Sorpesa

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Cuándo desperté todos estaban rodeando mi cama mientras cantaban el feliz cumpleaños, mi hermana estaba al lado de Alexis sosteniendo un pastel en sus manos, rasqué mi cabeza y fruncí el ceño, la cabeza me daba vueltas y quería seguir durmiendo, pero mientras seguía escuchando la canción que todos cantaban caí en cuenta de que hoy era mi cumpleaños.
Entonces sonreí, me senté en la cama y quité el cabello de mi cara para finalmente terminar pidiendo un deseo insitada por el señor Erick.
Soplé la vela y todos aplaudieron, Gisell me tendió el plato con el pastel y Alexis salió del cuarto sin decir nada.

Cuándo por fin estuve sola, de un salto llegué hasta el espejo y me quedé contemplando mi reflejo. No podía creer que ya tenía 19 años, por fuera no había cambiado nada, pero por dentro era otra, difente, había cambiado y no era yo, aquella inocente niña, ahora era la rebelde Camila Beker que Alexis había creado en mi y por un momento deseé que el espejo reflejara lo que yo era antes para poder contemplar a mi verdadera yo, la inocente e ingenua Camila que no tenía idea de lo que era en verdad el mundo.

Ya no era una niña y si retrocedía 9 años atrás, me dirigía a una infancia donde era una inocente e inofensiva de la vida y de lo que me esperaría mas adelante, me vería a mi misma hablando con mis amigas sobre la chica en la que me convertiría al cumplir la mayoría de edad, al llegar a la universidad o de lo que se sentiría conocer a un chico.
Describiamos chicas altas y cuerpos de modelos. Y ahora que me veía en el espejo me fui dando cuenta que si traía a esa niña de hace 10 años al presente y nos viéramos cara a cara probablemente esa pequeña estaría asustada por saber y ver en lo que se ha convertido, porque simplemente ya no era esa niña inocente que era cuando tenía 10 años y supongo que nadie llega a serlo una vez en la vida.

Mi abuelo una vez me dijo que la belleza externa no sirve de nada si la belleza interna esta podrida, que las mejores cosas de la vida no se ven ni se tocan, que solo son sentidas por el corazón y me preguntaba si yo era una de esas grandes cosas que había tocado el corazón de Alexis.

Alejé aquellos pensamientos y me dirigí al baño, lavé mis dientes y me bañe. Diez minutos despues salí envuelta en una toalla y me vestí con un Jeans blanco, una blusa negra de tirantes y para cubrir mis hombros una camisa roja con cuadros negros, busqué mis zapatos color rojo que se encontraban debajo de la cama y me los puse. Bajé a la sala principal y me dispuse a ir a la cocina por un vaso de agua, pero unas manos me jalaron por el brazo y me metieron al baño de visitas tan rápido que nisiquiera me dio tiempo de protestar.
Alexis cerró la puerta y me hizo chocar contra la pared, entonces sonreí y coloqué mis brazos al rededor de su cuello enredando mis dedos en el cabello de su nuca.

-¿Porqué no me felicitaste hace un rato?

-Quería felicitarte a mi manera- Guiñó un ojo y metió una mano por debajo de mi blusa rozando mi piel con la llema de sus dedos- Feliz cumpleaños preciosa, que Dios te permita estar conmigo por el resto de nuestras vidas- Esbozó una sonrisa y me dió un beso, yo sonreí en su boca y el corazón me saltaba de alegría.

Alexis me besaba con una pasión que no esperaba, aferró sus dedos a mi espalda mientras yo despeinaba su cabello.
Pero cuando escuché a mamá preguntar por mi desde la segunda planta, corté el beso lo mas lento que pude y nos separamos a regañadientes. Coloqué mi mano en su pecho y escuché su corazón latir desesperadamente debajo mis dedos, el colocó una mano en mi mejilla y me acarició lento y con ternura, nuestros ojos haciendo contacto y nuestros rostros con una sonrisa enorme.

-Me preocupa la "fiesta sorpresa". Mamá, Gisell, Kim y Karla son un desastre con eso de las fiestas.

-No te preocupes, lo tienen todo bajo control.

-¿Enserio? Ellas no me convencen, esto será un enorme desastre.

Alexis se separó un poco de mi y tomó mi mano para jugar con ella, yo casi moría cuando lo vi morderse el labio mientras me recorría de pies a cabeza con la mirada.

ME ENAMORÉ DE MI HERMANASTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora