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Wanda y Clint se encontraban en la cocina, mejor dicho, acabando con el desayuno que no comieron por estar concentrados en ganar ese extraño juego de miradas que la bruja comenzó

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Wanda y Clint se encontraban en la cocina, mejor dicho, acabando con el desayuno que no comieron por estar concentrados en ganar ese extraño juego de miradas que la bruja comenzó. La mujer, sentada en uno de los banquitos frente al rubio mientras terminaba el último panqueque que su hermano le preparó, observaba con gran seriedad al hombre. ¿Él? Solo procuraba aguantarse la risa por el bien de su salud mental. Aunque fuese algún tipo de broma, la castaña era muy peligrosa.

-¿Porque te ríes tanto, Francis?- preguntó la hechicera a la vez que reposaba su mentón en su propia palma. -O mejor dicho, ¿De que? ¿De mí?-

Por un lado, Clint agradecía a todos los dioses nórdicos que su trabajo como agente le ayudara a disimular notablemente sus expresiones. Pero, por el otro, odiaba que su mejor amiga tuviera una lengua tan floja como para decirle a los mellizos su segundo nombre. Era en verdad innecesario.

-Me da risa este intento de interrogación que me haces, linda. He visto y hecho alguno de estos y creeme, no estas tan cerca como imaginas. - finalizó lo anterior dicho dándole un largo sorbo a su taza de café, sonriéndole mucho después a su cuñada al apreciar sus labios fruncidos. Muy adorable, según él.

-¡Suficiente!- se dijo, o gritó, para ella misma. La bruja se levantó de la banqueta, apoyando exageradamente sus manos en el mármol de aquel desayunador. -Quiero ver con mis propios ojos que eres digno para mi hermano. - la fémina entrelazó los propios dedos, manteniendo su expresión molesta.

-¿Sabes que me dí cuenta? Pasas demasiado tiempo con Thor, pequeña. Ya se te pegan algunas de sus raras palabras asgardianas. - el arquero volvió a reírse, y está vez, sin disimularlo, aunque se calló al instante cuando un aura escarlata comenzó a rodear su preciada taza de café.

-Eso me importa muy poco, hasta creo que es natural. - la castaña le sonrió brevemente, así como su amada le enseñó para que el "enemigo" creyera que era dócil a él. -No te dejaré ir tan fácil, viejo. Asique, puedes comenzar a darme todas tus razones de porque serías buena pareja para Pietro, y porque ahora no te encuentras en un agujero negro arrepintiendote de alguna broma que me hagas. -

El granjero, apenas la bruja acabó de hablar, levantó la mirada de su teléfono, mostrándole una amplia sonrisa que extrañó a la menor. -Oh, es que Nat está llegando, ¿Eso te importa poco también?- leyó el mensaje de la pelirroja por debajo de la mesa una vez más, y al notar la ceja alzada de su cuñada, decidió mostrarle el mensaje de texto, dónde efectivamente, la rusa mayor le hablaba que pronto llegaría de la duradera misión, y que sería mejor que la espere con algo dulce para subir el azúcar. -Ve, leelo. ¿Ya quieres prepararle ese antojo dulce a tu amorcito?-

-¿Sabes, Clint? Eres muy importante para mí, y tienes razón, ya eres un gran hombre para mi hermano, no es necesario ningún interrogatorio. - Wanda se levantó rápidamente de su silla, despidiéndose con la mano del anterior nombrado mientras que, aún caminando hacia la sala de la gran torre, acomodaba todo lo suyo que se hallaba en la cocina a base de su magia. -¡Todo tuyo, Hawk!-

Al instante que la Maximoff menor salió de la habitación, el hombre se permitió reírse con gusto, en verdad que la familia de su mocoso estaba un poco...Loca. Barton casi se ahoga con su saliva al sentir como, repentinamente, el alterado se sentaba en sus piernas con una gran sonrisa en su rostro, de seguro por escuchar un poco de la conversación entre cuñados.

-¿Y? ¿Que fue lo que te dijo esa brujita loca?- Pietro dirigió sus manos hacia las mejillas del arquero, dónde se limitó a acariciar esa misma zona delicadamente. -Intenté ver un poco por las cámaras, pero adivina; Jarvis casualmente, no pudo mostrarme las cámaras que estan piedras aquí. Estoy seguro que cierta rusa soviética tuvo que ver. -

-Tranquilo, amor mío. Es más que obvio que recibió ayuda de ella. - el superhéroe más grande rodeó con sus brazos la pequeña cintura del platinado, repartiendo cortos besos por su rostro en lo que hablaba. -Al fin y al cabo, pudo aceptarme. Wanda dijo que era "digno" para ti y tu amor. Ahora de seguro podemos casarnos. - Clint fue contagiado de las risas de su pareja ante las últimas palabras.

-Siempre fuiste digno, mi anciano hermoso. Solo que ella es un poco celosa...Casi tanto como yo soy de sobreprotector. Y eso, es una gran comparación. - el menor de los dos, recargó su cabeza en el hombro ajeno, soltando un bajo suspiro con calma. -Seria un honor ser Pietro Maximoff de Barton. ¿No suena bien?-

-Lo serás, mocoso. Lo serás. Aunque ya puedes ir usándolo, eh. Te queda como anillo al dedo. - sonrió burlesco proporcionando caricias por su espalda mientras los besos en sus suaves labios se hacían presentes una vez más.

A pesar de todo, no fue complicado recibir la aceptación de cierta bruja, y mucho más cuando planes futuros se acercan a paso de gacela.

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ONE SHOTS HAWKSILVER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora