Prólogo

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Lan WangJi

"Hasta que la muerte los separe"

Que oración más fuerte, llena de peso y decisión.

Siempre creyó que las palabras eran el arma humana más devastadora que hay en la Tierra, y él no era muy comunicativo con ellas.

Se supone que hoy era el día más importante de su vida, y entonces ¿Por qué no lo sentía de ese modo?

Vagamente evadió el rostro de la que seria su esposa, para poder ver a su alrededor: su tío se encontraba satisfecho, él fue el precursor de esta unión, su hermano ofreciendo una sonrisa falsa todo el tiempo, al lado de esa persona que lo mantiene cautivo del mundo, y su padre: junto con su "madre", serio como siempre y ella llena de amargura y felicidad fingida.

La vida estaba llena de rigidez y apariencias, y hoy, él se uniría a ese grupo de personas llenos de pensamientos superficiales y deseando más de todo.

Se preguntaba ¿Cómo se encuentra su madre? Hace tanto tiempo que la "madre actual", le prohibió ir a verla, siente que esta bien que ella no estuviese con él, en el que se supone es: el mejor día de su vida.

Aún de ese modo, anhelaba verla. No comprendía aquel sacrificio, tal vez era un castigo, no lo sabía.

Recuerda alguna de sus palabras, esas que siempre guardaba en su corazón: "Si vas a amar a alguien, ama con intensidad mi amor, ama con todo lo que tengas".

Aquellas palabras no aplicaban a esa mujer que le colocaba el anillo en su dedo anular, ni la conocía, sabía que era hija de uno de los "amigos" de su Tío QiRen, una excelente médico cirujano, y que tenía tres hermanos más.

Igual todo aquello no tenía importancia, aprendió desde muy pequeño que eso era lo que hacían las personas de sociedad, casarse sin amor y destruir sus propios sueños.

—Los declaró marido — lo señalo el juez — y mujer — y ahora a ella — puede besar a la novia.

¿Besar?

"Los besos se dan por amor, no los des tan fácilmente. Besa a quien amas hijo mío".

Soltó un suspiro, y beso la frente de su ahora esposa.

La fiesta estaba llena de gente que no conocía, de personas que lo saludaban, y el solo asentía.

Ella no soltó nunca su brazo, aferrándose a la mentira que ahora sería sus vidas.

—Es una bella noche ¿No crees? — intento hacer platica.

—Mmh — la conversación murió en ese punto.

—WangJi —ese era su tío — ve a bailar con la señorita Wen, perdón ahora Lan.

Que cansado era todo eso, su vida no era su vida.

Le tendió su mano y ella la tomo.

No sintió nada, entendía que no podía amar a alguien que apenas conocía.

—Felicidades, Lan WangJi — oh a este señor si conocía, era un amigo de su padre — deseo de todo corazón que seas feliz con la señorita Wen Qing.

—Gracias señor Jiang, es una alegría que se encuentre aquí con nosotros — hizo una reverencia — usted también Madame Yu.

—Gracias — contesto la ilustre señora.

Su esposa, en silencio como siempre.

—Es una muy hermosa fiesta — sonrió el señor Jiang — busco a tú hermano ¿Sabes en qué lugar se encuentra?

Negó.

—Bien, lo buscaré. Disfruten de su noche.

-n-

Wen Qing y él se dirigían a su ahora habitación, sentía nervios y miedo, porque no quería tocarla. No se le hacia atractiva, ni nada.

—WangJi — su hermano lo detuvo.

Volteo y le hizo frente — ¿Sucede algo?

—Si, es importante. Es de la empresa, te necesito unos minutos.

Miró a su esposa y le indico que se fuera, él iría a verla después.

—¿Qué pasa?

—Jiang FengMian acaba de heredar a su hijo mayor su empresa, y él quiere cambiar a los socios de un modo radical.

—Nosotros somos socios — le dijo con obviedad — eso quiere decir que romperá los tratos con nosotros.

—No puede, solo le dará los mejores a los nuevos accionistas. Será mañana en una cena que lo anunciará, somos invitados, tal vez podemos extender un dialogó con él y firmas un mejor contrato.

—Entonces partiremos mañana — su hermano negó.

—Se que es tú noche de bodas, pero la recepción será en una isla en el Yunmeng, tendríamos que partir ahorita y con trabajo, llegaríamos a tiempo.

—Puedes ir sin mí.

—Ambos somos los herederos de la empresa, si firmamos un contrato, tú firma tiene que estar en aquel documento — guardo silenció — y se que quieres una excusa para irte.

Miró en dirección a su hogar.

—Haré mi equipaje.

—Nos vemos en 30 minutos en el auto.

-n-

—¿Te vas? — pregunto la bella dama, quien ya se había cambiado.

—Es una emergencia — no la miró.

—Te irás en nuestra noche de boda — no había sonado como un reclamo.

—Es importante — fue todo lo que dijo mientras componía su equipaje — esta será tu habitación, la mía será la de al lado, mis cosas las mandaré a cambiar más tarde.

—¿Qué sucede? — ahora si era un reclamo —acaso ¿Soy repugnante para ti?

—Tengo que irme.

Y cerro la puerta.

Vio a su hermano en el auto, y no dudo.

—¿Listo?

Solo asintió.

Lo que no sabía, es que ese viaje le cambiaria la vida, a ambos hermanos. 

ɪɴꜰɪᴇʟ (ᴡᴀɴɢxɪᴀɴ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora