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Había algo que acababa de descubrir hace solo unos segundos.

Me encontraba aterrado.

La fuerza de mis propios actos me había llevado a estar aterrado. Pero, no temía el hecho de que algo me pasara. No temía el hecho de que algo le pasara a alguien. Le temía al hecho de pensar, y quizá saber, que cuando Sungjin lo quisiera, me separaría de Jungkook.

Durante toda la tarde que estuvimos juntos paseando por las calles de Dillon, el sentimiento de felicidad era increíble, pero, cada vez que la felicidad crecía, alimentaba lentamente al miedo. Y ahora, minutos antes de llegar a la casa, quería correr.

Pero había algo más que me aterraba. Si corría, ¿También lo haría Jungkook?

—Qué bueno que llegan — Sungjin estaba sentado en la mesa, terminando de comer un filete y con la expresión más normal que alguien pudiera tener. Me relajé un poco.

Jungkook se sentó junto a él hablando con la mirada y yo me fui a sentar en el sillón.

— ¿Taehyung? —preguntó Sungjin. Yo brinqué.

— ¿Sí?

— ¿Podemos hablar en privado, por favor? —me preguntó cauto.

— ¿En privado? —repetí sin creérmelo. ¿Él pensaba que había privacidad en ésta casa?

—Sí. Te llevare a dar una vuelta —respondió simple poniéndose de pie y caminando hasta tomar una chaqueta que estaba sobre el sofá a mi lado. Yo también me puse de pie y antes de salir, le di una última mirada a la espalda de Jungkook. Éste no se volteó y yo temí lo peor.

Nos subimos a su automóvil. Un Sedan del 06' y nos pusimos en marcha.

Estaba entrando a preocuparme cuando vi que salíamos de los límites de la ciudad ¿A qué lugar iríamos? ¿Me llevaría a mi casa para que me alejara de su hijo? Yo no podía permitir eso.

Pensé en que una solución sería saltar del auto, pero no lo lograría sin huesos rotos. Quizá, le diría que parara el auto pero estaba completamente seguro de que se negaría. ¿Qué quedaba? Podía dar el caso de que si me iba a dejar a mi casa, yo tomara una avioneta que me dejara nuevamente en Montana y tomar un autobús para llegar a Dillon. Fácil, pero costoso y relativamente peligroso.

A pesar de todos mis pensamientos y maniobras para volver si era necesario. A los cuarenta y cinco minutos de viaje nos detuvimos. Salí de mis planes mentales para mirar por la ventana. Las casas viejas y las maderas oxidadas. El suelo seco y la vegetación muerta.

Un escalofrío recorrió mi espalda.

— ¿Dónde estamos? —pregunté temeroso y Sungjin salió del auto. Yo hice lo mismo.

—En Bannack —Contestó simple y metió las manos en sus bolsillos. Ambos comenzamos a caminar.

—Todo esta... —intenté decir, pero cuál era la palabra adecuada... ¿Muerto? ¿Frío? ¿Espantoso?

—Es un pueblo fantasma —me sonrío y yo temblé. Genial, ¿Un pueblo fantasma? ¡Como si no estuviera ya totalmente asustado!

— ¿Por qué me trajo aquí?

—Esto se toma por 'bastante privado'

—Oh. Entiendo —me di un bofetada mental. Él solo quería privacidad y yo pensando que me quería mandar a África.

Caminamos unos minutos más en silencio. Inhalé profundo y por fin, luego de una satírica noche de insomnio, pude preguntar:

— ¿Qué fue, exactamente, lo que me pasó anoche?

Moon GhostºKVº ADAPTACIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora