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—Papi, ¿me ayudas con mi tarea?— desde el comedor Heemin pidió a Seokmin que salía de la cocina sosteniendo a Sunmi.

—Claro que si, princesa— aceptó sentándose al lado de la pequeña de 7 años—. Dime, ¿qué tienes que hacer?

—Tengo que realizar un cuento de mínimo 3 hojas en donde tenga que relatar y adaptar algún tema de interés basado en mi experiencia personal.

—Bien y, ¿sobre qué experiencia personal te interesaría hablar? ¿Alguna reflexiva? O ¿dramática?

—Cada historia tiene un principio y yo quiero poner el principio de tu historia con papi Jun.

Seokmin pensó muy bien las palabras de su hija grande mientras limpiaba la saliva que escurría de la boca de su hija de 9 meses—. ¿Algo así sobre cómo conocí a tu padre?

—Si— asintió enérgicamente—. Así quiero que comience mi cuento.

—Bien, Jun y yo nos conocimos en la universidad— nostálgico comenzó con su relato—. Fue muy rápido, Jun me miró y enseguida se enamoró de mi que incluso me seguía a cualquier lado insistiendo en que tengamos una cita hasta que acepte y tiempo después nos hicimos novios.

—Eso nunca pasó— dijo Jun saliendo de la cocina sosteniendo un bowl repleto de sandía y con Heeseok detrás suya—. Tu padre y yo si nos conocimos en la universidad, eso si paso, pero lo demás es incorrecto.

—Entonces, ¿qué más paso, papi?

—Un día yo estaba en la cafetería de la universidad, iba tarde a clases que al momento de salir presuroso de la cafetería, choque con tu padre y le derrame mi café por todo el cuerpo.

...

—Quema, quema— Seokmin murmuró tratando de permanecer tranquilo aunque sentía su cuerpo arder por el líquido caliente que yacía en partes de su piel y ropas.

—Lo siento mucho, en verdad— se reverencio sintiéndose apenado—. Perdón, déjame arreglarlo.

Jun lo tomó de la mano y se dirigieron al baño más cercano. Seokmin se dejó llevar hipnotizado por el bello joven, olvidando que estaba repleto de café.

Jun lavaba las ropas de Seokmin rogando a porque se quitara esa, terrible, mancha café hasta que dio con un pequeño detalle.

—Tu reloj...— murmuró viendo al objeto que no se movía y luego a los ojos del pelinegro que lo veía con una sonrisa.

Sin embargo al escuchar lo último dicho por Jun, parpadeo esperando por lo peor. Bajó la vista a sus prendas, éstas se hallaban mojadas desprendiendo un leve olor a café. Luego miró su preciado reloj que no se movía.

—¿Funciona?

—No, no funciona— decaído afirmó.

—Yo, en serio lo siento mucho— dijo tratando de encontrar una solución—. Te conseguiré otro.

—No los venden más, son antiguos. Este pertenecía a mi abuelo cuando aún ejercía su carrera y al enterarse que estudiaría medicina no dudó en regalarmelo. 

Inconforme cuestionó—. ¿Cómo puedo arreglarlo?

—Ten una cita conmigo.

—Eso, ¿en qué ayudará?

—Ayudará en sanar a mi triste corazón por la perdida de mi más preciado objeto.

...

—Después de eso acepté porque me sentía aún devastado por haber arruinado algo ajeno.

—Que bella historia— mencionó Seokmin secándose la pequeña lágrima que resbaló por su mejilla.

—Muy linda— añadió Heemin risueña—. Y, ¿qué pasó con el reloj?

—Cuando cumplimos dos años de casados, le regalé el mismo reloj que le destrui. Fue difícil de buscar pero once años después lo encontré.

—¿Porqué te importaba tanto ese reloj, papi?— cuestionó Heeseok con la boca llena.

—Porque tiene un osito que sonríe cada vez que pasa una hora— respondió sonriente mostrándole aquel reloj que funcionaba a la perfección después de siete años—. Y también porque era un recuerdo que me dejó mi abuelo antes de morir. Además es un buen reloj, a sufrido tantas cosas como cuando tú eras pequeña siempre lo llenabas de saliva— recordó tocando la punta de la nariz de Heemin con su dedo.

Heemin sonrió muy feliz, catalogaba a sus padres como los mejores y aseguraba que su cuento sería el mejor de la clase.

👶🏻

—Mi familia— anunció Heemin con una sonrisa a través del micrófono. Era su turno en contarle a todos los demás presentes, compañeros y padres de familia sobre su pequeña historia—. Había una vez un apuesto joven llamado Jun; la vida para él no era fácil mucho menos si estudiaba la licenciatura en derecho. Un día al salir de la cafetería de la universidad, se topó con otro apuesto joven de nombre Seokmin, derramando encima de él, el café que recién compraba. De inmediato Jun se sintió apenado e intentó remediar su accidente a Seokmin quien sin dudarlo se enamoró al instante de Jun. Mientras estaban en el sanitario arreglando las prendas del afectado, éste no dejó pasar aquella oportunidad. Estando ambos en un pequeño baño, se atrevió a pedirle una cita, mediante chantaje. Jun aceptó porque se sentía angustiado, sin embargo el también cayó profundamente enamorado del chantajista. Los años pasaron, se hicieron una pareja y ambos contrajeron matrimonio, hasta que, a duras penas, tuvieron a dos bellos mellizos. Min y Seok, unos pequeños niños lindos y brillantes que recibieron amor en todo momento. La mejor parte que Min recuerda, fue pedir un hermanito y aunque tomo mucho tiempo su deseo fue concedido y con eso la alegría dentro de ella crece cada día más y más, todo por tener a la familia perfecta, ¿Fin? En esta historia no, aún falta mucho por vivir.

Los aplausos se escucharon por todo el pequeño teatro cuando Heemin se reverencio; al enderarse sonrió al ver a sus padres en las primeras filas. Jun tenía en brazos a su pequeña hija aplaudiendo con dificultad y a su lado se hallaba Seokmin quien tenía en manos una cámara, llorando a su vez por la historia que su pequeña hija contó.




━Hijos♡SeokHuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora