2. Corazón de espada

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Kenshin Himura llegó a la sencilla casa con los últimos rayos del sol. Tocó la puerta corrediza por tres veces hasta que esta fue abierta por la joven de cabello castaño cobrizo y ojos amatista rodeados por largas pestañas negras.

—Así que en verdad viniste —fue el saludo que le dio al hombre pelirrojo de ojos violeta mientras arqueaba una ceja.

—Hola, Nozomi-nee-chan —dijo Kenshin con una sonrisa dulce plasmada en su rostro de rasgos finos—. Ha pasado mucho tiempo.

—Muchísimo, más de diez años —Nozomi abrió completamente la puerta y, con un gesto de su refinada mano, le indicó que pasara al interior de la casa—. ¿Qué te trae por aquí, onii-san?

Kenshin entró y tomó asiento sobre el tatami en tanto echaba un vistazo a su alrededor. La casa era pequeña, pero confortable; no lucía especialmente lujosa, pero el decorado era de buen gusto, sobre todo por la buena combinación entre el color de las paredes y las cortinas que cubrían las ventanas.

—¿Vives sola aquí?

—Sí —Nozomi se sentó frente a él—. Mis padres adoptivos me dejaron esta casa como herencia al morir.

Kenshin pudo notar el rescoldo de melancolía que inundó los ojos de su hermana pequeña.

—Lo siento —expresó con honestidad—. ¿Sucedió hace mucho?

—Fue hace tres años. Eran buenas personas —La mirada de Nozomi volvió a encenderse y su rostro mutó su expresión nostálgica por una seria al mirar a los ojos a su hermano—. ¿Por qué estás aquí?

Kenshin se aclaró la garganta y la miró con la misma seriedad; se notaba el parecido entre ellos.

—Quiero que vengas conmigo a Tokyo.

—Eso ya me lo habías adelantado en la carta. Quiero saber el por qué.

—Es una larga historia.

—Yo no tengo prisa.

—Preferiría contártelo cuando lleguemos a Tokyo.

Nozomi frunció el ceño.

—No iré a ninguna parte si no me dices de qué va todo esto.

Kenshin dejó escapar un suspiro de resignación. Su hermana podía ser realmente testaruda.

—Bien —accedió—. Se trata de mi cuñado, el hermano menor de mi difunta esposa.

—¡¿El hermano de Tomoe-dono?! —Los ojos de Nozomi se abrieron de par en par—. ¡Creí que había desaparecido tras la batalla de Toba Fushimi!

—Ha estado viviendo en Shanghái —La mirada de Kenshin parecía perdida en un punto indefinible mientras rememoraba las penurias sufridas por Enishi; este se las había relatado brevemente durante su encuentro en el puente de Shinonome—. Volvió para vengar la muerte de su hermana.

—¡¿Qué?! ¡No puede ser! ¡La muerte de Tomoe-dono fue un trágico accidente!

Nozomi no pudo evitar manifestar su desconcierto. Ella no había visto a Tomoe más que una vez; pero sabía que su hermano la quería, ¡y que ella lo amaba al punto de entrometerse en una pelea desventajosa para él, salvándole la vida a cambio de la suya!

—Enishi no lo ve así. Era un niño pequeño, que solo supo que perdió a su amada hermana a manos de Hitokiri Battōsai.

—Entiendo sus sentimientos.

—Pero te amenazó, nee-chan —Los ojos de Nozomi volvieron a reflejar sorpresa—. Me dijo claramente que su propósito es hacerte daño, para hacerme sentir lo mismo que él sintió cuando perdió a su hermana.

Esperanza escrita con lágrimas de sangre y pasión [Rurouni Kenshin Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora