Encontrados

7 1 0
                                    

Sonó la alarma

Sí, tenía que levantarme, cierto. No tenía ganas. Preparé las cosas para ir al trabajo, como cada día. El bolso, las llaves y ¡Aww! un bostezo...

Cuando estuve a punto de salir por la puerta se me vino a mi mente un flashback:

—Enhorabuena Eliza. La entrevista ha quedado muy bien. Te daré más detalles próximamente. Creo que mañana te mereces un día de descanso por todas las molestias, así que, disfruta.

—De acuerdo, Albert.—Le dije.

Fin de flashback

Espera, espera, espera... ¿Me he levantado de la cama a las 5 A.M. para nada?

Si es que eres boba, ya te lo he dicho...

¡A callar!

Entré de nuevo en el apartamento y cerré con llave. Me puse detrás de la puerta y me puse a pensar con mi mano derecha tapándome mi cara.

Madre mía, mira que no acordarme de esto... No tengo remedio...

Ya

¡Calla ya!

Bueno, pues algo tendría que hacer. No iba a estar aquí metida, así que me duché y salí más tarde a desayunar.

...

Estaba paseando, hasta que, sin darme cuenta, llegué al mismo teatro donde el otro día vi la obra "Money can't catch me". El cartel de la actuación todavía estaba. Me quedé mirándolo fijamente. Vi a los personajes y ¡rayos! ahora lo recordaba. Ya sabía el motivo por el cual me sonaba la cara de aquel joven actor al que entrevisté, ¡ja ja! ¡Yo lo vi actuar en este teatro días antes de entrevistarlo! ¡Será posible!

Sin más dilación, seguí mi camino para buscar una cafetería cercana y poder así desayunar. Me decidí por la más cercana al teatro. Era una cafetería que estaba a 200 metros y en la misma calle del teatro.

Entré y pedí un descafeinado, una rebanada de pan con mantequilla y galletas como desayuno continental. La verdad, me gusta Inglaterra en muchos aspectos pero en las comidas soy muy exquisita y el desayuno inglés no es mi punto fuerte, además, no me gusta la carne. ¿Quién se comería en los desayunos unas salchichas, bacon, jamón, huevos fritos, patatas fritas y judías cocidas parecidas a un puchero? ¡Buajj! Con solo mirar me dan ganas de vomitar... Además, el fritoleo es perjudicial para salud en los desayunos pues es la primera comida que entra al organismo y, dicho sea de paso, ésta debería entrar "saludable".

Antes de que me pusieran en la barra mi pedido, quise encontrar una mesa libre pero estaba todo muy lleno. Estuve dando vueltas como una tonta por la cafetería para mirar si alguien se marchaba de alguna mesa pero era imposible. Había demasiada gente y demasiado agobio. Ya no sabía que hacer, salvo en mirar a todos lados. Pensé en desayunar en la barra hasta que algo llamó mi atención:

—Pss, pss.

Parecía que alguien me llamaba, pero serían imaginaciones mías. Seguía viniendo más gente...

—¡Pss, pss!

Más personas de la barra empezaron a mirar alrededor del lugar pensando también en que eran llamados por alguien. Me pregunto quién podría ser. De casualidad, desvío mi mirada hacia una mesa y veo a alguien señalándome, era un hombre. Él llevaba una gran bufanda y apenas podía verle la cara. Me señalaba con la mano para que viniera hacia él. Yo me autoseñalé incrédula para evitar errores y él afirmó. Mi pedido aún no estaba en la barra, esperaba a que no me llevara mucho tiempo.

Me acerqué a la mesa de ese hombre misterioso y cuando ya estaba lo suficientemente cerca, me habló.

—¿No encuentras mesa? Puedes sentarte conmigo si quieres.—Me dijo él.

¿Eh?

—¿Quién es usted? ¿Nos conocemos?

El hombre se quitó la gran bufanda de su cuello y lo reconocí.

—¿Colin? ¿Colin Morgan? ¡¡¿Es usted?!!

—¡Shh! ¡Calla! No pueden verme aquí, disimula.

Se puso de nuevo su gran bufanda y un gorro. Yo me fui a por mi pedido y volví a la mesa con él.

—¿Qué haces aquí? Creí que tenías la agenda llena.

—Y no te mentí, pero soy humano y necesito comer también. Además, creo recordar que ya te dije que desayunaba por esta zona.

¡Vaya!

—¿Y por qué por esta zona?

—Porque estoy representando una obra de teatro y esta cafetería es la más cercana al teatro en cuestión. Así puedo volver a pié.

No supe qué más decir, me quedé sin palabras y sorprendida, no sé por qué. Después de su última respuesta, empecé a desayunar callada. Él tampoco me preguntó mucho más. Yo sólo saboreaba mi comida y le miraba de reojo sin que se diera cuenta. Cuando él apartaba la vista de su desayuno, yo disimulaba y miraba a otro lugar de la sala. Su desayuno constaba de un sándwich vegetal y un café.

—Una pregunta, ¿sólo desayunas eso?

—Sí, soy vegetariano y suelo comer comidas ligeras.

—Ah...

Seguimos comiendo. No me dijo nada más. Él era resevado y yo también pero tenía que hablar algo. Por otra parte, también estaban los nervios del momento, espera ¿nervios?

—¿Y tú que haces por aquí, Eliza?

¡Se acuerda de mi nombre!

—Pues... ¡Ja, ja! (Reí con ironía mirando a todos lados) el motivo por el cual estoy aquí desayunando va a ser difícil de explicar. Verás...

—¡Ups!—Miró su reloj de pulsera—¡Qué despiste! Lo siento, tengo que irme a los ensayos.—Se llevó un maletín que tenía encima de la mesa—¡Nos veremos otro día!

Se levantó de su asiento y se fue rápidamente.

¿Se va? ¿Así sin más?

¿De verdad tenía que irse o quizá ha huido de mi? ¿Habré dicho o hecho algo que le ha incomodado?

Ojalá vuelva a verle de nuevo.

✨BLUE EYES LIKE SKIES💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora