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Cuando abrí los ojos esta mañana, sentía mi cuerpo liviano y descansado. Me quede mirando por largo tiempo el techo de mi habitación, preguntándome si mi madre estaría o no levantada.

Pensé en ponerme de pie y ducharme para ir a saludar a mi madre con una sonrisa sincera que demostrara cuanto la había extrañado. Pero la verdad era que no tenía ganas de levantarme. La razón... la razón era que me había despertado demasiado tranquilo para estar próximo a una batalla, e innecesariamente comencé a preguntarme si hasta ahora todo había sido un sueño demasiado real, aterrador y a la vez lindo. ¿Pero no lo era verdad? No, no, no. Claro que no.

—Estoy pensando tonterías —sonreí sin ganas y me levanté.

Cuando fui a la cocina, mi madre estaba danzando totalmente feliz mientras preparaba el desayuno y escuchaba una canción de Los Beatles en la radio. Me acerqué hasta ella dejando un suave beso en su mejilla. Ella sonrío y me devolvió el beso.

Fui directo al baño a darme una ducha corta.

Volví cuando mi mamá estaba sentada en la mesa, mirando por la ventana y esperando por mí.

—Se ve rico —dije.

—Gracias.

Estando tan cerca de la ventana, me era irresistible echar pequeñas miradas de vez en cuando, deseando, muy tontamente, que Jungkook apareciera por solo un minuto... un segundo, y me mirase.

Me recordé por qué había formulado este plan que era demasiado pesado para mi alma. Y, como desde la noche que lo hacía, me repetía que era la única solución para terminar con todo esto de una vez. Y si yo tenía que pasar no sé cuánto tiempo lejos de Jungkook, lo haría... apenas.

—Han sido muchas cosas, ¿Verdad? —volví los ojos a mí mamá. Su cara estaba contraída en una sonrisa lamentosa.

— ¿Qué cosas?

—Las que te han pasado hasta ahora —me dijo y estiró su mano hasta tomar la mía.

Sentí unas increíbles ganas de mentir, salir corriendo y llorar. Pero no iba a hacer eso.

—No tantas —mentí bajando el rostro sonrojado por alguna extraña razón.

—Pero fueron bastante fuertes —apretó más mi mano y su mirada brilló como solo la mirada de una madre puede brillar cuando puede ver a través de ti—. Has cambiado.

— ¿De verdad? —intenté mostrarme sorprendido—. No lo creo.

—Pues yo lo creo —dijo firme y tomamos por acabado ese tema— ¿Volverás a irte?

—Ya te lo dije. Vine para quedarme —no me atreví a mirarla y así mostrarle lo dudoso que estaba de mi propia afirmación.

— ¿De verdad?

—Sí, mamá.

—Gracias.

— ¿Por qué me agradeces?

—Por volver.

Volví a bajar el rostro, esta vez sintiendo mi corazón latir violentamente.

Volvimos a caer en un silencio incómodo.

— ¿Saldrás a algún lado hoy?

—Tenía pensado quedarme en casa...

No me atreví a levantar el rostro, pero supe que ella estaba sonriendo en ese momento. Y yo no podía encontrar un agujero tan grande como para meterme en el. Odiaba mentirle a mi mamá.

—Arrendé algunas películas el otro día. ¿Quieres que veamos alguna?

—Me encantaría mamá.

Moon GhostºKVº ADAPTACIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora