ɪɴꜰɪᴇʟ (ᴡᴀɴɢxɪᴀɴ)

Capítulo 18

Lan QiRen

—Te prometo un para siempre — había pasado dos años de nuestro primer encuentro, y no podíamos dejar de vernos. Hoy me encontraba acostado sobre su pecho, relajadamente, cuando soltó aquella frase.

—No lo hagas, no sabemos como puede acabar esto — me levanté — mi padre y él tuyo no lo aceptarían.

—Podemos irnos — ofreció.

—Tú serás el próximo líder de la empresa de tu familia, y yo debo ayudar a mi hermano — no podía dejarle tampoco.

—Tú hermano va a casarse pronto — me recordó — no estará solo, JiaLi es una buena mujer.

—Cuando mi padre se enteré de que ella no es alguien con renombre familiar, no lo permitirá — me sentía agotado por las decisiones de mi hermano.

—Igual lo seguirás ayudando para ocultar la verdad — beso mi hombro desnudo.

—¿Qué más me queda? Él nos ayuda a nosotros.

—¿Qué haremos QiRen? Ya no quiero ocultar que te amo — beso mi sien.

—Pensaré en algo — besé sus labios — lo prometo.

-n-

La vida nos enseña a que no debemos dejar las cosas para el día siguiente.

—Quiero saber Lan QiRen — mi padre hablaba con mucha molestia — ¿Qué significa esto?

Arrojo un par de fotos, donde RuoHan y yo estábamos besándonos. Entonces lo supo.

—Lo que ves padre — señale lo obvio — lo amo.

—¡No lo permitiré! Mi hijo no es un manga cortada — se acercó a mí — mientras esté con vida, tú y ese muchacho no podrán estar juntos, no permitiré ¡que manchen mi buen apellido!

—Padre — mi hermano iba entrando a la estancia —¿Qué está pasando?

—Manda a que preparen "la sala del castigo" — ordeno mi padre, y de pronto mi cuerpo se llenó de miedo.

—¿Qué piensas hacer? — pregunté temblando — ¡¿qué demonios piensas hacer?!

Sentí la bofetada llegar rápido.

—A mí no me gritas — de pronto sentí que me agarraban de mis extremidades — aprenderás de una u otra manera Lan QiRen.

Iba a ser azotado, no había más opciones.

—Padre, hacer eso es una monstruosidad — mi hermano no podía detenerlo, y yo había aceptado mi destino — QiRen es joven, ya encontraremos una solución.

—Cállate — despreció mi padre cualquier explicación — no dudo que tu supieras las atrocidades de tu hermano, más tarde hablaré contigo.

Fui sentado en una silla, amarrado y amordazado de mi boca, no comprendía nada, se suponía que iban a azotarme, pero mi espalada estaba unida a la silla, solo había una mesa frente a mí, fijada al suelo.

La puerta del cuarto fue abierta, y unas inmensas ganas de gritar me invadieron, los hombres de mi padre traían a RuoHan.

Intenté con todas mis fuerzas soltarme, comprendiendo lo que mi padre planeaba, la impotencia de no poder hacer nada se reflejaba en mis lágrimas.

—Ambos aprenderán — hizo una seña y los hombres ataron a RuoHan en la mesa, él no decía nada, rompieron su camisa, descubriendo su espalda.