El Bien y el Mal II

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II

La lucha del Bien y el Mal lo había alcanzado.

Al brujo no le importó cuál de los dos defendía él, porque fuera el Bien o el Mal, él defendía a Ciri… Y lo haría, incluso, con su propia vida. No permitiría que volvieran a poner las manos encima de aquella niña. Su pequeña bruja. Él la iba a salvar, a como diera lugar.

En aquellos momentos, Vilgefortz y Geralt se tenían uno frente al otro, rodeados de los cadáveres de los elfos que habían intentado perseguir a la pareja que Geralt había ordenado que corriera y el brujo había destrozado. El peloblanco sabía que las intenciones del hechicero no eran genuinas, algo deseaba de él, pero Geralt no se lo daría. No. Porque él jamás se involucraba… aunque finalmente, acabara involucrado en todo…

Las espadas del brujo estaban embebidas en sangre seca y la paciencia de éste se acababa… Minutos atrás, un portal se había abierto frente a él y Vilgefortz y un caballero negro con un caballo oscuro como la noche habían emergido. La lechuza gris había huido de inmediato.

El hechicero del Capítulo le dio la orden de avanzar al caballero negro y Geralt no había sido capaz de detenerlo, pues el hechicero lo había atacado con espadas y casi había perdido la vida en la lucha contra el brujo. Pero había logrado que el caballero oscuro avanzara, se escapara de los colmillos del Lobo Blanco.

Geralt estaba rabioso, acabaría con Vilgefortz y luego iría tras ese hijo de puta.

El hechicero le hablaba, intentaba que se uniera a su lucha, pero el brujo solo pensaba en ganar tiempo, para que Ciri y Jaskier huyeran, fueran a Loxia y de allí el bardo encontrara el modo de sacarla de la isla. Luego él se encargaría de encontrarlos, como les había prometido.

- Sigues sin poder valorar la situación, Geralt. – le dijo Vilgefortz, frente a él, recuperándose de los ataques que se habían sucedido tiempo atrás, agitado, recuperando el aliento, mientras su rostro estaba empapado de sudor. El de Geralt no, el brujo no había sudado una sola gota. – El Capítulo y el Consejo han dejado de existir. Los ejércitos del emperador Emhyr avanzan hacia el norte. Los reyes norteños ya no cuentan con el consejo de los hechiceros, ahora son como niños sin la teta de sus madres para alimentarlos. Sus reinos se hunden como castillos de arena ante el avance de Nilfgaard. Y yo no deseo matarte… - Geralt sonrió sombrío, puesto que segundos atrás, él había sido el que no había querido matar al hechicero.

Solo que el brujo, no sabía que aquella había sido una excelente actuación por parte de Vilgefortz, quien jamás había estado en peligro de muerte…

- Te lo propuse ayer, después de la gala y te lo repito hoy, Geralt: únete a mí, únete a los vencedores.

- Tú eres el perdedor. Porque pierdes tu tiempo aquí, conmigo, y porque Emhyr solo te tiene de instrumento, Vilgefortz. – le respondió Geralt. – Él solo necesita a Ciri, a nadie más.

- Disparas a ciegas, brujo, y por supuesto que no aciertas. – le corrigió el hechicero. - ¿Y si te dijera que Emhyr es mi instrumento?

Geralt rio: - No te lo creería…

- Por favor, brujo. Sé razonable. Deja de lado esta batalla entre el Bien y el Mal. No busque final tan banal. No. Únete a mí, luchemos juntos. Te respeto lo suficiente para quererte de mi lado, Geralt de Rivia. – el brujo rio.

- ¿Quieres que me una al bando que hoy he jodido bastante? – con parsimonia, el brujo señaló los cadáveres de los elfos a su alrededor.

- Estos elfos no representan nada ¿Artaud Terranova? El hechicero que has matado a poca distancia de aquí porque intentó poner las manos encima de Cirilla de Cintra… No es nadie. No representa nada. Asuntos sin importancia.

The Witcher: Lanza una moneda a tus brujosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora