6. Pecas

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—¡No es así, Kaoru-san!

—¡Ah, esto es difícil, Nozomi-san!

La muchacha de ojos amatista lanzó un suspiro exasperado viendo a Kaoru luchar por mezclar correctamente los ingredientes que llevaba la sopa de miso. Luego de pasar dos semanas encerradas allí, ambas estaban aburridas y Nozomi le propuso darle lecciones de cocina para escapar del tedio y, de paso, hacer algo útil. Pero no estaba resultando ser una decisión muy acertada, pues la cocina parecía querer emular a un campo de batalla por el desastre que la kendoka había ocasionado con sus fallidos intentos culinarios. Lo peor era que, a medida que transcurrían las horas, el humor de las dos chicas se iba agriando cada vez más. Kaoru se encontraba más sudada que cuando hacía sus prácticas de kendo, agotada y hambrienta. Nozomi manifestaba un mal genio de los mil demonios, tenía la boca seca por dar tantas indicaciones y estaba cansada.

Todo el ruido que hacían atrajo la atención de Enishi, quien intentaba leer en la biblioteca; pero se desconcentró demasiado de su lectura por culpa del barullo y fue a investigar su origen, solo para encontrarse con que su cara y elegante cocina occidental estaba como si hubieran pasado por allí una manada de búfalos salvajes.

—¡¿Qué demonios es todo este desastre?! —vociferó, arrugando el entrecejo.

—Solo enseño a Kaoru-san a cocinar —contestó Nozomi de manera parsimoniosa, yendo de un lado al otro de la desvencijada cocina con las especies de la sopa para dárselos a Kaoru—. Estamos obligadas a permanecer aquí, así que empleamos el tiempo en algo productivo.

—¡¿Y era necesario destruir mi cocina para eso?! —Enishi intentó no ensuciarse los zapatos con las sustancias sospechosas que se encontraban esparcidas por todo el suelo—. ¡Ver esto es desesperante!

—Tranquilo, recogeremos todo cuando acabemos —Nozomi giró el rostro para verlo un momento con una sonrisa. Luego, se llevó los nudillos a la frente y suspiró en un gesto de exagerado cansancio—. Pero ahora no, estamos muy cansadas.

—¡Más les vale! ¡No podemos vivir en este desorden!

—Uy, qué miedo.

—¿Esto es alguna clase de venganza contra mí?

—No, claro que no. Yo no guardo rencor... —Ella dejó escapar esa risilla burlona que tanto le atraía, por más que no quisiera reconocerlo, o bien no se percatase de ello—. Pero tengo buena memoria.

Enishi se fue de allí refunfuñando, sumamente molesto por lo que habían provocado esas dos. Él siempre había sido un hombre muy metódico y organizado; no entendía cómo era capaz de tolerar la insolencia de esas dos mujercitas, en especial la de la hermana de Battōsai, pero intuyó que no resultaría en nada bueno si pensaba mucho en aquello.

Mientras, Kaoru había encontrado el punto de sal exacto para el caldo de pescado.

****

Tres días después

Por más que lo pensaba, Nozomi no encontraba un método que les permitiese escapar de allí. Tal vez atacar a Enishi no hubiera sido tan mala idea de haberlo hecho en unión a Kaoru mientras él se hallaba herido; pero, ahora que se encontraba totalmente recuperado, eso era impensable. Por lo que le había revelado Kaoru, Enishi no solo era el líder de la mafia de Shanghái –la más peligrosa y poderosa de todo el continente asiático–, sino también un hábil luchador, capaz de poner en aprietos a su hermano, e incluso superar el principio secreto del Hiten Mitsurugi-ryū, el Amakakeru Ryuu No Hirameki.

Aún así, Nozomi sentía la necesidad de confrontarlo y acabar con la incertidumbre que la carcomía. Enishi había prometido devolverlas a la capital, pero... ¿Cuándo lo haría? Quería una respuesta.

Esperanza escrita con lágrimas de sangre y pasión [Rurouni Kenshin Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora