrañada.

-Madre, ahora mismo no estoy de humor de verdad... Más tarde...

-Sólo quiero hablar con mi hija -interrumpió la reina con una sonrisa -Vamos sólo será un momento, y creo que lo necesitas.

Jinha suspiró vencida y asintió caminando al lado de su madre, necesitaba desahogarse por primera vez en su vida, ese chico había acabado con su paciencia y su único pensamiento en ese momento era como matarlo con mucho dolor, nadie, en toda su vida se había atrevido a hablarle de aquella manera, ella había sido criada para ser respetada, la habían una entrenado para ser respetada, temida, no para ser pisoteada por un imbécil con delirios de grandeza, una vez dentro la habitación principal Yeon ordenó mudamente que las dejarán a solas y caminó hasta la mesa donde siempre servían el té, sentándose suavemente.

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