Jinha caminó hasta las habitaciones de su madre con todo el aplomo que la caracterizaba, sin apenas darse cuenta repasaba en su cabeza como le daría la noticia de su próximo enlace con Chanyeol, sabía que no debía temer porque para su fortuna contaba con el apoyo de su padre, pero así mismo sabía que la reacción de la reina no sería agradable, después de todo ella tenía sus propios planes, mismos que se fueron al traste en el momento en que Junmyeon murió, gracias a ella debía decir, esperó a que la doncella que velaba las puertas anunciara su entrada y con rostro sereno se adentró hasta la estancia principal encontrándose con una imagen de su progenitora para nada digna, sus cabellos sueltos y sus ropas sueltas decían mucho de lo que por su cabeza pasaba en esos momentos, por lo que no queriendo alterar más su, a simple vista delicado carácter, inclinó su espalda a modo de reverencia y esperó tener su total atención.
-Hasta que te dignas a parecer, he estado esperando por tí desde hace ya varios minutos ¿se puede saber dónde estabas? -fué el recibimiento de la monarca cuando sus ojos se encontraron con los contrarios -Da igual no me respondas... ¿Sabes que la gran primera esposa acaba de intervenir en el juicio del asesino de tu hermano? Es inadmisible que se inmiscuya de esa manera en mis asuntos... ¿Quién se ha creído que es? Acaso soy una pintura o un lienzo? Pero esto no se queda así, ya lo tengo todo planificado y tú me ayudarás.
La princesa tomó asiento frente a su madre cuando está lo hizo frunciendo el ceño, los planes de su progenitora nunca habían sido exactamente de su agrado porque de una forma u otra siempre terminaban enredándola en conflictos que para ella carecían de importancia, sin embargo la curiosidad se hizo presente y prefirió saber de que se trataba, de hecho evitaría momentáneamente el tema de su futuro matrimonio ya que al parecer la reina no estaba para buenas nuevas.
-La escucho -fué lo único que dijo mirándola fijamente mientras una pesadez se instalaba en su estómago.
-Voy a cambiar al rey... vamos a poner fin a la dinastía Yi, vas a casarte con el magistrado Choe Hyunsu y te convertirás en la consorte real.
Jinha achicó sus ojos para evitar ampliarlos y demostrar su sorpresa y hastío, sinceramente las ansias de poder de su madre estaban volviéndola loca y poco a poco estaban arrastrándola con ella, sabía perfectamente quien era el magistrado Choe, y también que era un hombre inútil y amanerado que jamás conseguiría algo así por sí sólo, de hecho no dudaba que esa hubiera sido exactamente la razón por la cual su madre lo había escogido, ya que, al su potestad estar por el suelo dejaría a libre albedrío las decisiones de estado y ella se convertiría tarde o temprano en la regente, aún así un golpe de estado no era tan fácil como parecía, sobre todo porque el ejército real había establecido su lealtad a dos de los príncipes de la corona, Yifan y Chanyeol, la división sin embargo no era algo preocupante porque siempre hacían las cruzadas y misiones juntos, además de que el cuarto príncipe jamás mostró signos de anhelar más poder del que le pertenecía.
-Supongo que el magistrado está al tanto de tus planes -preguntó despreocupadamente mientras con un movimiento de cabeza su madre ordenaba a una de las chicas el servicio del té.
-Lo está, tanto el como sus seguidores, pero hay algo que debemos hacer antes y es ahí donde requiero toda tu concentración -la reina guardó silencio sin separar sus ojos de los de su hija hasta que estuvieron solas nuevamente - Tenemos que limpiar el camino para él... deshacernos de los dos hijos más fuertes de la corona, tenemos que pensarlo meticulosamente para que parezcan accidentes, y con una diferencia máxima de quince días entre cada muerte, así ganamos tiempo con los ritos funerarios de uno para acabar con el otro.
Jinha observó a su madre haciendo todo lo posible para no reír a carcajadas, definitivamente estaba loca y su aspecto no ayudaba mucho, aunque ella no había heredado su cordura precisamente, tomó la taza que habían dejado frente a ella y con toda la calma del mundo la llevó a sus labios sintiendo el vapor del líquido tocar su rostro, debía pensar con mucha calma que hacer a partir de ahora, ¿sería lo mejor ir a donde su padre y contarle lo que su madre estaba planeando en su contra? ¿O simplemente dejarla caer por su propio peso? La reina no estaba midiendo sus palabras con cuidado y ciertamente el magistrado no tenía seguidores, esos sólo serían un grupo de personas con ganas de subir, escaladores sociales, eso sin mencionar que el día que el golpe de estado se llevara a cabo las reinas y príncipes serían los primeros en morir, nietos, sobrinos todos; porque de lo contrario la nueva dinastía sólo estaría en peligro de caer antes de siquiera comenzar a gobernar.
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El eunuco
FanfictionUna mentira que se convirtió en la verdad más absoluta, una lucha por conquistar el corazón de quién miente, un príncipe al que observar es un pecado, un amor que duele tanto que es imposible dejar de sentirlo. Romance y placer. Tentación y pecado.