ONE SHOTS HAWKSILVER.

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Barton se encontraba observando a su esposo trabajar. Ambos decidieron seguir siendo vengadores, pero intentar obtener nuevamente una vida normal, así cómo en su niñez.

Mientras Pietro trabajaba en un restaurante, Clint consiguió trabajo cómo empresario gracias a Stark. El filántropo le debía algunos favores.

Luego de un rato, al fin se decidió en hacerlo, se lo diría hoy. Camino hacia el platinado que atendía a algunos clientes. Al ver a su pareja, les dedicó una sonrisa nerviosa por su lado.

-Disculpen.- se dirigió a la familia con una sonrisa fingida. -Les robaré a este mocoso por unos pequeños minutos. ¿Bien? Bien.- no espero alguna respuesta por parte de los clientes y guió al velocista hacia fuera del establecimiento.

-Clint, recuerdo haberte dicho que no me imterrumpas en horario de trabajo. Habíamos hablado de esto.- se cruzó de brazos al recordar aquella vez, no fue buena idea haber ido sabiendo los humores que tenía el mayor en su oficina.

-Pietro, quiero que hablemos seriamente.- acomodó su traje a la par que se quitaba sus gafas de Sol. Ya venía implementado en él llevarlas.

-Te escuchó. Debe ser muy importante cómo para que tú.- posó su dedo índice en el pecho ajeno. -Vengas aquí.- le dedicó su ya conocida sonrisa, esa que le encantaba al arquero.

-Quiero...No. Exijo el divorcio.- fijó su vista en otro lugar para no reírse ante el rostro del menor, era todo un poema.

El más bajo quedó en un shock procesando todo, ¿Acaso realmente lo escuchó o su padre Charles estaba en su mente?

-¿Encerio? Bueno, mi puño exije estrellarlo en tu cara si no se trata de una de tus estúpidas bromas.- señaló su mano con el seño fruncido. El contrario se alejo unos pasos cuando vió las intenciones ajenas.

-No, mi amor. E-Era una broma. Que mal sentido del humor tienes.- se escucharon risas nerviosas por parte del ojiazul. -Natasha me obligó que lo haga, ¡Lo juro!-