11. El café de la Cuarta Avenida

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Lo primero que vio Hei-shin al recuperarse del inesperado ataque de Nozomi -lo cual le tomó un buen rato -, fue a Kaoru irrumpiendo en la terraza y contemplando con notorio sobresalto a su compañera de encierro, quien parecía dormitar entre los brazos de Enishi.

-¡¿Enishi, qué le hiciste a Nozomi-san?! -chilló la kendoka, yendo a pasos rápidos hacia ellos.

-No hice nada -rebatió el joven, frunciendo el ceño-. Ella solo está borracha.

-¡Anjá! -Kaoru le dirigió una mirada acusatoria, colocó los nudillos sobre sus caderas-. Conque la emborrachaste, ¿eh?

-Hey, hey -Enishi comenzó a sentirse molesto-, que ella se emborrachó solita, ¿bien?

-¡Pero si hasta tiene el vestido abierto! -El índice de la insistente muchacha señaló la parte visible de la espalda de Nozomi, quien se había colocado de lado dejando a la vista los botones desabrochados-. ¡¿Qué pretendías hacerle a la pobre?!

-¡Nada! -Enishi alzó la voz con disgusto, ni siquiera había reparado en ese detalle-. ¡Ella fue la que se desabotonó el vestido! ¡Uff! -Suspiró, tratando de calmarse-. Lo mejor será que la lleve a su habitación.

-Bien, pero te estaré vigilando.

Kaoru lo miró de manera reprobatoria mientras él tomaba a Nozomi de las piernas con un brazo y con el otro la aseguraba por la espalda. Así la llevó a la habitación, seguido muy de cerca por Kaoru, cuya mirada se había ido suavizando a medida que observaba las acciones cuidadosas de Enishi para con la joven dormida. La jovencita de cabellos negros abrió la puerta de la estancia para que el muchacho pudiese entrar sin dificultad y depositar a Nozomi sobre el cómodo lecho para que reposara; Kaoru decidió no entrar.

Cuando Enishi hubo dejado a Nozomi sobre la cama, ella abrió los ojos durante unos momentos y aferró una de sus manos a la manga de la camisa del joven.

-Quédate conmigo -murmuró la chica con voz soñolienta.

-No me tientes -masculló él, deshaciéndose sin dificultad del flojo agarre de la muchacha.

De verdad sentía el aguijonazo de la tentación apoderándose de su cuerpo, que incluso comenzó a reaccionar de manera primitiva y masculina, más aún al ver esa espalda femenina casi descubierta; pero no debía de ceder a ese deseo pecaminoso que lo poseía, no sin el consentimiento pleno de ella. No quería aprovecharse de un momento de debilidad, sino disfrutarla y hacerla disfrutar en toda su plenitud. Se percató de que ella había vuelto a sumirse en el letargo de la embriaguez y decidió salir de allí. Como tantas otras veces, aliviaría su imperiosa necesidad él mismo. Atravesó la puerta sin mirar siquiera a Kaoru, que continuaba en ese lugar.

-Oye -escuchó que ella le hablaba en tanto él le daba la espalda y se adentraba en el ancho pasillo que llevaba a su propia habitación. Se detuvo por puro reflejo-. ¿Sabes? A pesar de lo que pueda parecer, eres muy amable con Nozomi-san.

Enishi volteó un poco el rostro para mirarla, esbozando una sonrisa sardónica.

-Pero no se lo digas a nadie. Tengo una mala reputación que mantener.
Y, sin esperar respuesta, se encaminó en busca de ese alivio que se procuraría una vez a solas.

****

Al día siguiente

Nozomi se despertó con un horrible dolor de cabeza, al punto de que hasta pensar se volvía un martirio demasiado severo para ella. Nunca antes había caído en un estado de embriaguez. Se enorgullecía de ser una buena bebedora, pero debía de admitir que aquel dulce y extraño licor había doblegado su resistencia. De solo imaginar las cosas ridículas que había hecho bajo los efectos del alcohol, Nozomi sintió sus mejillas acaloradas por la vergüenza. Por suerte, nadie habló sobre aquel incidente y, cuando sus malestares se aplacaron un poco, volvió a usar su habitual kimono y le propuso a Kaoru que fuesen a la playa; la brisa marina, sin dudas, le haría bien a ambas jóvenes. Nozomi conocía muy bien el sendero a seguir para llegar a la orilla del mar tras haberlo recorrido tres veces; no obstante, aunque Kaoru anhelaba terminar con el encierro en el que se encontraba desde hacía más de un mes, no dejaba de tener una objeción.

Esperanza escrita con lágrimas de sangre y pasión [Rurouni Kenshin Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora