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Sábado por la noche, algunos podrían hacer diferentes actividades

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Sábado por la noche, algunos podrían hacer diferentes actividades. Mirar televisión comiendo frituras, ir algún restaurante, salir a pasar el rato con tu familia o amigos. Pues, para la familia Xavier-Lenhsher no era diferente.

Sus hijos junto a la parejas de estos se encontraban en la mansión del telepata. Ya era un tipo de rutina, pero sin embargo, lo disfrutaban. Bueno, solo si hablamos de los niños con sus padres.

-Esto está demasiado dulce.- murmuró el platinado mayor con un leve puchero. Aunque pareciera, su hermano era el fan de lo dulce, más no él. -Papi, ¿Podrías pasarme la sal?- preguntó levantando nuevamente su mirada para observar a los presentes.

Clint, Erik y Charles sintieron cómo sus dedos se tocaron. El tercio sostenía con la misma fuerza el tarrito dónde contenía la sal.

-Oh, mierda.- susurró el arquero soltando con rapidez el tarro.

-¡Eres una perra, Palmer!- gritó con gracia el pequeño velocista. Las últimas palabras no se escucharon con facilidad ya que el lobezno cubrió la boca de su pareja.

Las mujeres solo podían admirar con diversión la escena. Siguieron comiendo con naturalidad, acariciando las manos de la otra en forma de cariño.

-E-Esto tiene una explicación cien por ciento v-válida.-

El ruso se levantó de su asiento, acercándose a su padre Charles con aires de nerviosismo en su ser. Soltó un chillido al oír los cajones abrirse, divisando diversos utensilios con filo apuntando hacia el agente.

-¡Papá! ¡Dile algo!- sacudió al castaño por los hombros, soltando un ligero sollozo.

Xavier acarició el brazo de su hijo soltando un gran suspiro. Solo miró a su esposo un poco agotado por el drama del más bajo.

-¿Crees que podrá degollarlo?- pregunto la pelirroja a su amigo Howlett.

-Claro que lo hará, Romanoff. Es alemán, ¿Eso no es lo que hacen?- su tono de voz sonaba desinteresado. Abrazo por la cintura a su mocoso, dejando un beso en su cuello.

-Suegrito.- se calló al instante que oyó un gruñido por Magneto. -Erik, soy tu nuero favorito, ¡No me mates! ¡La sal era para mí!- cubrió su rostro con el plato que tenía su comida.

-Veamos que tan bien se me da la arquería. ¿Quieres?- le dió su tan conocida sonrisa de tiburón. Juraba que pudo escuchar un suspiro enamorado de parte de su esposo.

 Juraba que pudo escuchar un suspiro enamorado de parte de su esposo

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ONE SHOTS HAWKSILVER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora