ONE SHOTS HAWKSILVER.

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Era un día caluroso en Nueva York, perfecto para alguna bebida fría o incluso, comidas variadas que quedarían bien con esa estación de verano.

En la heladería se encontraban los mellizos junto a los agentes, estaban vestidos con diferentes ropas para no ser reconocidos, solo querían una tarde tranquila junto a sus parejas.

-Oigan, yo no conocía este lugar. ¿Cómo saben que son tan buenos los batidos aquí, eh?- cuestionó la bruja con los brazos cruzados. Cualquiera que la conociera bien, sabría que es algo "especial" con todo lo que sea dulce y líquido, más si ambos están combinados.

-Amor, confía en mí. Siempre que terminamos una misión con Barton, venimos aquí. Es maravilloso.- BlackWidow acarició el cabello de su prometida para que se calmé. Sonrió con satisfacción al ver que dió resultado.

Momentos después, llegó el velocista con los pedidos de los cuatro. Los acomodó en la mesa frente a sus respectivos dueños.

-Mocoso, ¿Quieres una propina por tan buen servicio?- apretó sin pena un glúteo del teñido con risas de por medio.

-Anciano, eres un puerco.- se sentó al lado del espía dejando escapar una carcajada.

-Por Dios, vayanse a un hotel.- la pelirroja, cubrió los ojos de la castaña con diversión.

Pasaron el resto del día con charlas, risas y robos de comida por parte de los menores. Cuando ya fueron a pagar, se quedaron otro rato sentados en la mesa.

-Hey, amor mío.- llamó la atención Clint al mutado sentado en su regazo, este se encontraba devorando una barra de chocolate que venía con su helado.

-¿Que quieres? Estoy en algo serio.- lo observó unos minutos y dejo un beso en sus labios para no ser descortés.

-Me pongo romántico...-comenzó Nat, dirigiendolé una mirada cómplice a la más baja.

-...Y te pones mamona.- ambas se echaron a carcajadas, llamando la atención de los demás presentes. Aunque de todos modos, no les importó.

-Ignoralas.- pidió el de gafas oscuras, haciendo vista ciega a las miradas que les dirigían los presentes a sus amigas. -Lo que te decía. Tienes unas buenas manos, y muy lindas.- sostuvo una entrelazando sus dedos con la ajena.

-Gracias, cielo. WanWan me obliga a usar de sus cremas.- miró las manos entrelazadas con ternura.

-¿Pero sabes? Se verían mucho mejor alrededor de m...- fue callado por un golpe de su mejor amiga antes de que siquiera pudiera terminar la oración. Tiempo después acarició la zona maltratada y soltó un quejido.

-Se verían mucho mejor alrededor de la biblia mientras nos lee un pésame, amén.- objetó la bruja, haciendo la típica pose con sus manos al juntarlas.