Lo que más odiaba del día era seguramente el amanecer, el momento en el que la pálida y tranquila noche terminaba y el hostigoso bullicio del pueblo me llenaba los oídos ocasionándome mí común malhumor matutino que se expandía conforme avanzaba el tedioso día.
Yo vivo en un pequeño pueblo del estado de Arizona: San Luis, no superaba la población en más de 22.000 según el último censo, y eso era perfecto para alguien que se mareaba estando rodeado de personas como lo era yo. El clima era caluroso debido a lo árido del lugar, durante el verano hacía calor en extremo y en el invierno el clima era temblado, simple, nada que explicar más allá de eso. Nacido y criado aquí por mi madre Kim Chungha que se casó en 1983 con Kim Donghae—mi padre— que falleció el 23 de Enero de 1986 cuando el camión donde transportaba maderas a Utah se volcó antes de que yo cumpliera dos meces de gestación. Estudié toda mi vida en el Arizona elementary school hasta mi graduación. La universidad jamás fue un futuro para mí, desistí de ella en el momento en que entendí lo que significaba seguir "estudiando después del colegio.
En estos momentos estoy en mi tercer empleo de éste año, tomando en cuenta que apenas si comienza Abril, y no es que me hayan despedido de todos esos lugares, sino más bien renuncie antes de morir de un ataque al corazón por los pequeños inquilinos que habitaban en esa localidad.
Cerré la puerta de la pequeña casa de madera y cemento donde vivía con mi madre; contaba con dos cuartos, un baño, una cocina americana y el living. No teníamos muchas cosas porque el dinero no nos sobraba pero si nos daba una buena vida. Mi madre era trabajadora a medio tiempo en el hospital de la localidad, su sueldo era normal, ni mucho ni poco a comparación del mío que era una miseria.
Encendí el motor de mi Mustang Mach de los 70. El auto fue un regalo de mi tatarabuelo para mi abuelo, quien se lo dio a mi madre como herencia cuando murió de un ataque al corazón en 1980 cuando esta tenía 19 años. El color rojizo que siempre lo asemeje al del vino, estaba cubierto por una pequeña y delgada capa de polvo dándole un aspecto más viejo del que tenía. Eso me recuerda que tendré que lavarlo una vez vuelva a casa.
Conducía por las pequeñas avenidas imaginando que mi Mustang tenía aire acodiciado y me refrescaba del sofocante calor que había este día. Llegue al almacén pasada las ocho de mañana con tiempo de sobre para cambiarme y comenzar un feliz día nuevamente.
—Buenos días, Gabriel —salude una vez que estuve dentro y pude enfocarme en Gabriel que estaba leyendo el periódico sentado atrás de la caja registradora. Su piel bronceada más parecida a la del chocolate relucía una pequeña capa de sudor y sus rizos negros estaban atados en pequeñas trenzas por toda su cabeza.
—Bom Dia, Taehyung —me saludo en portugués — ¿Hace calor afuera? Aquí ya es un horno.
—Un montón, el día recién comienza y ya están cayendo los patos asados.
Gabriel era un extranjero como se le podía apreciar enseguida, había entrado a trabajar unas semanas antes que yo luego de llegar de su Brasil —como le decía— Para vivir con su padre. No era alguien que hablaba mucho y era algo reservado en algunos términos, ese era una de las muchas razones por las que era una de las pocas personas en este pueblo a las cuales podía llamar amigo.
— ¿Algo nuevo? —le pregunte mientras dejaba mi chaqueta en el colgador tras él y pasaba por mi cuello el horrible delantal azul y lo enganchaba en mi espalda.
—Mmm —dudó un minuto mirando el periódico —Nada de nada. Pero tu horóscopo dice que tendrás una amistad nueva... y que comas muchas verduras verdes —me sonrío mostrando sus grandes dientes blancos que brillaban entre su piel cobriza.
—Tendrá que ser algún perro que ande de callejero, conozco a cada pedazo de carne de este desolado lugar y además de ti, Irene y Jin, todos me caen de patada en el estómago.
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Moon GhostºKVº ADAPTACION
RandomSiempre me era casi imposible ser normal o común, sabía perfectamente que yo jamás seria como una persona normal-no me importaba serlo de todos modos-. Mi madre decía que era una bendición, los doctores decían que eran alucinaciones, y yo decía que...