Silhouette [1] ➳ Fred Weasley

ii.iv

❝We have to go.❞

El aire frío de la noche había golpeado a Nina, quién se estremeció ante el contacto que hizo con su cuerpo, traía puesta un delgado saco que funcionó todo el día pero que en aquel momento se veía muy inútil. Sus brazos se envolvieron en su cuerpo intentando darse un poco de calor mientras caminaba detrás de su padre como si de un perrito se tratara.

— Tienes que mantener la boca cerrada, sonreír y asentir a todo lo que pregunten.

— ¿Incluso a las especulaciones? —preguntó con sorna.

— Mira niña...

— Papá, no vayas a querer causar una escena, todos te miran. —dijo con una sonrisa ladeada, el hombre la escaneo antes de seguir caminando y que Nina pudiera suspirar de alivio.

Su madre y hermano se habían quedado junto a los Malfoy, este último se negó a quedarse con los rubios, pero no tuvo otra opción cuando Lucius Malfoy comenzó a hacer preguntas al menor de la familia, ninguno de los hermanos sabía quién la estaba pasando peor, aunque muy en el fondo Tyler Thompson sabía que prefería hablar con el pedante del patriarca de los Malfoy que estar con su padre y los Dowell.

Nina también podía preferir eso que estar con la familia que detestaba con toda su alma a los nacidos de hijos muggle, incluso más que Malfoy, y su padre al tener la misma creencia el encuentro con ellos resultó ser de lo más incómodo para la joven bruja, quién solo rogaba por salir de ahí antes de que la pudieran ver, pero era muy tarde.

La mirada de la pareja se posó sobre la figura de ella mientras la escaneaban, la mirada fría y dura del hombre era la que causó un escalofrío en su cuerpo.

— ¿Tú que piensas? —preguntó el hombre con una sonrisa escalofriante.

— Sobre los nacidos de muggles, querida. —dijo la mujer al verla con la confusión dibujada en su rostro.

— ¿Ah? Oh, sí, son detestables. —respondió con una mueca, logrando que su padre sonría y tomará de su brazo— No puedo creer que tengamos que convivir con ellos.

— Es una lástima que hayas sido colocada en Gryffindor —murmuró el hombre de cabellos canosos—, una casa llena de traidores y sangre sucias.

— Si, hablaba de eso con mi padre durante mi primer año, supongo que no logró que Dumbledore aceptara un cambio.

— Ese viejo inútil admitiendo a impuros. —replicó la mujer— Por suerte mi hijo no tuvo que convivir tanto con ellos, fue un orgulloso Slytherin.

— Que maravilla por él. —exclamó antes de mirar al hombre a su lado— ¿Padre te molestaría que camine por ahí?

— Nina...