Capítulo 3.

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Capítulo 3.

Con el tronar de sus dedos, Blackhat, cerró la enorme puerta de su oficina, junto a las pesadas cortinas. Una vela solitaria se prendió en la oscuridad del cuarto, era tan pequeña que su luz apenas era suficiente para poder ver más allá de su círculo iluminado. Las sombras le rodeaban, le acechaban y se burlaban de él.

El azote de la puerta junto al sonido de las cerraduras viejas cerrándose marcaron el inicio del terror, había empezado su castigo.

Probablemente solo llevaba en ese lugar un par de horas, pero él sentía que había estado ahí por semanas. Lo único que le acompañaba era la pequeña vela en la esquina de la habitación, vela que ya estaba a punto de consumirse y la escalofriante carcajada de su jefe cada que empezaba a ganarle el cansancio. Temblaba pegado al escritorio, el único lugar donde era capaz de apoyarse, cercano a la luz que parpadea en ese abismo oscuro. El frío que había en el cuarto, el miedo que sentía, lo débil que estaba por tantos golpes y maltrato, todo eso lo dejaba indefenso, débil ante la amenaza.

Era un simple pedazo de carne débil e inútil. Sentía que ya no valía nada, solo quería cerrar los ojos y dormir unos minutos, pero cada que lo intentaba unas garras lo atacaban por la espalda, dejaban heridas que se pudren al tacto. Una carcajada u algún golpe le impedían pensar. Pasaron horas en las que su jefe se reía de él.

*

Lo único que el demonio hacía, era apagar las luces, hacer que hiciera un frío infernal en la habitación y golpear de vez en cuando al joven humano, lo demás era producto de la imaginación del científico.

La primera vez que lo torturó, sí que lo golpeó en serio, no recuerda cuántas partes rompió o cuánta sangre fue derramada, pero le salió caro. Flug entró en un trance del que no era capaz de salir, si en el pasado ya le salían medio raros sus inventos, en ese momento no era capaz ni de armar un circuito. No aparecieron nuevos artefactos en su catálogo y por más que le insultó, regaño y grito e incluso volvió a castigar, no funcionó, solo hubo más trance y lágrimas derramadas en silencio bajo la bolsa que él mismo había solicitado mantener puesta. No hubo más remedio que en secreto curar las heridas, no todas, pero sí las suficientes para que volviera a funcionar, también fue necesario sellar algunas memorias para que la mente de Fug no colapsara.

Se las ingenió para hacer los siguientes castigos menos letales, pero igual de divertidos. Sabía perfectamente que el científico le tenía un pavor enorme a su persona y más cuando estaba enojado, sabía que el científico no había tenido una mínima muestra de atención o alguna pequeña felicitación de parte de los que lo engendraron, sabía que lo que más deseaba era que alguien se sintiera orgulloso de él. "Pobre idiota" fue su pensar cuando investigo sobre su pasado.

Uso sus deseos en su contra, usó sus sueños para torturarlo hasta el punto que ya no había sueños. Ahora los castigos eran largos, en la oscuridad de su oficina, en la oscuridad de su alma, fue un movimiento inteligente, porque ni siquiera alguien como Flug era capaz de escapar de su mente.

"Bello rostro"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora