Tiempos de calma

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El tiempo pasa, algunas cosas cambian, otras permanecen igual, bueno, eso es algo que todos sabemos, pero por algún motivo nunca le prestamos la atención necesaria a esos detalles, y ahora que lo pienso, tal vez debería apreciarlos más, pero ahora mismo, en la situación en la que me encuentro no quiero pensar demasiado en esas cosas.

Hace un par de días, las chicas decidieron que lo mejor sería que todas nos tomaramos un pequeño descanso de dos semanas, así tendríamos un momento de descanso y podríamos pasar algo de tiempo juntas, aunque el motivo principal es que hace un mes, se había dado el juicio contra la asistente de kotori, las cosas se descontrolaron bastante ya que se presentaron problemas con las cámaras de seguridad, pero afortunadamente logramos solucionarlo y al final la mujer terminó tras las rejas, pero eso no significa que no hayan quedado algunas secuelas, así que decidimos que lo mejor sería tener un momento de relajación.

Kotori: umi-chan, ¿En qué piensas? -dijo en un susurro mientras dejaba pequeños besos en mi cuello- no me digas que otra vez te pusiste filósofa durante el sexo.

Umi: bueno...más o menos.

Kotori: no te lo tomes a mal, pero es extraño que pienses en ese tipo de cosas cuando estás a punto de unir nuestras vaginas.

Umi: ¡kotori! ¡No digas ese tipo de cosas, es indecente!

Kotori: extrañaba esa frase -lentamente se incorporó debajo de mi cuerpo, uniendo sus labios con los míos en un beso cargado de pasión, este duro varios segundos hasta que decidí separarme un poco-.

Umi: ¿enserio? Bueno, tal vez piense en usarla más seguido -dije para luego acariciar y pellizcar aquellos senos con mis dos manos.

Kotori: mmm...¡Umi-chan!

Umi: ¿se siente bien?

Kotori: s-si, me encanta.

Umi: bien, pero deberías bajar la voz, no querrás que las chicas nos escuchen.

Ella solamente asintió, yo decidí continuar con mis caricias, bajando lentamente mi mano derecha hasta llegar a su mojado centro, sin darme cuenta una sonrisa se formó en mi rostro. Casi inmediatamente comencé a masturbarla, introduciendo rápidamente mis dedos en su intimidad, moviendolos de adentro a afuera una y otra vez de manera frenética, noté como cerraba los ojos con fuerza mientras se aferraba cada vez más a mi espalda, intentando callar sus gemidos.

Umi: eres hermosa ¿lo sabías?

Kotori: me...me lo dices ¡ah! t-todo el tiempo.

Umi: jamás me cansaré de hacerlo -dije mirándola fijamente a los ojos, finalmente saque lentamente mis dedos de su interior para unir su vagina con la mía-.

Ambas movíamos nuestras caderas con gran agilidad, disfrutando de todas las sensaciones que provocaba la unión de nuestros sexos, cada vez haciendo más rápidos nuestros movimientos, era casi imposible para ambas callar nuestros gemidos, el placer era demasiado intenso tanto para mí como para kotori, podía apreciarlo es su rostro sonrojado y en la forma en la que apretaba sus labios, el simple hecho de ver su rostro de esa manera me exitaba bastante, tanto que no pude evitar en hacer más rápidas y fuertes mis embestidas, mientras besaba, chupaba y lamía tanto su cuello como sus pezones, unos minutos después, tuvimos el tan esperado orgasmo, el grito que estuvimos a punto de dar fue callado por los labios de la otra.

Enseguida me tumbé a su lado, jadeando de manera incontrolable, kotori igual, nos miramos a los ojos aún jadeando, sin embargo me fijé en como una pequeña sonrisa se formaba es su rostro, la miré algo confundida y sin darme cuenta mis labios ya habían sido atrapados por aquella preciosa mujer de ojos color ámbar.

¿¡EN QUE LÍO ME METÍ!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora