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Un tiro, dos tiros, ¡tres tiros!

—Nada mal —halagó Alastor apoyándose en el barandal del sótano. El rubio se giró y dejó la pistola encima de una mesa de madera. —Vamos a cenar con alguien que no sabe nada.

—¿Charlie? —se atrevió a decir.

—No —rodó los ojos y comenzó a subir los escalones. Ángel miró de reojo la pistola y tragó la garganta, agarrándola y dando un último disparo a un retrato del castaño.

...

Husk acomodaba su copa con vino fino —clásico de Alastor— y miraba de reojo de vez en cuando a Ángel.

—¿Qué? —escupió al fin el rubio al canoso. —¿Quieres que te chupe la pija ya que me miras mucho? —-habló molesto.

—Por supuesto que no —respondió con asco el canoso. Alastor suspiró, negando con la cabeza —¿cómo va la caza?

—¿Caza? —se atrevió a pronunciar el rubio.

—Sí, caza —miró con frialdad al rubio, que se removió en su asiento —va bien, aunque algunos se me escapan —le resta importancia.

—Qué raro. Nunca se te escapó uno.

—Ahora vive conmigo —vaciló Alastor mirando al canoso. —¿Cómo vas con tu esposa?

—Exesposa —sacó pecho orgulloso.

—Anda, que luego tengo que aguantarte lloriqueando en el bar —rió el castaño, cortando la carne y metiéndosela a la boca. Niffty se acercó con la botella de vino, dispuesta a servirle a Alastor. El líquido oscuro y bordó desdenció por la botella hasta la copa.

—Y dime, Husk, ¿de qué sirves a Alastor? —la menor dio un salto y miró inmediatamente a ese par.

—¡Niffty! —chilló Alastor. Ella dio otro salto, causando que tire algo de vino en la ropa del hombre. Ahora no solo desbordaba vino en la copa, si no estaba sucio.

—Lo lamento, mi señor —ella colocó una mano en su mejilla —fue un accidente.

—No lo dudo —habló entre dientes el castaño y miró con desprecio al rubio que permaneció mirando incrédulo la escena.

—Déjeme ayudar——ella lo tomó firmemente del brazo, dispuesta a llevarlo con ella.

—¡No me toques! —chilló mirándola mal a la menor, que lo soltó de inmediato. Ella tembló en su lugar y miró la mancha. Un impulso por limpiarla apareció. Él respiró profundamente —por favor, Niffty, no te preocupes —ella jugó con el borde de su vestido.

—Sí, mi señor —ella retrocedió y dio varios trotes a la cocina con la botella en mano.

—¿Alastor? —llamó Husk, mirándolo extrañado —¿pasa algo? —el castaño se quitó los lentes y se talló los ojos.

—No, no —se apresuró y miró directamente al rubio —solo el trabajo me estresa.

—Deberías tomarte un tiempo —el castaño se encogió de hombros —o encontrar una linda chica —el castaño se sonrojó y el rubio parpadeó.

—¿Una chica?

—Sé que no te has casado desde el fallecimiento de Mimzy —sonrió —¡pero sería lindo! —le dio un suave codazo al locutor.

—Ya hay una chica —se adelantó el rubio, recibiendo otra mirada de desprecio —¿o no, Alastor?

—¿En serio? —se atrevió a pronunciar el canoso emocionado.

—Es solo alguien casual.

—¿Charlie es algo casual para ti? —se adelantó a preguntar el rubio tajante. El castaño lo miró con desprecio —no contestaste mi pregunta, Husk —volvió su vista al canoso —¿en qué le sirves a Alastor?

—Uh... —miró nervioso a Alastor. Este suspiró y asintió, rendido —... Le vendo las armas para su cacería, ¿por qué? 

In The Other Line | Chalastor [Human Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora