I Don't Want To Be A Hero, Year 2 - Etherian

Capítulo 37.- 28 De Diciembre De 1992 - Té

Harry miró su reloj de bolsillo: eran las once y cincuenta y dos antemeridiano. Metió el reloj en su pequeño bolsillo y luego pasó las manos por el pecho de su chaleco. Este era de un púrpura intenso con un bordado más oscuro de púrpura y rojo vino intenso. Era el chaleco del traje que su padre le había regalado por Navidad.

En Hogwarts, cuando vestía su chaleco verde bosque, Draco pensó que parecía viejo. Ginny pensó que parecía pretencioso. Luna le dijo que se parecía al hijo del apuesto coronel Brandon. No estaba seguro de quién era, pero sospechaba que el coronel Brandon, podría ser un héroe de uno de los libros muggles que Hermione le había estado prestando a Luna para leer. Hermione estuvo de acuerdo con Luna, y luego ambos se rieron mientras miraban a su padre y lo comparaban con un "Ministro de Barchester". Todo era una tontería, de verdad. Harry se sintió adulto y distinguido.

Severus había pedido prestados a Kili y Fili, los elfos domésticos de la casa de campo Malfoy, para limpiar y prepararles el té. Luego los hizo irse a casa para poder recuperar su cocina e hizo el almuerzo.

Una vez más, Harry miró su reloj, lo guardó, y esta vez revisó la mesa redonda baja frente a las sillas y el sofá donde todos tomarían el té. El set era un bonito juego de té azul de China con dragones chinos, volando sobre hermosas tierras de cultivo. La mesa en sí, construida solo para el té según Severus, era de teca muy pulida y manchada de negro. La tetera descansaba sobre un salvamanteles de hierro enrollado, y las tazas descansaban en platillos mientras esperaban el té. Cerca de la tetera había un plato de servicio que contenía sándwiches de pepino y mantequilla, sándwiches de tocino y aceitunas, y bonitos pasteles de limón para el profesor Dumbledore. Severus había colocado el té bajo un hechizo de calentamiento, y el plato de bocadillos y pasteles estaban bajo un hechizo de enfriamiento.

Harry acababa de sacar su reloj por tercera vez de su bolsillo cuando llamaron a la puerta principal—¡Son ellos! —Gritó innecesariamente.

Severus salió de la cocina secándose las manos, desvaneció la toalla y luego convocó las chaquetas de Harry y él. La de Severus era un abrigo largo nuevo (Harry había señalado que el viejo parecía un poco gastado y deslucido) que cayó cómodamente sobre sus rodillas. Harry llevaba una chaqueta más corta que tenía un ligero chapuzón en la parte trasera. Una vez en sus chaquetas, Severus le hizo un gesto a Harry para que abriera la puerta y recibiera a sus invitados.

En la puerta, Harry respiró hondo para fortificante. No se dio cuenta de que su padre detrás de él había hecho lo mismo. Severus se estaba acostumbrando a hablar relativamente bien del adulto Remus Lupin, pero no le había hablado desde que el hombre había amenazado inicialmente con sacar a Harry de su custodia hace casi un año.

Harry abrió la puerta para ver a Remus Lupin en la puerta, y a su lado estaba Albus Dumbledore. Remus llevaba un traje de tweed con elegantes parches de cuero en los codos de la chaqueta. Albus había ayudado a hacer varias reparaciones mágicas en el traje desgastado. El propio Albus, por una vez teniendo en cuenta el hecho de que Severus despreciaba su atuendo más colorido, vestía túnicas sedosas de terciopelo azul y verde, y una gorra puntiaguda que hacía juego; la punta se inclinó hacia la derecha.

—Bienvenido Profesor Lupin y Dumbledore—Harry sonrió y marcó el comienzo de sus invitados.

Albus le dio unas palmaditas en el hombro a Harry—Gracias por invitarme, Harry. Pero puedes llamarme Albus. Ahora estoy retirado, así que tampoco soy director ni maestro—.

—Remus...—Severus apenas evitó dirigirse al mago que no le gustaba por su apellido—Albus—Él hizo una reverencia—Siéntense por favor y Harry servirá—.

Harry sirvió el té tan pronto como los dos magos se sentaron en el sofá. Severus, que no estaba dispuesto a dejar a su hijo solo con sus invitados, había puesto el almuerzo bajo estasis hasta que pudiera regresar. Durante varios minutos, los cuatro magos bebieron su té en un silencio incómodo.