06

1.5K 208 31
                                    

—Buenas noches, amigos, hemos tenido las últimas noticias: un joven mafioso y prostituto ha sido arrestado por el asesinato de una dama prostituta llamada Vaggie. Le pediré atentamente mis condolencias a la familia y le daré sus respectivas flores —habló el castaño melancólico enfrente al micrófono. —Es una pena dicha pérdida, ¿no creen? Charlotte, una de las grandes fundadoras del pueblo, gracias a su padre —le restó importancia —está demasiado afligida, ojalá que Vaggie pueda ir al cielo y ser feliz —suspiró —vamos a poner algo de música —agarró un disco y lo colocó en el tocadisco, desactivando el micrófono y oyendo la melodía melancólica. —Qué lástima —susurró y soltó una traviesa risa —¿Inculpar a Angel? Fue la mejor decisión que opté —se abrazó a sí —ahora hablo solo —susurró a lo bajo.

—¡Alastor! —la puerta fue abierta, dejando ver a la rubia sollozante. Ella tapó su rostro, empapado en lágrimas. Él se giró y se acercó a ella, abrazándola en brazos. —¡Dime que no es cierto, Alastor, dime que no es cierto! —gritó la rubia, empujándolo. —¿En serio Angel mató a...? —se quitó el gorro, soltando otro sollozo.

—Lo lamento mucho —él la estrechó en sus brazos y sonrió para sus adentros. —Sé que es algo muy difícil de pasar —ella asintió y lo miró, tragando saliva.

—Yo... Nos hemos conocido en una situación difícil, ¿no crees? —Alastor asintió levemente y descendió su vista a los labios ajenos. La rubia notó esto y cedió: besándolo. Él estaba gustoso, hizo lo que quería. La agarro de muslos y la subió al escritorio, tirando el micrófono al suelo y empezando a besar su cuello. —S-Señor —soltó un jadeo, mirando a aquel homicida en cubierto.

—¿Usted quiere seguir? —le siguió el juego, mirándola con deseo. Ella solo contestó con un beso. Tiró por ahí su bolso y él le quitó aquel abrigo, dejando a la vista una blusa rojiza. Ella se la desabrochó y se la quitó, mostrando su sostén crema. Él mordió su labio y se dedicó a atacar su territorio.

...

La rubia acomodó su falda y se colocó su abrigo, aclarando su garganta. Limpió el maquillaje que poseía y miró de reojo a aquel castaño fornido, que abrochaba su camisa.

—Y... ¿Le gustó? —susurró ella a lo bajo, insegura.

—¿Va a tratarme de usted tras esto? —no la miró. Ella se sonrojó y volvió a mirar a otro lado, frente a ella.

—Es que... No estamos casados —soltó.

—¿No hizo travesuras en su edad joven? —él se giró y se acercó a ella, abrazándola por la espalda.

—¿“Joven”? ¿Disculpe? —ella se giró observando su rostro. Lo tomó entre manos.

—Sí, porque podemos comenzar a salir —declaró. —Me atrae, señorita Charlotte —las mejillas ajenas se llenaron de un color rojizo y ella desvió la mirada.

—Alastor, ¿está usted seguro? —él agarró su mentón.

—¿Acaso duda de mí? —ella negó con la cabeza y juntaron sus labios. El sonido del teléfono hizo que aquel castaño se separara. Se relamió los labios, sintiendo aquel lapizlabial rojo sobresaliente de estos. —Alastor de la estación de radio al habla...

¡¿Alastor?! ¡¿Qué ocurre?! ¡Hace como dos horas terminó la canción! —el castaño dio un brinco.

—¿Dos horas? —susurró, formando una sonrisa traviesa. Cruzó miradas con la rubia que se sonrojó. —Cálmate, Niffty, no me pasó nada. Adiós —se despidió y cortó.

—¿Tu esposa? —ella habló algo celosa.

—No, es solo una compañera, una sirvienta —le restó importancia y se acercó a ella. Y sin más, él volvió a la radio.

In The Other Line | Chalastor [Human Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora