19. Revelaciones

133 8 0
                                    

-Ha pasado más de una hora desde que Nozomi se fue -indicó Kenshin con preocupación en la mirada, luego observó a Saito de manera recriminatoria-. No debiste impulsarla hacer eso.

-Fue su decisión -Saito se encogió de hombros y botó un poco de humo con actitud relajada-. Además, algún día tendría que encarar a Enishi Yukishiro.

-Es cierto, pero no por eso me preocupa menos -dijo el pelirrojo, encaminándose hacia la puerta con el rostro muy serio-. Nozomi podría salir lastimada, voy a buscarla; Misao-dono me dio la dirección de la casa de Enishi y pediré a los demás que me acompañen, pues son sus amigos. Seguramente, mi hermana estará peleándose con él.

Los cuerpos, cubiertos solo por el sudor, permanecieron quietos durante unos segundos para poder recuperar fuerzas, respirando agitadamente. Enishi contempló durante unos minutos el hermoso rostro de Nozomi, ahora enrojecido, pero con una expresión de placentera relajación. Él le había hecho el amor de una forma bastante brusca, posesiva, haciéndola sentirse toda suya.

-Te adoro tanto, mi pequeña flor de crisantemo -le susurró Enishi, inclinándose sobre el oído de ella. Luego, recostó su cabeza sobre los blandos pechos de la joven; mas se alarmó al sentir una agitación diferente en ella y, al levantar la cabeza para verla a la cara, comprobó que unas lágrimas surcaban ese bello rostro-. ¡¿Qué te sucede, Nozomi?!

Sin perder tiempo, besó sus lágrimas con ternura. Temió haberla dañado con su rudeza, pues ella se negó a encontrar su mirada con la de él.

-Dijiste que yo era incapaz de satisfacer a un hombre -musitó Nozomi con expresión de haber sido herida en sus sentimientos.

-Eso era tan falso como lo que tú me dijiste a mí -Enishi la besó con ansias, arrepintiéndose de haber llegado a esos extremos-. ¿No te das cuenta de que me moría por poseerte? Ninguna mujer me ha enloquecido tanto en la cama como lo haces tú.

-¿Y si te dijera que ya fui de otro? -Nozomi se sonrojó, pero necesitaba ponerlo a prueba.

-Eso no importa ahora -Sí, se lo resintió en su orgullo de hombre; empero, si conseguía retenerla entre sus brazos, no le interesaba nada más-. Fuiste mía primero y nada podrá cambiar ese hecho -Hizo un silencio dubitativo, optando al final por salir de sus dudas-. ¿Has... estado con otro?

-No. Estuve a punto de hacerlo, pero Kenshin me detuvo. ¿Y tú?

Esas confesiones la avergonzaban y, a la vez, le dolía pensar que la respuesta de Enishi fuese positiva. A él, por su parte, le causó alivio e intriga la notoria sinceridad de ella. ¿No decía ese certificada que se había casado con Hiroshi Watanabe?

-Nada. ¿Por qué crees que te tomé con tantas ganas?

-Entonces... ¿Y la francesa?

-Te dije que Jeannette es solo una amiga. ¿Qué hay de ti? Supe que te habías casado.

-¿Casado? Yo no me he casado.

Ambos se miraron a los ojos con la confusión plasmada en los rostros. Enishi arrugó el ceño y Nozomi frunció los labios.

-¡¿Qué demonios está pasando aquí?! -gruñó la joven.

-Recibí un documento legítimo certificando tu matrimonio -explicó Enishi para sorpresa de la chica-. Pero, luego nos ocuparemos de eso. Ahora abre las piernas.

Su tono sensual incitó a Nozomi a obedecerlo. Él le besó los pechos con claras intenciones y la joven lo sintió recuperar una poderosa erección que golpeaba su pubis. Una idea nostálgica asaltó a la chica, llevándola a recordar el día en que perdió a su bebé.

Esperanza escrita con lágrimas de sangre y pasión [Rurouni Kenshin Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora