Capítulo 37 : El perdón ༄

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Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Efesios 4:32

Kali caminaba por el templo buscando a Li Maylin, pero no lograba encontrarla

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Kali caminaba por el templo buscando a Li Maylin, pero no lograba encontrarla.

Liz sentada al final parecía un zombie, su pálida piel marcada por aquellas profundas ojeras en conjunto con aquel atuendo oscuro y su pelo despeinado lo indicaban así.
Su alma estaba rota, vacía y descompuesta a tal grado que lloraría si alguien se atreviese a hablarle.

No se había sentado con las jóvenes. Ni siquiera con Evan que estaba sentado al lado de la que llamaba tía lila.
Había escogido un puesto atrás del todo, sola. No quería recordar lo que había pasado ayer, su cuerpo entero adolecía y respirar era un suplicio. No quería que nadie se percatase de ese hecho y en especial los observadores de Li y Allan.
No había dormido casi nada pero poco importaba porque no pensaba prestar atención. Simplemente quería que acabase el mes e irse.

Comenzó una melodía suave. No vió a Chris dirigir las voces como solía hacer los domingos. Cathy y otras dos personas que no conocía sostenían micrófonos.

Chris estaba sentado junto a su madre, la Hna. Naomi pero no veía a Marc por ningún lado. No le importaba ese chico, es más, no le importaba nadie salvo Kali, Evan y Alfred.
Y desde ayer no hablaba con dos de ellos.
Aunque para ser sincera podía decir que le caían bien Li y Allan, después de todo eran atentos y no muy pesados.
Se rió para sus adentros cuando vió entrar a Leonor al lado de Li Maylin.
Nada más ayer había visto fotos de aquella chica en el hospital por la mañana, las redes sociales no saben guardar secretos.
No veía a Allan. Sus ojos recorrieron el templo hasta que lo visualizó en unas sillas de la zona derecha. Entrecerró los ojos al recordar el rubio que le acompañaba.
Lo reconocía, era el hermano menor de Carlos con el que de vez en cuanto mantenía conversaciones en el restaurante Mukul . Era alguien sensible, inteligente y amable. Liz sabía que aquel joven siempre se había interesado por las cosas de Dios y verle allí no le sorprendió aunque fuese de la unversidad mare nostrum.

Bostezó con cansancio. No le gustaba prestar atención a la vida de los demás pero estaba tan aburrida que le parecía divertido criticar en su mente a todos.
Después de todo sentía un poco de pena por ellos, creían en una divinidad inventada.

Aquella semana era la semana del joven y un Domingo especial pues ellos habían predicado a lo largo de la semana. Tras las alabanzas en las que Liz no se levantó, dieron paso a la predicadora: Claire.

Liz se sorprendió de que una chica tan aparentemente tímida fuese a hablar en un lugar tan lleno de gente, ignorando la obra del Espíritu Santo que Dios había hecho en Claire.

La joven comenzó :

—Dios los bendiga hermanos, que bueno poder saludarlos. Quiero invitarlos a que abran sus biblias en Efesios 4:32, que dice así "Por el contrario, sean buenos y compasivos los unos con los otros, y perdónense, así como Dios los perdonó a ustedes por medio de Cristo."

Hoy hablaremos sobre el perdón, cuando hablamos de perdonar creo que podemos dividir está palabra en dos, para comprender un poco más su significado. "Per" se refiere a la acción de perder y "donar" la acción de dar. Podemos ver que ambas son acciones, por lo tanto el perdón más que un sentimiento o una emoción se refiere a una acción y esta forma parte de una decisión nuestra.
La biblia nos dice en Miqueas 7:18 "¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de su pueblo? No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar." Dios siempre ha buscado que nosotros estemos cerca de él y sabe que en nuestra humanidad pecamos, sin embargo, él en su inmenso amor nos enseña la grandeza del perdón. Pues cuando nosotros estábamos muertos en delitos y pecados Jesús se acercó, nos amó y perdonó. Dios toma la decisión de "perder" pasando por alto nuestros pecados y nos da amor. Y él quiere que nosotros hagamos lo mismo con nuestro prójimo, porque todos nos equivocamos, algunos con intención nos hacen daño y otros tal vez sin darse cuenta. Cuando no perdonamos nos hacemos mucho daño a nosotros y no permitimos que Dios nos perdone, porque estamos llenos de ira, rencor y amargura hacia el otro, aún cuando él nos manda a amarlos sin importar si son buenos o malos.
Por eso hoy quiero invitarlos a que escuchemos este consejo de Dios para nuestras vidas, que hoy tomemos la decisión de perdonar a esas personas que nos han hecho mal, no pensemos en si el otro lo merece o no, hagámoslo por amor a Dios y a nosotros mismos, pues así gozaremos de la libertad, paz y amor que nos trae el perdonar.

Comenzó la oración y la invitación al altar. Un arrepentido Chris caminó hacia el altar arrodillándose con humildad ante Dios suplicando perdón.
Se sentía tan inmerecedor de su amor que sólo lloraba y lloraba sin parar. No pudiendo decir nada. Su salvador comprendía su silencio.

Iván que era el joven que Allan había invitado oraba en su asiento tras ser tocado por el Espíritu Santo. Aquel día se arrepintió de sus pecados y su mal camino,pidiendo salvación también para la vida del amor de su vida. Había hecho muchas cosas mal y sentía una necesidad imperante del perdón de Dios. Y para ello también debería perdonar a Leonor.

Leonor, al ver a Iván tan humillado ante la presencia de Dios sintió como Dios le hablaba a su corazón pero no se arrodilló.
Había herido a Iván. El único que podía reparar aquello era Dios. Escuchó una melodía suave que decía así:

—Y Dios tomo los pedazos
de mi roto corazón
me hizo un vaso nuevo
y revivió mi alma otra vez ♫︎

Kalila caminó hacia Liz y la abrazó. Ella recibió el abrazo mientras escuchaba a su amiga sollozar.

—Perdoname Liz, sabes que te quiero mucho

—Está bien, Kalila. Te perdono y perdoname tú a mí. Debí apoyarte — continuó aunque la idea del aborto no le parecía descabellada.
Creía en su propia mente que la prédica no le había hablado pero sin saberlo su mansión de valores se había resquebrajado de nuevo.

—Si entendieses lo que Dios te ama

—No hay pruebas que demuestren su existencia —la de rizos se alejó y la observó una segundos mientras se secaba las lágrimas.

—Por muchas pruebas que te den si tú no acepta lo obvio, no te servirán. Estás cerrada en banda a la verdad. Deseas oír lo que quieres, no la realidad

Liz se quedó estática ante aquella declaración. Mañana investigaría sí o sí la resurrección de Cristo y se olvidaría para siempre de esas tonterías, nadie iba a convencerla.

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Indeleble ©✔︎ (SGL1) [Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora