14: Socio

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Christofer

He conseguido contactar con Edgard justo a tiempo, ya estaba por partir a su viaje. No quise contarle la razón de mi llamada urgente, preferí esperar a que venga y que vea a su madre por él mismo. Espero que esto tranquilice un poco a Madeleine, mi pecho siente una gran presión al verla sufrir, incluso aunque siga pensando que no debería tener sentimientos por ella.

Edgard llega al edificio y me acerco a la recepción para encontrarme con él, sigo sin darle muchas explicaciones, aunque el rubio no le toma mucha importancia, confía plenamente en mí, desde que lo saqué del lío injusto en que lo habían metido con la ley.

Somos interrumpidos por Raziel al llegar al ascensor, el cual me advierte de la visita de uno de mis socios, Tyner Verol, así que me detengo y nos dirigimos mejor a su encuentro.

―Estaba aquí ―me informa mi empleado cuando entramos en la oficina.

Tengo un mal presentimiento.

―Vamos a la sala de seguridad ―sugiero y me siguen.

Mi presentimiento se convierte en real, cuando visualizo que en las cámaras, Tyner visita a Madeleine.

¿Qué pretende?

Madeleine

Ha pasado un día de lo ocurrido y ya no me quiero apegar a la realidad, mis pastillas se han perdido en el agua del excusado. Estoy sentada en el suelo, apoyando mi espalda contra el borde de la cama, visualizo que la ilusión de Raid está al lado mío sonriente, frunzo el ceño y lo observo de mala manera.

―¿Por qué no hiciste nada?

―¿Sigues esperando cosas de mí, cariño? He sido horrible contigo y tú me sigues pensando, no sé si estás loca u obsesionada, quizás un poco de ambas ―se burla como si estuviera aquí, pero me duele como si fuera real.

―¿Por qué me lastimas? ―Bajo la vista sintiendo mis ojos humedecerse.

―¿Yo? ¿Lastimarte? Eso lo haces tú sola.

―No quiero pensar más en ti.

―Eso díselo al inodoro ―Se carcajea al burlarse de que tiré las pastillas.

Se escucha esa risa tan fuerte que hasta podría jurar que me rompe los tímpanos, aunque todo es parte de mi mente, lo sé con claridad, sin embargo es inaceptable, no lo puedo admitir.

Oigo la puerta abrirse y me sobresalto, así que rápido me levanto del piso, pero mi buena sensación desaparece al saber que no es Chris, termino frunciendo el ceño al igual que miré a Raid, aunque estoy segura que esta no es una ilusión.

―¿Y tú quién eres? ―le pregunto al hombre que tendrá unos treinta, cabello negro y la piel un poco más oscurita que el resto.

Acomoda su corbata el trajeado y me sonríe en señal de amabilidad.

―Un gusto, mi nombre es Tyner Verol, soy socio del señor Crager ―se presenta.

―¿Y por qué estás aquí? ―cuestiono confundida.

―Me enviaron a averiguar algo.

―Yo que tú no confío ―Oigo a la ilusión de mi marido, que sigue sentado en el suelo.

―¿Y qué quieres saber?

―Ayer conociste a una persona, la administradora de Cenizas Ocultas, Keyla, ¿cierto? ―Ladea la cabeza.

―No sabría decirte ―Me lo pienso ―, no conozco su nombre.

―Keyla es la hija de Christofer y una decepción para él, por eso tuve que venir de manera discreta hasta ti.

La hija de...

―Oh Dios ―Cubro mi boca sorprendida ―. Creí que en realidad estaba muerta.

―Todos creían eso, señora.

Bajo mi mano con cautela.

―¿Y a dónde quieres llegar con todo esto? ―Entrecierro los ojos.

Levanta un arma contra mí.

―¿De verdad no lo imaginas?

Mierda, otra persona que quiere matarme por los errores de Raid, y obviamente no lo hace ella misma, porque quedaría marcada por las cámaras y hubiera perdido todo poderío. Es una mujer inteligente, mandando a otros a hacer su trabajo sucio, moviendo fichas, era evidente que tenía que ser la administradora.

Christofer

Llegamos corriendo a la habitación donde se encuentra Madeleine, entonces al abrir vemos como Tyner le está apuntando con su arma. Rápido, Edgard reacciona y le dispara primero con la suya, mi socio logra ocultarse debajo de la cama.

―Te tenemos rodeado ―le aclaro mientras alejo a Madeleine de allí y ella solo mira en una dirección, un lugar vacío, es evidente que no ha tomado sus pastillas ―. Ríndete y consideraré no matarte ―advierto y le hago una señal a Raziel para que se acerque despacio.

Tyner hace una carcajada.

―Tranquilo, viejo, solo hacia un recado de tu niña, no querrás matar a tu yerno, ¿o sí?

―No sé cuánto de eso sea verdad, pero no me interesa ―le aclaro ―. Más vale que des una buena explicación de lo que haces aquí.

―Somos socios, qué más da ―Se levanta del suelo, sin sostener su arma y se acomoda la chaqueta sonriente ―. No seas así, cálmate.

―Estoy calmado ―Sonrío.

―Confía en mí.

Frunzo el ceño.

―No confío en traidores.

―¿Es que acaso no te di toda la información sobre tu hija? ―Alza una ceja ―Toda la verdad.

―Eso no importa ―digo severo ―. Me interesa saber qué pretendes matando a Madeleine.

―Lo que tú pretendías hace tan poco tiempo y cambiaste de opinión. Keyla creía que la asesinarías, ella también se ha decepcionado de ti al parecer, así que me mandó a hacer el trabajo sucio ―explica.

―No es culpa de Madeleine lo que Raid Rockefelle le hizo a Seline ―nombro a mi esposa fallecida y la madre de nuestra hija, Keyla.

―No, ese rencor te lo guardaste tú, ella está por el poder y lo sabes, la existencia de Madeleine, la descalifica de todo lo que ha logrado, su sufrimiento no debe ser en vano, ¿entiendes?

―Eligió una vida de mierda y llena de mentiras contra su familia, no me interesan sus propósitos.

―Negócialo con ella, campeón, yo solo estoy trabajando.

Saca su arma otra vez y con el primer disparo hace que la lámpara se caiga, entonces nos distrae, agarra el brazo de Madeleine, que continua en sus delirios, y se la lleva, así que los seguimos.

Vamos por un pasadizo secreto que tiene el edificio, para llegar más rápido abajo y detenerlos, pero mi sorpresa es inminente cuando visualizo a Hermes, el otro hijo de Madeleine, llegar a la recepción.

Mierda, esto se puso peor.

Perversa Oscuridad: CristalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora