8: Trucos

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Christofer

Intenté ganarme su confianza, conocerla, saber todo de ella, intenté ser amable, no sirvió, recurrí a los mismos métodos que Raid Rockefelle, pero tampoco lo conseguí, no soy como él. Me considero corrupto, pero no a su nivel. Tengo odio, rencor y mucha ira acumulada contra aquel hombre que violó a mi esposa, que logró que con su tortura ella quisiera irse de este mundo, morir. Él se llevó a mi mujer, quise hacer lo mismo con la suya, pero no fui capaz.

Quise vengarme, pero ese infeliz está muerto y me la agarre con esta pobre mujer ¿Qué clase de hombre soy? Necesito pensar más las cosas.

Muevo la copa de vino que sostengo, mientras estoy sentado en mi sillón, mirando hacia el ventanal, con aquella oscura y hermosa vista de la ciudad en la noche. Es tan relajante. Se oye el chirrear de una puerta abrirse y la mujer en la que he estado pensando toda la madrugada se acerca hasta mí.

―¿No irás a dormir? ―pregunta.

―Madeleine ―Tomo un poco del líquido ―, no soy tu esposo ―aclaro.

Se queda tildada un segundo y reacciona.

―Son las cuatro de la madrugada.

―Así es ―me limito a decir.

―Ven a la cama ―insiste.

―Sal de tu delirio, no soy Raid Rockefelle.

Frunce el ceño.

―No estoy delirando.

―¿Recuerdas que casi te violo hace unas horas? ¿Eres masoquista acaso? No deberías invitar al hombre que te atacó al cuarto a que te acompañe.

―Dije que quería un cuarto contigo ―Camina y se sienta a mi lado.

Me río y dejo la copa a un costado en el suelo.

―Me sigues coqueteando ―afirmo ―¿Así piensas escapar?

―No estoy intentando huir, solo me adapto a la circunstancia.

―Eres buena con los chistes ―No dejo de sonreír.

―¿Por qué sería un chiste? He vivido encerrada mucho tiempo, es normal querer formar relación con el secuestrador.

Me acerco a su rostro y se queda quieta.

―Porque te has negado todo este tiempo a confiar en mí ―respondo a su pregunta ―. No te creo nada, Madeleine.

Sonríe.

―Tienes razón, aunque nunca dije que confiaba en ti ―me aclara.

Hago una carcajada.

―Cierto, pero eso no quita el truco.

―¿Eso significa que no vendrás al cuarto? ―Insiste.

―¿Cuál es la necesidad de que vaya? ―Me acomodo inclinando mi espalda contra el respaldo del sillón y me quedo observándola ―¿Vas a matarme mientras duermo? ―bromeo aunque podría ser verdad ―Aunque lo más probable es que esperas a que me duerma para intentar escapar, lo siento no solo hay llaves magnéticas, también hay guardias en todo el edificio y esta vez están advertidos, así que te sería imposible ―le advierto.

―Quizás tengo métodos para evadir todo eso.

―Interesante, enséñame todos tus trucos.

Perversa Oscuridad: CristalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora