8. Un tercio de puros sentimientos

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Enishi se encontraba sentado en su mecedora frente a una mesa de centro sobre la cual había una botella de vino–, contemplando el mar desde la amplia terraza. En ese momento, el aroma a crisantemo inundó su sentido olfativo y supo que ella estaba ahí, justo detrás de él.

—¿Qué quieres, Nozomi? —Volteó a verla con cierta desgana, desde el día del beso ella no había hecho más que esquivarlo con cuidado—. ¿Qué haces aquí?

—Solo vine a decirte que te odio —espetó la joven con gran desprecio en su mirada. Enishi abrió desmesuradamente los ojos—. Te lo preguntabas, ¿verdad? —Sonrió de modo torcido—. ¡Te odio y nunca te perdonaré! —gritó con el rostro decompuesto por una expresión de furia que él nunca le había visto—. Jamás podré amarte, Enishi Yukishiro. Jamás. Solo me provocas asco —Compuso una mueca de repulsión—. Estás solo, Enishi, completamente solo —Comenzó a reír como una demente—. ¡Porque Tomoe nunca te volverá a sonreír!

Eso fue demasiado para Enishi. Cegado por la ira, se levantó tirando la mecedora en el proceso y se lanzó sobre ella. Las risas burlonas de Nozomi se cortaron de golpe cuando él la tomó por el cuello con tanta fuerza, que acabó por resbalar de entre sus dedos, de modo que cayó al suelo y se pegó en la cabeza con la baranda de la terraza. Yacía completamente inmóvil, con los ojos cerrados de manera anormalmente rígida. La sangre empezó a brotar a borbotones de entre sus cabellos castaños cobrizos, manchando los elegantes zapatos de Enishi

—Nozomi... —Enishi se quedó petrificado, como si estuviera contemplando una imagen grotesca e irreal, y tal vez así era—. Noz...

Otro aroma le llegó de repente, de nuevo a sus espaldas. Esta vez, lo identificó como el perfume del ciruelo blanco. Giró sobre sus talones por instinto, demasiado perturbado como para actuar guiado por su raciocinio. Y allí, de pie frente a él, se encontró con su hermana... que traía la herida ocasionada por Battōsai –un profundo corte transversal que había abierto su carne de lado a lado rebosante de sangre fresca, como si se la hubieran hecho en aquel momento. No solo no sonreía, sino que incluso había lágrimas en sus ojos negros. Y la nieve comenzó a caer a su alrededor en forma de pequeños copos.

Esperanza escrita con lágrimas de sangre y pasión [Rurouni Kenshin Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora