Capítulo 3: Una vez༄

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El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo ; Y amigo hay más unido que un hermano.

Proverbios 18: 24

Habían pasado dos días desde la conversación con Elizabeth y ella había estado esquivando a Allan todo ese tiempo

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Habían pasado dos días desde la conversación con Elizabeth y ella había estado esquivando a Allan todo ese tiempo.

Él intentó hablar antes de clases, en el descanso, en el horario de comidas, cuando coincidían en la única asignatura que tenían juntos, incluso al finalizar las clases; no obstante, el resultado siempre era el mismo.

Por más que lo intentaba no encontraba la forma de hablar. Ella lo ignoraba con descaro. Cualquier otra persona lo habría dejado pasar, pero él era un evangelista nato. Allan asomó su mirada castaña a través de la puerta del aula 13.

Ella saldría en breve y como no tenía clase hasta dentro de media hora decidió esperarla. Intentaba pensar las palabras adecuadas para invitar a la joven a la iglesia, en cambio, no se le ocurría nada, la forma en la que lo evitaba era palpable.

—¡Elizabeth!—gritó al verla salir del aula sin siquiera mirarle.

La chica de pelo negro continuó caminando sin detenerse. Con lentitud. Llegó a su taquilla para dejar los libros.

—Elizabeth —volvió a decir esta vez a su lado —. Debemos hablar.

La joven dejó los libros. Cerró la puerta metálica y siguió caminando. Era como si el acontecimiento de la azotea nunca hubiese existido.

—Sabes que te estoy hablando, ¿verdad?

Ella caminó hacia el comedor. El chico resopló,no se rindió.

—Déjame tranquila —murmuró finalmente, hastiada.

—¿Puedo saber que te he hecho? Dijiste que me dabas un mes y no dejas de esquivarme.

Unas carcajadas llenaron el comedor, todos se estaban riendo. La chica se detuvo y miró a Allan unos segundos, percibía su mirada perdida y lejana cómo si, aunque le mirase, no estuviese allí con él. Desvió sus ojos grises y entró al comedor.

Era un lugar amplio, con paredes coloridas. Parecían sacadas de un arcoíris. Cuadros impresionantes y enormes creados por los alumnos de bellas artes llenaban varias de las paredes. Las sillas y mesas de madera eran de distintos tonos llamativos a la vista.

Una decoración muy moderna para pertenecer a una universidad pública. Cada temporada era renovada y cada año superaba al anterior.

Todos seguían riéndose. Allan vio a Christian intentar pegar a Sam mientras este esquivaba los golpes que podía.

Christian, que era rubio, ahora tenía el pelo y la cara de verde chillón. Su camiseta también estaba teñida de ese tono. Samuel no dejaba de reírse.

Indeleble ©✔︎ (SGL1) [Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora