Don't Leave Me {BakugouxUraraka}

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—¡Ah, hola! Los estábamos buscando —comentó Tokinari acompañado de una rubia quien había mirado a Bakugou de pies a cabeza. A Uraraka le hirvio la sangre de celos.

—¿Qué es lo que quieren hacer? —pregunto ella con desinterés.

La primera idea la ofrecio Tokinari la cual era ir a un parque de atracciones que estaba cerca del centro y luego ir a cenar a algún restaurante.

—¡Ah! Las presento... ella es mi novia Mei —dice Tokinari y éstas estrechan sus manos, y en eso segundos se sintió  el ambiente muy pesado para todos— ¿y tú novio no lo presentas?

Ella se sonrojo y luego miro hacía Bakugou con una cara de terror. Éste estaba mirando de costado como si desconfiara de todos, pero no había reaccionado hacía lo que había preguntado Tokinari.

—Ah... él es Bakugou —y es lo único que la castaña había llegado a decir. Bakugou sólo miro hacía otro lado y Uraraka se puso más nerviosa, pensaba que todo se iba a ir por la borda y que se iban a dar cuenta de que pensaban sobre Tokinari— es algo tímido...

Empezaron la caminata hacía el parque de atracciones, y en el camino Tokinari y Mei iban pegados uno al otro, mientras que Bakugou y Uraraka iban bastante distanciados entre ellos.

La castaña se atrevió a pensar en que podría aprovechar la situación para acercarse más a Bakugou, pero a la vez sus nervios no la dejaban caminar más que hacía adelante.

Pero para su suerte, de tanto pensar y no prestar atención a lo que estaba haciendo, ésta de repente se encuentra en el piso.

—¿Eres torpe? —dice Bakugou luego de verla como había caído. Éste se ofreció a ayudarla cuando le estiró si mano para que ésta se pudiera levantar.

—Lo bueno de no tener falda —decía mientras limpiaba sus rodillas, pensando en que podría lastimarse.

Finalmente llegaron. Cada uno empezó a discutir en que se subirían primero excepto Bakugou, el sólo miraba de reojo a la pareja, desconfiando en cada cosa que hacían y cada cosa que decían.

Empezaron por los pequeños. Y luego empezaron a ir a montañas rusas más grandes. Hasta que llegaron a la más grande, y Bakugou se mostró con interés de subirse pero Uraraka estaba decidida a sólo esperarlos cuando bajaran.

—¿En serio? ¿Tú poder no era sobre la gravedad? —pregunta Tokinari riendo ante el miedo de Uraraka.

Uraraka los siguió pero todavía asustada. Cada vez se arrepentia más, pero lo que le había preguntado Tokinari se había sentido humillada.

Cuando finalmente llegó el turno de subirse Uraraka pego sus pies con fuerza y sus manos a una baranda de la puerta.

La pareja le insistía en que fuera, en que seria divertido pero ésta no escuchaba, hasta que Bakugou le puso la mano sobre la cabeza.

—Pruébalo, capaz te diviertes, y si no te gusta te sales con tu gravedad —comentó el rubio mirándola con compresión y ojos tranquilos.

Las palabras de Bakugou de alguna manera la calmaron y decidió subirse. Los asientos eran de a dos, así que se sentó al lado de Bakugou la cual la hizo tranquilizarse un poco más, hasta que la atracción empezó a andar. Su estómago se cerró.

En cuanto el carrito llegó hacía la cima, todos los que estaban detrás de ellos gritaban de emoción pero ésta en cuanto empezó a descender sin pensarlo dos veces se aferró al brazo de Bakugou. Hasta que cuando pasó la primera vuelta se dio cuenta de lo que había hecho pero Bakugou no había chistado, ni se la había sacado de encima, el disfrutó de la atracción de igual manera. Se quedó observandolo unos segundos, hasta que terminó la atracción. La castaña sentía un dolor en el estómago.

La castaña respiró unos segundos para recuperarse, no quería fallarle a Bakugou y no querían que la vean como una presa fácil.

Finalmente se recuperó. La tarde se iba yendo, y a los lejos se veía una salida del atardecer la cual pensaron en contemplarlo desde la atracción la vuelta al mundo.

Como la mayoría de las atracciones, era sólo dos personas por lugares, así que Bakugou y la pequeña castaña se subieron en el mismo.

—¡Esto ya me está cansado! —se quejó el rubio pegando a sus rodillas con sus puños.

—Pero... no hacen nada sospechoso —una pausa— por ahora... —decía mientras miraba hacia fuera, apreciando la vista que tenia desde esa altura, y lo iba a poder seguir haciendo...

—¡Tranquilos! ¡Lo arreglaremos enseguida! —decía el empleado viendo que la atracción se había detenido. 

Uraraka y Bakugou habían quedado en unos de los más altos, pero casi bajando a la vuelta, hasta que no se movió más.