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Christofer

La mujer de cabello azabache, tan oscuro como la noche, con sus ojos de perlas, impregnados en el manjar que le he comprado, observando el plato de manera tan delicada, mueve despacio sus pestañas para al fin mirarme.

―¿Qué? ―dice de manera tosca.

Sonrío y tomo un poco de vino, observo detenidamente el restaurante y vuelvo la mirada a nuestra mesa, luego decido contestarle con tranquilidad.

―Aunque me deleita tu presencia, me sorprende que no hayas intentado escapar, podrías gritar ahora mismo ―sugiero.

―No sé a qué estás jugando, pero no voy a caer en eso.

―El doctor encontró pastillas debajo de tu cama ―Bebo otro sorbo.

―¿Y? ―Alza una ceja.

―Si estás lucida te sería más fácil huir, ¿no crees?

―No entiendo a dónde quieres llegar.

―A la verdad, la historia de la Sociedad de las Letras.

―Ya la conoces, ya te la conté ―expresa cortante ―, y te recuerdo que lo hice mientras desvariaba, así que no te convengo lucida ―aconseja.

―¿Por qué te aferras al pasado?

―Porque es lo único que conozco ―expresa serena ―¿Y tú?

Huelo el aroma de mi copa.

―Me intriga bastante, casi podría denominarme historiador.

―Uno corrupto.

Me río ante su acotación.

―Touché.

―¿Qué quieres de mí?

―Ya te dije, conocerte.

―Eso es más falso que toda esta fachada que armaste para convencerme ―Señala la mesa llena de manjares y vinos caros.

―¿Qué tiene de malo que un hombre quiera conocer a una mujer?

Se acerca a mi rostro despacio.

―Pues que no la secuestras.

―Touché, he perdido otra vez ―Me río.

―¿Pues vas a responder entonces?

―¿Qué deseas que te conteste? ―Continúo con mi semblante tranquilo.

―¿Qué quieres de mí?

Me relamo los labios y me acerco también a su rostro.

―Todo.

Deja de estar inclinada en mi dirección y se sienta derecha para alejarse.

―¿Qué obsesión tienes conmigo? No me conoces.

―Madeleine yo... ―Bebo un poco más de mi vino y luego dejo la copa a un costado ―tu existencia para mí es muy valiosa, eres la persona más importante de la Sociedad de las Letras, eres la esposa de Raid Rockefelle, tienes la sangre de Ellie Divine y la de Jayce Markov, eres un monumento viviente. Estoy seguro de que un montón de mafiosos quisieran conocerte y sin embargo, no saben que estás viva, no pueden hacerte daño, nadie puede, te aseguro que estoy aquí porque quiero ayudarte y protegerte, si fueras a un hospital de verdad, todos sabrían de tu existencia, ¿no crees?

Perversa Oscuridad: CristalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora