Apuesta

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El resto del día transcurrió mas que normal y lento de lo que esperaba y cuando me levanté de la silla para dirigirme a mi segundo descanso sentí como si hubiese pasado un siglo desde que tuve esa incomoda conversación con Alexis.
¿Enserio había echo esa apuesta con el? No debería estar tan nerviosa, ese idiota no causa ningún efecto en mi como para querer besarlo pero después de todo se trataba de Alexis Thompson, ese chico que en cualquier momento podía sorprenderme y eso era lo que me asustaba.

No le había echo nada y escogió martilizarme la vida a mi ¿Porqué? Esa era mi mas grande pregunta.

Alexis me tenía jodida, mientras lo veía sentado en una de las bancas del campus supe que haría cualquier cosa para que yo perdiera mi propia apuesta, lo supe por la mirada que me mandó, por esa mirada supe que este chico quería y disfrutaba verme sufrir, sabía que el pensamiento me mataba, y eso era lo que disfrutaba ¿Acaso era feliz a causa del dolor de otro?

-Creo que ya es hora para que empiece a socializar contigo Camila- La voz de Kimberly Calén me sacó de mis pensamientos. Si, la misma chica que se presentó junto conmigo en nuestro primer día de clases.
La observé con el ceño fruncido y me di cuenta que se trataba nada mas y nada menos que de la chica castaña con el mechón de pelo fucsia, la que nunca rompía contacto visual conmigo y la misma con aspecto de "Chica mala"

-¿A que vienes Kimberly?

-Con que eres hermanita de Alexis Thompson.... Vaya pensé que era mentira.
¿No ha tratado de violarte o prostituirte para sacar dinero?

-¿violarme y prostituirme para ganar dinero? ¿Estás loca Kimberly?- pregunté algo asustada.

La chica se sentó en una de las bancas y subió bruscamente los pies sobre la mesa.

-Por lo que veo las Américanas no tienen sentido del humor ¿No es así 69?

Y aquí vamos con el bendito número otra vez.

-Deja de llamarme 69, no soy un número soy una persona por si no te has dado cuenta.

Mientras discutía con Kimberly sobre que debía llamarme por mi nombre y no por un número divisé a unos chicos que se encontraban caminando hacía nosotras, los dos pelinegro Dickson y Jeremy no paraban de reírse y susurrarse cosas en el oído y su otra amiga castaña Karla me miraba con un rostro sin expresión y sabía que buscaban a Kimberly, son sus amigos.

-Hasta que te encontramos tonta- Gritó Karla- ¿Desde cuando hablas con la chica del 69?- Kimberly le dió un codazo y esta se quejó.

-Por si no te has dado cuenta es una persona no un número. Se llama Camila Beker Smith- Que irónico, ¿Acaso no pudo utilizar otras palabras o se le hizo fácil copiarme?

Jeremy levantó ambas cejas, luego se sentó en el espacio que kimberly había dejado vacío, me rodeó los hombros con un brazo y me contuve de salir corriendo y pedir ayuda.

-Querida disculpa a Kim- tomó mi barbilla y comenzó a mover mi cabeza de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo, cerré los ojos y rogué porque no me arrancara la cabeza con sus bruscos movimientos- ¿No te atacó ni te lastimó? Esta loca siempre tiende a acosar a la gente.

-Ya déjala, la estas asustando- Ordenó Karla. Se lo agradecí porque de verdad que tenía razón.

Dickson se rascó la cabeza y miró a todos lados como si buscara algo o a alguien

-Hey chicos no creen que si nos ven hablando con la 69 nuestra reputación podría afectarse?- Preguntó Dickson

-Pero si no tenemos reputación- respondió Kim

ME ENAMORÉ DE MI HERMANASTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora